Precariedad y explotaci¨®n
En la Espa?a de hoy, la dignidad de muchas personas es vulnerada en m¨²ltiples ocasiones y en diferentes ¨¢mbitos de la vida: familiar, afectivo, educativo, pol¨ªtico, social... Y, de una forma especial, en el universo laboral. Como miembros de la Hermandad Obrera de Acci¨®n Cat¨®lica (HOAC) denunciamos la disminuci¨®n de los derechos laborales, as¨ª como el mantenimiento de situaciones de precariedad e, incluso, de abierta explotaci¨®n.
Por ejemplo, conocemos casos como el de la trabajadora sin papeles que muere en su puesto de trabajo y cuyo cuerpo se manipula y se saca fuera de la f¨¢brica para evitar responsabilidades penales. O el de la empresa que mantiene a toda su plantilla con contratos temporales. O el desgraciadamente habitual del obrero de la construcci¨®n que cae a la zanja, del andamio o por el hueco del ascensor por no disponer de medidas de seguridad.
Callar ante estas y otras muchas situaciones en las que no prevalece la dignidad de la persona por encima de la ley, del dinero y del poder es m¨¢s que una forma de complicidad. Es una traici¨®n a los deberes c¨ªvicos y un pecado que, como ciudadanos y como cristianos, no podemos cometer.
Porque los beneficios de unos cuantos se sustentan en la falta de reconocimiento y de respeto de los derechos de muchos. La persona se supedita a la ganancia y, por lo tanto, a la degradaci¨®n de su propia dignidad.
Desde nuestra fe y nuestra militancia obrera pedimos que la buena marcha de la sociedad no se mida por la beneficios empresariales y los super¨¢vit de las cuentas anuales del Estado, sino por el respeto de la dignidad de las personas. Porque toda persona es sujeto de derechos y deberes. Toda persona es hija de Dios.
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