T¨ªtulo tutelar
Todo es pol¨ªtica en Espa?a, abrumadora pol¨ªtica, vasto paisaje de teor¨ªas y sentires, de identidades y sermones, tanto en la izquierda como en la derecha e incluso en ese centro que no existe. Y como todo es pol¨ªtica, tambi¨¦n lo es el f¨²tbol, claro, y los triunfos y los fracasos en este deporte son met¨¢foras grandes y populares; y algo querr¨¢ decir que el Valencia Club de F¨²tbol haya ganado dos ligas en tres a?os, am¨¦n de otros logros recientes y del gran colof¨®n de la UEFA, que por ah¨ª aguarda. El equipo blanquinegro ya es un grande de Europa, eso parece indiscutible, y lo ha conseguido sin figuras estelares y sin un gran aparato medi¨¢tico. Pero con una gran fe y esperanza; con un bell¨ªsimo instinto rapaz. El Valencia de estos a?os dorados y duros est¨¢ construido de rigor, de esfuerzo, de tensi¨®n. De no bajar la guardia, de no desanimarse nunca; de olvidarse incluso de las peleas internas de su directiva. Y por eso es obligaci¨®n feliz, de aficionados y no aficionados, reconocer el gran trabajo, el talante y el talento, y esa humildad fecunda. Porque las m¨¢s dif¨ªciles gestas deportivas siempre fueron hermosas, siempre alegraron vidas y horas, y el que se sienta ajeno, libremente ajeno, pues ¨¦l se lo pierde. Es c¨®mo la ¨®pera o el jazz: a quien no le gusta, ¨¦l se priva. Democr¨¢ticamente. Este Valencia es un campe¨®n de acero. Y como todo es pol¨ªtica, lo dicho, no es dif¨ªcil ver en la fortaleza del equipo, en su trabajado ¨¦xito, un ejemplo para toda la sociedad. Un amistoso acicate y no s¨®lo el sello de una vertebraci¨®n sentimental que se vive en tantos rincones del mundo. Y viene todo esto a cuento de los grandes asuntos colectivos que afectan a la ciudadan¨ªa. La muy plural sociedad valenciana reclama el AVE que ya gozan Madrid, Andaluc¨ªa, Arag¨®n o Catalu?a; las inversiones de la copa del Am¨¦rica, la soluci¨®n al grave problema del agua y muchas otras cosas. El t¨ªtulo del Valencia y sus cinco a?os de eficacia y de sudor tambi¨¦n favorecen el pago de estas deudas pendientes. Con una sonrisa guerrera de Roberto Fabi¨¢n Ayala.
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