La lucha contra los terrorismos
1. Existe la impresi¨®n de que se est¨¢ fracasando a la hora de combatir el terrorismo internacional que algunos llaman, impropiamente, "islamista". Y es l¨®gico que no se atine con el m¨¦todo eficaz, para hacer frente a esta amenaza, cuando se carece de un an¨¢lisis correcto sobre la naturaleza del fen¨®meno que se tiene delante. La teor¨ªa oficial, por lo menos hasta ahora, es que todos los terrorismos son iguales y que, por lo tanto, lo que procede es unirse todos y declararle la guerra sin cuartel all¨ª donde se manifieste. La segunda tesis es que los terrorismos no tienen razones para existir y, en consecuencia, estamos ante el Mal en estado puro, ante la violencia por la violencia. Ahora bien, el hecho de que el terrorismo -acci¨®n violenta e indiscriminada con el fin de atemorizar a la poblaci¨®n civil- sea siempre condenable no quiere decir que todos sean iguales ni por sus or¨ªgenes, ni por las circunstancias que les rodean, ni por sus objetivos, por muy aberrantes que ¨¦stos nos puedan parecer. Por lo tanto, tampoco los m¨¦todos e instrumentos para combatirlos pueden ser los mismos. De igual suerte, el hecho de que los terroristas no puedan aducir razones o causas que justifiquen remotamente sus actos no quiere decir que aquellos que les manifiestan simpat¨ªa no tengan motivaciones que les induzcan a expresar esa identificaci¨®n.
2. Hay una primera distinci¨®n que es b¨¢sica a la hora de abordar la naturaleza del fen¨®meno terrorista que radica en la diferencia entre violencia con o sin apoyo social. Cuando el terrorismo goza de adhesi¨®n y asistencia en sectores de la sociedad, es m¨¢s dif¨ªcil de combatir que cuando carece de ellos. En este ¨²ltimo supuesto, la acci¨®n represiva de la polic¨ªa suele ser suficiente. Estamos ante lo que se denomina el terrorismo "en seco". Los ejemplos m¨¢s conocidos en Europa fueron los de la Baader Meinhof, las Brigadas Rojas o los GRAPO. Se acab¨® con ellos en un tiempo breve, porque sus acciones no encontraron simpat¨ªa en la poblaci¨®n, sino la repulsa general. No ten¨ªan capacidad de reproducirse y la "charca" se iba secando cada vez m¨¢s a medida que los golpes del Estado ca¨ªan sobre ellos, hasta la sequ¨ªa final. Por el contrario, cuando la violencia tiene apoyos en la sociedad, la lucha es m¨¢s larga y m¨¢s compleja y no conviene simplificar. Los casos m¨¢s conocidos en Europa son los del IRA y ETA. Han durado decenios -y en el caso de ETA, todav¨ªa permanece-, reproduci¨¦ndose a trav¨¦s de sucesivas generaciones de activistas cada vez m¨¢s j¨®venes. En estos casos, la acci¨®n policial es imprescindible, pero tambi¨¦n es determinante la colaboraci¨®n de Francia, por ejemplo; la unidad de las fuerzas democr¨¢ticas, el pacto antiterrorista; la certeza pol¨ªtica de que la democracia espa?ola jam¨¢s ceder¨¢ al chantaje del terror o que todas las propuestas pueden defenderse por m¨¦todos pac¨ªficos. As¨ª, la actual debilidad de ETA -nada de bajar la guardia- no se debe s¨®lo a que muchos de sus activistas hayan sido detenidos, sino a que en su entorno, en su humedal -de ah¨ª lo de terrorismo "h¨²medo"-, cunde la idea de que la violencia no tiene sentido, no conseguir¨¢ nada y les impide participar en un sistema democr¨¢tico en el que llegaron a obtener resultados no desde?ables. En estos casos es decisiva, tambi¨¦n, la acci¨®n pol¨ªtica y cultural, la intervenci¨®n constante de la ciudadan¨ªa que vaya secando el humedal de los apoyos ideol¨®gicos y "sentimentales" de los violentos. En los ¨²ltimos tiempos, los golpes a ETA y su entorno han sido eficaces, pero tengo dudas de que la fuerza del nacionalismo sea menor y que el acercamiento de Euskadi y Espa?a sea mayor. ?sta deber¨¢ ser una de las tareas de los pr¨®ximos a?os.
3. Tanto el IRA como ETA han practicado un terrorismo llam¨¦mosle "nacional", y lo que ahora tenemos ante nosotros, lo que se ha manifestado con toda brutalidad el 11 de septiembre en Nueva York y el 11 de marzo en Madrid, es un fen¨®meno m¨¢s peligroso, pues, adem¨¢s de contar con un apoyo social amplio en diferentes pa¨ªses, es de car¨¢cter multinacional en su composici¨®n humana, financiaci¨®n y redes operativas, aparte de habitar con normalidad en los pa¨ªses donde act¨²an. Por eso es correcto hablar de terrorismo internacional, si bien no podemos negar la evidencia de que sus activistas proceden, sobre todo, de los pa¨ªses ¨¢rabes y no de Am¨¦rica Latina o de Asia. Eso no quiere decir que los ¨¢rabes apoyen el terrorismo, pero s¨ª indica d¨®nde hay que centrar el esfuerzo a la hora de hacer frente a esta amenaza. He afirmado antes que el terrorismo no tiene justificaci¨®n, pero eso no significa que no existan causas o situaciones que le favorezcan y le proporcionen simpat¨ªas, y otras que le perjudiquen y le a¨ªslen. As¨ª, la pol¨ªtica de Bush y otros en Irak es un manantial de terrorismo, de odio hacia los EE UU y sus aliados que va germinando en amplias masas de los pa¨ªses ¨¢rabes, adem¨¢s de acrecentar la resistencia de los iraqu¨ªes a la ocupaci¨®n de su pa¨ªs. Porque lo que est¨¢ sucediendo en Irak no es un fen¨®meno de terrorismo, aunque se produzcan acciones que puedan ser calificadas como tales. Es un hecho de resistencia nacional que se manifiesta de diferentes maneras, como ocurre siempre en estos casos: guerrilla urbana, sabotajes, manifestaciones, insurrecciones locales, etc¨¦tera.
Circunstancia parecida a la que se vive en Palestina. La pol¨ªtica de Sharon, apoyada por la Administraci¨®n de Bush, est¨¢ contribuyendo a incendiar a¨²n m¨¢s la situaci¨®n en Oriente Medio. Ambas pol¨ªticas no justifican el terrorismo, pero qu¨¦ duda cabe que sin la derrota democr¨¢tica de las mismas y una soluci¨®n justa a los problemas de Irak y Palestina, es muy dif¨ªcil combatirlo con eficacia, ya que su apoyo social en el mundo ¨¢rabe tiene en esos dos conflictos su cantera m¨¢s abundante. Por eso, hacer frente al terrorismo internacional exige un tratamiento complejo que consiste en actuar sobre diferentes aspectos del problema y sobre distintos espacios territoriales.
Si coincidimos en que la amenaza es global en sus posibles efectos, el remedio no puede ser nacional, aunque haya que tomar medidas en este plano. Desde un punto de vista estrat¨¦gico, se deber¨ªa propiciar desde Espa?a y la Uni¨®n Europea un gran acuerdo entre la propia Uni¨®n, los pa¨ªses ¨¢rabes, los EE UU e Israel, extensible a Rusia y China, que en el marco de Naciones Unidas supusiese el inicio de soluci¨®n de ambos conflictos y el establecimiento de dos grandespactos, el primero sobre seguridad que comprendiese Oriente Medio y la cuenca del Mediterr¨¢neo, y el segundo, un "plan Marshall" que favoreciese el desarrollo y la democratizaci¨®n de los pa¨ªses concernidos. Si las ingentes sumas que se est¨¢n gastando en las guerras de Irak, Afganist¨¢n o en armar hasta los dientes a Israel se dedicasen al desarrollo de la zona conflictiva, el apoyo social a la violencia disminuir¨ªa exponencialmente y el terror tendr¨ªa m¨¢s dif¨ªcil su reproducci¨®n.
4. El terrorismo no deriva directamente de la miseria, pero con un crecimiento demogr¨¢fico explosivo, las ingentes masas de j¨®venes sin perspectivas, bajo gobiernos m¨¢s o menos autoritarios y corruptos, son presa f¨¢cil de ideolog¨ªas religiosas o civiles fanatizadas que generan, a su vez, el caldo de cultivo propicio para que surjan adeptos a la inmolaci¨®n y el martirio. Si a ello a?adimos una pol¨ªtica prepotente, b¨¢sicamente militar, por parte del mundo occidental, que humilla sin cesar a los pueblos ¨¢rabes, el incendio permanente est¨¢ servido.
Ahora bien, mientras se crea ese ancho cintur¨®n de seguridad y cooperaci¨®n a lo largo de todo el Mediterr¨¢neo, Espa?a y la UE deber¨ªan fortalecer y conjuntar sus capacidades de inteligencia. E inteligencia es, sobre todo, en estas cuestiones, m¨¢s y mejor informaci¨®n, competencia a la hora de procesar y analizar la referida informaci¨®n y creciente dimensi¨®n operativa. Tres condiciones que no se alcanzar¨¢n en las dosis ¨®ptimas si no es por medio de una creciente cooperaci¨®n, por lo menos en el espacio europeo, hasta alcanzar una aut¨¦ntica comunidad de inteligencia. Sin olvidar que es menester dedicar muchos m¨¢s medios a estas tareas y, especialmente, mucha m¨¢s inteligencia sobre todo en los an¨¢lisis y en las pol¨ªticas que deben deducirse de los mismos. La experiencia del 11-M ha mostrado que existen agujeros negros en esta materia, no s¨¦ si en la esfera pol¨ªtica o policial o en ambas, pero lo cierto es que nos cogi¨® bastante desprevenidos o, por lo menos, esa sensaci¨®n se ha dado, lo que ha exigido la creaci¨®n de una comisi¨®n de investigaci¨®n parlamentaria.
En conclusi¨®n, hacer frente al terrorismo internacional no es s¨®lo cuesti¨®n de medidas policiales; supone abordar problemas de fondo, econ¨®micos, pol¨ªticos y culturales en el ¨¢rea de riesgo; resolver en justicia las situaciones de Irak y Palestina, que lo est¨¢n envenenando todo, y crear una comunidad de inteligencia europea capaz de prevenir, en lo posible, las presentes amenazas. La forma como la UE ha tratado los problemas con Ir¨¢n y Libia son un ejemplo de que hay otras v¨ªas para resolver los contenciosos, diferente a las invasiones y los bombardeos. Ayuda inestimable para que esta nueva v¨ªa se abriese camino ser¨ªa, sin duda, que los ciudadanos norteamericanos y de Israel despidiesen con su voto a Bush y Sharon.
Nicol¨¢s Sartorius es vicepresidente ejecutivo de la Fundaci¨®n Alternativa.
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