Tres generaciones

El director y excelente compositor madrile?o Jos¨¦ Ram¨®n Encinar (1954) dio anteayer una magn¨ªfica lecci¨®n: la de que existen posibilidades de un programa ¨ªntegro de m¨²sica espa?ola sin necesidad de recurrir a la media docena de t¨ªtulos y nombres habituales. Por ejemplo, combinar a un Granados romanticista rezagado en una obra poem¨¢tica sobre Dante, pr¨¢cticamente coet¨¢nea de La divina comedia, de Conrado del Campo, con un muy bello Concierto para guitarra del navarro Fernando Remacha (Tudela, 1898-1984) y un estreno de otro madrile?o universalista, Gonzalo de Olavide (1934). Y anticipemos que el p¨²blico acogi¨® la nueva partitura con verdadero entusiasmo, respuesta an¨¢loga a la dispensada a la m¨²sica de Remacha y a la, para muchos, sorpresiva vena rom¨¢ntico-germanista del autor de Goyescas.

De Remacha (formado en Madrid con Del Campo y en Italia con Malipiero) revisamos el Concierto dedicado a Sainz de la Maza -la guitarra del 27- en una interpretaci¨®n estupenda de Jos¨¦ Mar¨ªa Gallardo del Rey (Sevilla, 1961). En un momento triunfante de la guitarra como instrumento concertado -Rodrigo, Ponce, Villalobos, Castelnuovo-, Remacha supo seguir su camino con sensibilidad, talento, maestr¨ªa, naturalidad y sin manierismo nacionalista en una invenci¨®n, espa?ola por el car¨¢cter y capaz de confirmar, una vez m¨¢s, que este creador puntero del "grupo de Madrid" era un caso aparte que se impone por s¨ª mismo, como subraya en su agudo trabajo Pachi Larra?aga.

El tesonero y estupendo maestro, avanzado a la hora de realizar el conservatorio pamplon¨¦s, habr¨ªa aplaudido con gozo la obra Concertante-divides de Olavide sobre sus propios versos, escrita por encargo de la Comunidad de Madrid. Olavide parece componer para explicar desde su m¨²sica sus razones e intuiciones creativas, lo que logra plenamente en una equilibrada, contrastada y armoniosa, de diversificada pero integrada plantilla instrumental. La versi¨®n de Encinar fue m¨¢s que precisa, reveladora, y el ¨¦xito cobr¨® matices de suceso. Celia Alcedo, soprano; Cecilia D¨ªaz, mezzo, y el Coro de la Comunidad respondieron con fidelidad al compositor y al director, en su ¨¦tica y en su est¨¦tica.