La obsesi¨®n y su color
"Los interrogantes eran verdes, amarillos y naranjas y los colores trazaban espirales entre el fondo rosa como si fueran serpientes gigantescas, infladas y en cierto modo inquietantes". Kitty Wellington percibe sus emociones en colores. El amarillo define im¨¢genes de su infancia y tambi¨¦n el griter¨ªo de los ni?os a la salida del colegio. Dicen que la sinestesia es una rara combinaci¨®n de los sentidos y que por ello algunos pueden adjudicar colores a las letras y a los sonidos. Clare Morrall (1952), profesora de m¨²sica en Birmingham, ha dotado de esta particularidad a la protagonista de su novela Los ni?os perdidos.
Inquietante en su inicio, la novela transita por el sendero en c¨ªrculo cerrado de la obsesi¨®n. Kitty Wellington es una mujer joven cuya vida intuimos llena de ausencias. Perdi¨® a su beb¨¦ y busca involucrarse en fantas¨ªas maternales con el fin de suplantar la p¨¦rdida. Kitty es adem¨¢s cr¨ªtica literaria de cuentos infantiles: "As¨ª que ¨¦sta es mi vida. Me siento o me acuesto y leo, leo y leo. Tengo la cabeza llena de matones, padrastros, malvados, cat¨¢strofes en galaxias lejanas, madres triunfadoras que dejan a sus hijos al cuidados de los padres, ni?os que escapan de casa, ni?os que viven en el tejado de una torre, ni?os sin amigos". Los ni?os perdidos son su obsesi¨®n. La presencia de un marido met¨®dico, paternal y de estrafalario f¨ªsico, que vive en el piso de al lado, la relaci¨®n con sus cuatro hermanos mayores y el desencuentro con un padre esquivo apresado por el pincel y la tela de sus cuadros, completan el mundo m¨¢s pr¨®ximo de la protagonista.
LOS NI?OS PERDIDOS
Clare Morrall
Traducci¨®n de Enrique de H¨¦riz
Roca. Barcelona, 2004
368 p¨¢ginas. 19 euros
El planteamiento de Los ni?os perdidos sugiere una novela curiosa, pues Morrall nos instala en un escenario con cierta dosis de locura en la vida diaria. As¨ª pues, la autora prende la mecha y consigue perturbarnos. Sin embargo, la desconfianza surge con el transcurrir lento y reiterativo de esa misma obstinaci¨®n. La revelaci¨®n de secretos que se ir¨¢ produciendo se demuestra insuficiente para mantener el pulso inicial establecido.
He le¨ªdo con una sensaci¨®n extra?a, pues a veces me convenc¨ªa de que entre manos ten¨ªa una buena novela y en otras ocasiones la lectura me resultaba irritante. Dice Kitty: "La oscuridad amenaza constantemente con abrirse paso. Siempre he pensado que pod¨ªa separar f¨¢cilmente el color de la ausencia de color, pero es muy f¨¢cil pasar del uno a la otra sin darse cuenta siquiera". Lo mismo me ha sucedido a m¨ª con Los ni?os perdidos.
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