Independencia y pluralidad
No le resto gravedad al todav¨ªa an¨®nimo documento sobre el panorama de los medios de comunicaci¨®n catalanes filtrado por CiU, sobre todo porque destila, de nuevo, sugerencias y orientaciones manipuladoras que conducen a intervenir en los medios privados y p¨²blicos, adulterando la libre concurrencia entre ellos y, por tanto, afectando a la libre informaci¨®n de los ciudadanos.
Pero tampoco hemos de rasgarnos las vestiduras por el hecho de que una lamentable torpeza haya puesto de relieve la realidad del sector de la comunicaci¨®n en nuestro pa¨ªs, si adem¨¢s ello pude suponer abrir un debate cr¨ªtico desde el ¨¢mbito del poder pol¨ªtico y, por supuesto, desde el seno de las empresas period¨ªsticas.
Todo tipo de subvenci¨®n debe estar claramente ponderada y controlada parlamentariamente
El panorama que nos ha dejado el intervencionismo es preocupante
Desde el inicio de la democracia y con los sucesivos gobiernos de UCD, PSOE y PP, en Espa?a las relaciones entre el poder pol¨ªtico y los medios de comunicaci¨®n han venido marcadas por un acusado car¨¢cter intervencionista bajo el amparo del art¨ªculo 20 de la Constituci¨®n, que recoge el derecho a la libre informaci¨®n y expresi¨®n de los ciudadanos, y que confiere a los poderes p¨²blicos el papel de garantes de este inalienable derecho, pudiendo legislar en aras a garantizar la pluralidad informativa de forma indiscriminada, no como se ha venido haciendo hasta ahora.
As¨ª, muchas de las competencias que el Gobierno de la naci¨®n tiene sobre el espacio radioel¨¦ctrico, televisivo y, en general, de las telecomunicaciones se han venido utilizando partidistamente para otorgar licencias y concesiones a grupos period¨ªsticos afines a los idearios pol¨ªticos de turno, y para castigar a los medios m¨¢s cr¨ªticos con la acci¨®n de Gobierno.
En los ¨²ltimos 25 a?os, hemos visto el desmantelamiento de los "medios de comunicaci¨®n social del Estado", proceso iniciado por la UCD y consumado por la subasta y reparto de ¨¦stos que realiz¨® el PSOE, la concesi¨®n de las televisiones privadas que acab¨® con el monopolio informativo de TVE, pero no con el control gubernamental de ¨¦sta, la declaraci¨®n por parte del PP de los derechos audiovisuales del f¨²tbol como bien de "inter¨¦s nacional" para dificultar la libre iniciativa de la plataforma televisiva considerada enemiga, y entre otras muchas actuaciones, la creaci¨®n, alimentaci¨®n y engorde antinatural de medios de comunicaci¨®n escritos y audiovisuales amparados en la financiaci¨®n de empresas p¨²blicas o semip¨²blicas, como Telef¨®nica en su momento.
No ha importado en toda la etapa del Gobierno del PP utilizar el marco regulador del Ejecutivo para impedir o propiciar sus intereses informativos, ya sea utilizando el C¨®digo Penal o el decreto contra determinados empresarios de la comunicaci¨®n y sus empresas period¨ªsticas.
El control sobre los medios p¨²blicos ha sido asfixiante, pero no le ha ido a la zaga el intento de que los privados tuvieran el cors¨¦ necesario para, la mayor¨ªa de las veces, dificultar su expansi¨®n y crecimiento.
El modelo centralista de los medios p¨²blicos y "parap¨²blicos" se contagi¨® inmediatamente a la mayor¨ªa de las comunidades aut¨®nomas, y m¨¢s r¨¢pidamente en Catalu?a, que fue pionera en desarrollar su radio y televisi¨®n auton¨®micas. Las siglas TVE, RNE, Efe, etc¨¦tera, han tenido hom¨®logo desarrollo por el gobierno de CiU en los ¨²ltimos 23 a?os en TV-3, Catalunya Radio, la Agencia Catalana de la Comunicaci¨®n, entre otros, lamentablemente aparte de los ¨¦xitos de normalizaci¨®n ling¨¹¨ªstica y cultural catalana, reproduciendo los defectos de un modelo estatal ruinoso y dif¨ªcilmente financiable.
Los proyectos "parap¨²blicos" catalanes como Mediapark, que pudieron ser una buena plataforma de lanzamiento para el sector audiovisual catal¨¢n, est¨¢n ahora en barbecho, producto de la artificialidad del modelo y la intervenci¨®n pol¨ªtica que oblig¨® a invertir bajo intereses pol¨ªticos, sin importar la consolidaci¨®n econ¨®mica.
En fin, en tan s¨®lo un leve y poco exhaustivo repaso por el sector de los medios de comunicaci¨®n catalanes, donde junto a las subvenciones directas e indirectas a determinadas empresas period¨ªsticas privadas, como las publicadas recientemente por este diario y otorgadas por el gobierno de CiU, de forma discriminatoria, deber¨ªa hacernos reflexionar sobre la transparencia e independencia de los medios, pero tambi¨¦n sobre cu¨¢l es el panorama que ofrece el sector frente a los ciudadanos lectores, oyentes y telespectadores.
En el primer caso, la verdadera transparencia e independencia parece que podr¨ªa venir dada en este momento, no s¨®lo porque los medios confiesen y reconozcan las "ayudas" recibidas del Gobierno, sino que deber¨ªan tener la valent¨ªa de renunciar p¨²blicamente a ellas.
En cualquier caso, todo tipo de subvenci¨®n que se estime necesaria para los medios de comunicaci¨®n debe estar claramente ponderada, controlada parlamentariamente y sujeta a una total transparencia tanto por la empresa period¨ªstica que la recibe como por el poder pol¨ªtico que la otorga.
Estoy convencido de la independencia personal de la mayor¨ªa de los profesionales que trabajan en los medios de comunicaci¨®n, tanto privados como p¨²blicos, pero hemos de admitir que la aparici¨®n del an¨®nimo documento imputado a esferas pr¨®ximas a la Secretar¨ªa General de la Comunicaci¨®n de la Generalitat puede generar dudas entre los ciudadanos sobre la veracidad de la informaci¨®n que reciben.
Cada medio puede y debe confesar su tendencia pol¨ªtica, su l¨ªnea editorial, pero tambi¨¦n debe probar que ¨¦sta no se puede comprar con subvenciones o con otorgamiento caprichoso y discriminado de emisoras de radio o frecuencias de televisi¨®n, por poner un ejemplo.
Si se abre un debate sobre la transparencia y la financiaci¨®n de las empresas informativas -tenemos una buena ocasi¨®n en el di¨¤leg del F¨®rum de Barcelona sobre periodismo y ¨¦tica en el siglo XXI- con rigor y seriedad, los medios recuperar¨¢n el espacio de credibilidad necesario que requiere el ciudadano.
El panorama que nos ha dejado el intervencionismo, la pol¨ªtica de subvenci¨®n y la discriminaci¨®n con los diferentes grupos period¨ªsticos es preocupante. Se requiere con urgencia un marco regulador del sector audiovisual que contemple la situaci¨®n de decenas de televisiones y radios locales alegales e ilegales.
Urge tambi¨¦n la creaci¨®n de un consejo de lo audiovisual independiente y desvinculado del poder pol¨ªtico. Se precisa de inmediato la actuaci¨®n sobre el modelo de televisi¨®n p¨²blica espa?ola y auton¨®mica, que se base en el servicio p¨²blico y no en la competencia desleal con las privadas a trav¨¦s de la doble financiaci¨®n de la publicidad y la subvenci¨®n p¨²blica.
Se requiere emplear las ayudas y subvenciones para potenciar el desarrollo de la tecnolog¨ªa digital a favor de las empresas period¨ªsticas que quieran apostar e invertir en los medios del futuro.
Resumiendo, se necesita establecer por parte de la Administraci¨®n p¨²blica y las empresas period¨ªsticas un cauce de actuaci¨®n que impida, como ha pasado en Catalu?a y en la mayor¨ªa del Estado, que se desarrollen, por la puerta de atr¨¢s, alianzas alegales, aprovechando la provisionalidad y ausencia de reglas de juego.
Ha sido m¨¢s productivo pol¨ªticamente mantener vac¨ªos legales en la ordenaci¨®n del sector de la comunicaci¨®n, porque ello ha permitido maniobrar sin "luz y taqu¨ªgrafos".
La promesa de actuar en esta l¨ªnea del presidente Rodr¨ªguez Zapatero parece abrir la esperanza en aras a reducir el intervencionismo en los medios y garantizar la pluralidad informativa. Catalu?a deber¨ªa abanderar este tipo de pol¨ªticas preservando su autonom¨ªa y aportando al resto del Estado sus valores positivos como el Consejo Audiovisual de Catalunya (CAC).
La oportunidad que el Gobierno tripartito tiene para romper con los moldes del pasado no puede ir al traste por el informe tendencioso que, seguro, no obedece a los planteamientos que ha hecho Pasqual Maragall en su doble compromiso de promover la pluralidad e independencia de los medios de comunicaci¨®n de Catalu?a, y el de modernizar este sector como dinamizador de una sociedad mejor informada y, por tanto, m¨¢s libre.
Jos¨¦ Sanclemente S¨¢nchez es presidente de Comunymedia.
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