El museo vac¨ªo
El Col.legi d'Art Major de la Seda abre hoy sus puertas para reclamar la atenci¨®n de las instituciones y reivindicar su legado
Valencia amenaz¨®, a mediados del siglo XVIII, el t¨ªtulo de capital de la seda que ostentaba Ly¨®n. Una breve etapa de gloria que las guerras y el fin del proteccionismo se encargaron de enterrar definitivamente a finales del XIX. Para entonces, su industria hab¨ªa dejado una huella reconocible en la ciudad: La Lonja de Valencia se conoce tambi¨¦n como Llotja de la Seda, y uno de los principales barrios de la capital, Velluters -terciopeleros en su traducci¨®n original-, hered¨® el nombre de los trabajadores que elaboraban el tejido.
Las pruebas materiales de la relaci¨®n entre la ciudad y la seda est¨¢n en la sede del antiguo gremio, situada en la calle del Hospital y declarada Monumento Hist¨®rico-Art¨ªstico Nacional en 1981. Su visita, sin embargo, resulta imposible debido al extremo abandono del edificio. La direcci¨®n del Col.legi d'Art Major de la Seda, titular del inmueble, persigue desde hace tiempo convertirlo en un museo en el que exhibir sus fondos. Ante la pasividad de la Administraci¨®n, que en 2001 sufrag¨® una intervenci¨®n de urgencia para impedir su ruina, ha urdido una singular protesta: abrir hoy sus puertas, coincidiendo con el D¨ªa Internacional de los Museos.
Aquellos que se acerquen encontrar¨¢n poco que ver, quitado de un ejemplo de indolencia institucional. Cuando los t¨¦cnicos actuaron hace tres a?os sobre el edificio -adquirido por el gremio en 1492 y con fecha de construcci¨®n desconocida- lo apuntalaron y procedieron tambi¨¦n a momificar cuanto de valor art¨ªstico hab¨ªa en ¨¦l. El pavimento; los azulejos -la mayor¨ªa producto de la reforma del siglo XVIII-; las pinturas que adornan los techos; y hasta la enorme escalera barroca fueron recubiertos con conglomerado de madera para aislarlos de la humedad.
Las herramientas de los sederos, los muebles de todo el edificio y las sedas est¨¢n concentrados en una misma habitaci¨®n. Y el patio trasero, que un d¨ªa dio al inmueble el nombre de Casa Hort dels Velluters, parece hoy un solar agreste.
La intenci¨®n de los responsables del Col.legi es rehabilitarlo, para lo que se est¨¢ procediendo a un estudio por parte de historiadores y arquitectos que determine el valor exacto de cada uno de sus componentes. Una de las numerosas reformas de las que ha sido objeto, por ejemplo, destap¨® lo que result¨® ser una antigua escalera g¨®tica de la capilla que permanec¨ªa emparedada, y que podr¨ªa ser de finales del siglo XV o principios del XVI.
Una vez finalizada la rehabilitaci¨®n, para la que necesitan fondos, conf¨ªan en recuperar "la joya de la corona" del Col.legi: los fondos documentales, que en 2001 fueron transportados a la Biblioteca Valenciana y que incluye los libros, ordenanzas, expedientes y correspondencia del gremio desde el siglo XIV hasta nuestros d¨ªas. La instituci¨®n, que proyecta convertirse en fundaci¨®n, conf¨ªa en que la llegada a la secretaria auton¨®mica de Cultura de David Serra facilite el apoyo de la Administraci¨®n a la recuperaci¨®n de una parte de la memoria de la ciudad.
El oficio de la seda lleg¨® a Valencia en la ¨¦poca musulmana, pero su origen hay que buscarlo en China, hace 5.000 a?os. Prueba del celo con el que sus inventores lo protegieron durante siglos, basta decir que quienes se atrev¨ªan a sacar del imperio huevos o capullos del gusano de seda eran condenados a muerte.
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