Lamo de Espinosa levanta un primer mapa del nuevo mundo agitado por el desorden
'Bajo puertas de fuego' nada a contracorriente de las grandes corrientes de opini¨®n
Emilio Lamo de Espinosa (Madrid, 1946), catedr¨¢tico de Sociolog¨ªa en la Universidad Complutense y director del Real Instituto Elcano de Estudios Internacionales y Estrat¨¦gicos, ha publicado Bajo puertas de fuego (Taurus), un texto en el que combina la cr¨®nica pol¨ªtica de actualidad, el ensayo y la investigaci¨®n para embarcarse en el desaf¨ªo de trazar "un primer mapa" de lo que est¨¢ pasando ahora. Los brutales atentados y las guerras, el nuevo panorama surgido tras la ca¨ªda del muro de Berl¨ªn y sus luces y sus sombras, su caos, su profundo y desgarrador desorden.
"Nado a contracorriente", confiesa Lamo de Espinosa en su libro. "El conflicto de Irak ha desatado pasiones y visiones muy en¨¦rgicas que pretenden obligarnos a ver el mundo en t¨¦rminos maniqueos", escribe. Asegura que "jam¨¢s se deben aceptar lealtades incondicionales" y, frente a quienes nos han ense?ado "a creer que la historia tiene una l¨®gica", cree que lo que acaba sucediendo "procede, con excesiva frecuencia, de proyectos fallidos, intenciones inseguras, informaci¨®n equivocada e interpretaciones sesgadas".
Reconoce de entrada "ser proamericano" y, a partir de ah¨ª, se sumerge en la arriesgada tarea de pensar libremente sobre los desastres del presente. Un nuevo orden (desorden, para ser m¨¢s exactos) internacional, en el que progresivamente se difuminan los Estados nacionales ante la globalizaci¨®n creciente, y nuevos fanatismos cargados con la p¨®lvora de la religi¨®n: en ese contexto reconoce la voluntad de liderazgo de Estados Unidos, su af¨¢n de marcar las pautas y de trasladar (?imponer?) la democracia y el bienestar y el libre mercado al resto del mundo. Y se desencadena esto que est¨¢ ocurriendo en Irak.
"La guerra de Irak ha terminado por ser un mal
caso", comenta Lamo de Espinosa durante una breve entrevista. "No hubo armas de proliferaci¨®n masiva, no sirve como modelo de guerra preventiva, impide ver la l¨®gica de la intervenci¨®n humanitaria y falla tambi¨¦n como proyecto democratizador. El problema fundamental ha sido la desastrosa gesti¨®n de la posguerra, y ahora hay una enorme desorientaci¨®n. Estados Unidos no tiene una estrategia para salir de la situaci¨®n y lo ¨²nico positivo es que, de la manera que sea, hay que encontrar una soluci¨®n".
?Una guerra civil?
?Cu¨¢l podr¨ªa ser, si es que se le ocurre alguna? "No creo que la soluci¨®n pase por la retirada de las tropas estadounidenses. Eso s¨®lo desencadenar¨ªa un desorden generalizado y un conflicto de dimensiones impredecibles que podr¨ªa derivar en una guerra civil. As¨ª que, ante la previsible inestabilidad de toda la regi¨®n, todos los actores implicados en la crisis no tienen m¨¢s remedio que buscar una soluci¨®n, que quiz¨¢ sea el adelanto de las elecciones. La ¨²nica salida ahora es la de dirigir todas las actuaciones a la b¨²squeda de la democratizaci¨®n de Irak. Mantener el orden, pero no para proteger a las tropas de Bush, sino para hacer viables esas elecciones".
"El pacifismo, sobre todo el pasivo, puede ser tan inmoral como una mala acci¨®n", comenta Lamo a prop¨®sito del rechazo a toda intervenci¨®n armada que han manifestado multitudes de ciudadanos del mundo entero. "Ser indiferentes a las situaciones donde no se respetan los derechos humanos no es una actitud ¨¦tica. No se puede permanecer indiferente simplemente por no sentirse amenazado".
Lamo analiza en el libro lo que llama la "sobrerreacci¨®n" de los estadounidenses ante el atentado de las Torres Gemelas y lo que considera "infrarreacci¨®n" de los europeos. Luego est¨¢ la escisi¨®n en el seno de Occidente frente a la guerra de Irak. Y despu¨¦s, la llegada del terror a Europa a trav¨¦s de los trenes que llenan Madrid el 11-M de sangre y desolaci¨®n.
"El gran problema es gestionar un mundo globalizado. Y existe una asimetr¨ªa total a favor de Estados Unidos. Algo parece claro, que no se puede gestionar unilateralmente, y ¨¦sa es una de las causas del fracaso de la intervenci¨®n en Irak. La guerra se puede desencadenar unilateralmente, pero la gesti¨®n de la paz tiene que ser multilateral".
La gran amenaza actual es el terrorismo. "Es un problema emergente, no exist¨ªa antes y ya no tiene que ver con los Estados nacionales", explica Lamo. "Al terrorismo de Al Qaeda s¨®lo se le puede combatir de manera global. Para hacerlo, las Naciones Unidas son insuficientes, pues no hay que olvidar que una legalidad que no se defiende con la fuerza es una legalidad vac¨ªa y que no sirve para nada. ?Qui¨¦n tiene la fuerza? Estados Unidos. Pero si no cuenta con el apoyo de la ONU su fuerza pierde legitimidad. El papel de Europa es decisivo porque si no hay gesti¨®n multilateral el Gobierno global se complica extraordinariamente".
Muchos sectores temen que el dominio de Estados Unidos borre las diferencias entre las naciones y se imponga sobre todas su concepci¨®n de la vida como un gran supermercado. "Es lo que llamo el narcisismo de las peque?as diferencias", comenta Lamo de Espinosa. "Europa y Estados Unidos est¨¢n en el mismo barco. Somos exactamente los mismos, sobre todo si se nos mira desde otro lado. Las diferencias son m¨ªnimas. Compartimos valores como los de libertad, democracia, econom¨ªa de mercado, b¨²squeda de prosperidad. El reto de la gobernabilidad del mundo tiene que surgir de Occidente, que es donde mayores han sido la libertad y la prosperidad, y de lo que se trata es de proyectar esos valores a escala internacional".
Destrucci¨®n total
La guerra entre palestinos e israel¨ªes, el surgimiento de poderosos "fanatismos religiosos con una visi¨®n delirante del mundo", el horror del 11-M, la existencia de "300 terroristas durmientes" simplemente en Espa?a... "Las sociedades democr¨¢ticas han podido coexistir con los atentados terroristas cl¨¢sicos, que no llegaron a desestabilizarlas. Pero eran actos que buscaban el impacto, no la destrucci¨®n. Las democracias dif¨ªcilmente pueden coexistir con los megaatentados fundamentalistas, pues lo que buscan es la simple liquidaci¨®n del enemigo".
?Qu¨¦ hacer entonces? "La guerra no es la respuesta. Hay que enfrentarse a este nuevo problema a trav¨¦s de la inteligencia, de los servicios de inteligencia que tienen que trabajar cada vez m¨¢s coordinados. Lo que quiere el terrorismo fundamentalista es acabar contigo. Y para conseguirlo est¨¢n dispuestos a inmolarse". La amenaza es terrible. Las respuestas, por ahora, no son sino balbuceos.
Babelia
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