El tr¨¢fico se redujo al 50% a causa de los cortes impuestos por la boda real
El Ayuntamiento afirma que la ciudad volver¨¢ a la normalidad a las ocho de la tarde de hoy
En la v¨ªspera de la boda del pr¨ªncipe Felipe y Letizia Ortiz, las medidas de restricci¨®n al tr¨¢fico en el centro de Madrid redujeron ayer su intensidad a la mitad respecto a la de un viernes cualquiera. Sin embargo, miles de madrile?os y forasteros, as¨ª como numerosos ni?os, se echaron a las calles para contemplar a pie los ¨²ltimos preparativos del enlace. La posibilidad de que la de hoy resulte ser una jornada igualmente lluviosa cobr¨® carta de naturaleza ayer poco antes de las 13.30, cuando la lluvia comenz¨® a descargar en el Palacio Real. El tr¨¢fico recobrar¨¢ la normalidad a las ocho de la tarde de hoy.
El d¨ªa se presentaba peliagudo. Las previsiones apuntaban que la v¨ªspera de la boda del siglo Madrid sufrir¨ªa el atasco del siglo. Pero la alarma funcion¨® como m¨¦todo disuasivo, y el tr¨¢fico fue m¨¢s fluido que ning¨²n otro d¨ªa laborable del mes. A las cuatro de la tarde, un autob¨²s de la Empresa Municipal de Transportes, concretamente de la l¨ªnea 15, que atraviesa el coraz¨®n de la ciudad, tardaba menos de 20 minutos en recorrer la distancia que separa la calle del Doctor Esquerdo de la Puerta del Sol, pasando por Goya, la plaza de la Independencia y la plaza de la Cibeles. Menos que cualquier otro d¨ªa. A las cuatro de la tarde fue cortada la circulaci¨®n en la Gran V¨ªa mientras todo el mundo aguardaba una hecatombe circulatoria. Pero no. Sucedi¨® lo contrario. No hubo pitidos, ni gritos, ni prisas, ni nervios rotos. El Ayuntamiento calculaba a las seis de la tarde que la circulaci¨®n era un 50% menos que un d¨ªa normal.
Por la ma?ana, las emisoras de radio preven¨ªan contra el colapso. Algunos colegios cerraron horas antes para eludir problemas a los padres que iban a buscar a sus hijos al colegio. Juan Hermoso, un taxista de 35 a?os, a la una de la tarde, se?alaba: "Yo bajo la bandera ahora mismo y me voy a casa. Porque la que se va armar va ser buena...".
Pero tampoco fue as¨ª. Otro taxista se?alaba a eso de las siete de la tarde que hac¨ªa d¨ªas que no se ve¨ªa una tarde de viernes as¨ª, "y eso que est¨¢ lloviendo", precisaba. A?adi¨® que por la ma?ana s¨ª que se registraron embotellamientos en zonas cercanas a las calles del Pr¨ªncipe de Vergara y Vel¨¢zquez, pero que despu¨¦s de comer "la cosa cambi¨®".
El centro de la ciudad, tomado por operarios, periodistas y curiosos, respiraba un aire de fiesta que s¨®lo la lluvia empa?¨®. Por la Gran V¨ªa o el paseo del Prado, quien no llevaba una acreditaci¨®n de prensa o de la organizaci¨®n de la boda llevaba una c¨¢mara de fotos. "Ha venido mucha gente de fuera de Madrid, del resto de Espa?a, para la boda", se?alaba un polic¨ªa municipal, encantado de que hubiera tan poco tr¨¢fico en Cibeles. La escasa circulaci¨®n de veh¨ªculos animaba a los visitantes a ir andando por uno de los carriles del paseo del Prado, mientras que uno de los empleados en los preparativos pon¨ªa en marcha los altavoces gigantes que funcionar¨¢n hoy. Algunos miembros del departamento municipal de Parques y Jardines colocaban flores y c¨¦sped a ¨²ltima hora; otros, recubr¨ªan las vallas que delimitan el per¨ªmetro del recorrido con telas o serigraf¨ªas, rosas y plateadas, respectivamente, con el anagrama M-Mayo 2004 de la boda. Otro explicaba que hasta ¨²ltima hora hab¨ªa que arreglar detalles.
Casi todos los veh¨ªculos que cruzaban por el centro eran taxis (algunos hicieron su particular agosto), autom¨®viles de la polic¨ªa o coches de lujo negros que, acompa?ados de agentes motorizados, trasladaban velozmente a las personalidades llegadas de las cuatro esquinas del mundo para asistir al enlace real. Muchos de ellos recalaban en los hoteles Ritz y Palace, donde s¨ª se registraban embotellamientos, pese a la lluvia; pero no de coches, sino de personas al acecho de famosos. A eso de las cinco y media de la tarde lleg¨® Carolina de M¨®naco al Ritz y el delirio cundi¨® entre los curiosos.
La ciudad "parec¨ªa un pueblo grande", seg¨²n expresi¨®n de un tercer taxista, Juan Ram¨®n Marco, que se lamentaba, sobre todo, de la lluvia y del mal tiempo. "Porque la gente tiene muchas ganas de fiesta. Ya se ha visto estas noches. Yo he hecho hoy [por ayer] muchas carreras Gran V¨ªa arriba y abajo s¨®lo para ense?ar la calle a turistas llegados de provincia. Hoy m¨¢s que taxista he sido cochero", a?ad¨ªa. La calle de la Montera aparec¨ªa, sin prostitutas, tomada por la Polic¨ªa Nacional. La Gran V¨ªa, sin coches en el centro, era un hervidero de paseantes que se hac¨ªan fotograf¨ªas enfrente de las farolas adornadas para la boda. Hasta las estatuas de Cibeles y Neptuno, con guirnaldas al cuello, participaban de esa tarde extra?a, en la que se pronosticaba el caos, y que acab¨® siendo inopinadamente tranquila. Por primera vez, y a pesar de la lluvia, el paseo del Prado fue eso: un paseo.
La ciudad, m¨¢s limpia que nunca
Un total de 222 operarios y 68 veh¨ªculos son los encargados de limpiar las calles incluidas en el recorrido nupcial, seg¨²n el plan de la Concejal¨ªa de Medio Ambiente de Madrid. Estos operarios prolongar¨¢n su jornada laboral para realizar una actuaci¨®n intensiva en todas las calles y v¨ªas adyacentes del recorrido nupcial, de donde retirar¨¢n los embalajes, muebles y enseres que pudieran ser depositados en la v¨ªa p¨²blica.
Proceder¨¢n a la limpieza de pintadas, carteles y pegatinas, se realizar¨¢ un baldeo mixto en todo el recorrido y su entorno y se llevar¨¢ a cabo una limpieza especial de las papeleras, seg¨²n inform¨® ayer el Ayuntamiento de Madrid.
Otras 246 personas y 85 veh¨ªculos se encargar¨¢n de la recogida de residuos s¨®lidos urbanos en la zona de influencia del enlace. Hoy no podr¨¢n colocarse cubos de residuos s¨®lidos en la v¨ªa p¨²blica. Todos los veh¨ªculos abandonados, sanecanes y contenedores de obra instalados en las calles por las que pasar¨¢ la comitiva nupcial ser¨¢n tambi¨¦n retirados.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.