El calendario del maltrato
Una mujer anotaba en un almanaque las agresiones de su marido
Ana est¨¢ asustada. Su marido la maltrata desde que emigraron de Bolivia a Espa?a hace un a?o. Llegaron a Nerja (M¨¢laga) con dos hijos adolescentes en busca de un futuro mejor, pero las cosas han ido mal. "?l era un hombre bueno", asegura ella por tel¨¦fono. Sin papeles en regla, el marido, A. C. C., no encontraba trabajo. Comenz¨® a beber y volverse agresivo. Ella, una mujer de 41 a?os que limpia casas por horas, empez¨® a anotar en un calendario los d¨ªas que la pegaba. Lo hac¨ªa por miedo a que le quitara la vida y nadie se enterara.
La v¨¢lvula de escape del marido, de 30 a?os,
eran los partidos de f¨²tbol y la bebida. Muchos d¨ªas llegaba a casa con varias cervezas de m¨¢s y culpaba a su mujer de lo que le estaba sucediendo. En cada ocasi¨®n, ella anotaba con un rotulador de trazo grueso las palizas y las amenazas de muerte en el calendario. En un solo mes rellen¨® hasta cinco casillas del almanaque. Anotaba si el marido justificaba la paliza por una derrota de su equipo de f¨²tbol, el Real Madrid, o por una borrachera. Cualquier causa era buena.
Una de las peores agresiones que recuerda ocurri¨® en octubre pasado, despu¨¦s de las fiestas locales. "Me dio una paliza y se fue. Me qued¨¦ asustada, pero a las tres horas volvi¨® y prefer¨ª mantenerme callada y esperar a que se le pasara la borrachera. Lo mejor era hablar al d¨ªa siguiente, porque en ese momento estaba con muchas ganas de pelea", relata.
Ana cree que le daba palizas "por cobard¨ªa". Est¨¢ segura de que su marido no la quiere. "Yo soy buena esposa", asegura, "trabajo y le tengo la cena preparada cuando vuelve a casa". Dice que ¨¦l siempre le ped¨ªa disculpas despu¨¦s de golpearla, pero que siempre volv¨ªa a agredirla.
El martes pasado, una vecina de la pareja llam¨® a la Polic¨ªa Local. Sospechaba que A. C. C. hab¨ªa vuelto a las andadas. Una patrulla detuvo al hombre. En la comisar¨ªa cont¨® su versi¨®n y qued¨® en libertad. Tiene una orden de alejamiento que le impide acercarse a su mujer y a sus hijos.
Ana, cuya meta era regularizar su situaci¨®n, trabajar y sacar adelante a sus hijos, est¨¢ ahora escondida en casa de unos amigos. Cada vez que suena el tel¨¦fono se lo da a su hija para que conteste. Con voz horrorizada pide que se respete su intimidad. No sabe lo que se cuenta de ella en los medios de comunicaci¨®n. La mujer detesta contar su historia porque le obliga a volver a recordar.
Al principio negaba las agresiones. Dec¨ªa que se hab¨ªa ca¨ªdo, que era muy torpe. Las evidencias y el miedo le hicieron reconocer su calvario. Est¨¢ bajo tratamiento psicol¨®gico. Ana no tiene trabajo, ni dinero, y se pregunta c¨®mo pagar¨¢ el mes de alquiler a la casera. El 1 de julio tiene un juicio por la denuncia de malos tratos contra su marido. Aunque sigue sin papeles, espera que se haga justicia y que las mujeres que se encuentren en su situaci¨®n denuncien los malos tratos.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.