Comanches en el Ateneo
No s¨¦ mucho de Canet de Mar. La asocio a un festival de m¨²sica de la d¨¦cada de 1970, y s¨¦ que hay muchas construcciones modernistas de Llu¨ªs Dom¨¨nech i Montaner, a quien le han dedicado un museo. S¨¦ algunas cosas m¨¢s. Olga Mart¨ªnez y Paco Robles, dos profesores radicados en la vecina Arenys de Mar, acaban de fundar, ah¨ª en Canet, la editorial Candaya. Su casa de ediciones se presenta como enamorada de la literatura latinoamericana de ahora. Es una editorial peque?a e independiente y espero que protegida por la Virgen de Guadalupe. Mart¨ªnez y Robles son los mismos que en www.sololiteratura.com informan, con gran entusiasmo y solvencia, sobre las letras americanas contempor¨¢neas. Tienen ah¨ª, por ejemplo, una muy apreciable documentaci¨®n sobre la obra de Roberto Bola?o, su amado vecino de Blanes.
No s¨¦ mucho sobre el Ateneo Barcelon¨¦s, pero algo s¨¦. Lo frecuentaba mi abuelo, que fue el que me explic¨® que la sede de esta instituci¨®n cultural hab¨ªa sido antes la residencia del bar¨®n de Sabassona. ?Qui¨¦n diablos debi¨® de ser ese bar¨®n? Su nombre se me qued¨® grabado. Tambi¨¦n s¨¦ que las ¨²ltimas elecciones para presidente del Ateneo las han ganado Oriol Bohigas y el nacionalismo de izquierdas. Hay un jard¨ªn rom¨¢ntico, que conoci¨® el esplendor de las tertulias de los a?os veinte. La de la penya gran, por ejemplo, que animaba Quim Borralleras y que contaba con figuras como Pere Rahola, Junoy, D'Ors, Sagarra, Josep Pla y un joven Dal¨ª. Y la penya dels vells, que animaba ese hombre tan ligado a Canet, el arquitecto Dom¨¨nech i Montaner, que para m¨ª es un artista superior a Gaud¨ª.
Por una casualidad muy casual, el pr¨®ximo mi¨¦rcoles, 367? aniversario de la proclamaci¨®n de la Virgen de Guadalupe como patrona de M¨¦xico, Canet de Mar regresa al Ateneo a trav¨¦s de Candaya, que presenta Mariana y los comanches, novela del escritor venezolano Ednodio Quintero. All¨ª estar¨¦ para acompa?ar a este amigo y gran escritor en su incursi¨®n en el jard¨ªn rom¨¢ntico. Tambi¨¦n Quintero es rom¨¢ntico, aunque en su vertiente m¨¢s heavy y oriental. Entre sus novelas hay maravillas como La danza del jaguar. Para m¨¢s informaci¨®n sobre la enigm¨¢tica veta china de este autor, recomiendo el sagaz pr¨®logo de Juan Villoro a la novela que ahora publica Candaya. Ednodio Quintero llega a nuestra sobrepasada Barcelona de sambas de artificial multiculturalidad -se?or Clos: no todos somos Ronaldinho-, y lo hace desde la fascinante M¨¦rida de los Andes venezolanos. S¨¦ mucho sobre esa ciudad. S¨¦ que tiene el r¨¦cord Guinness de helados de los m¨¢s variados sabores, 798 hasta el d¨ªa de ayer. Y tambi¨¦n el r¨¦cord mundial de cibercaf¨¦s por metro cuadrado y, por si esto fuera poco, tiene el telef¨¦rico m¨¢s alto del mundo. Quintero llega desde su ciudad sobrepasada y exagerada a otra que tambi¨¦n lo es. Los comanches de su novela son parientes de los que antes viv¨ªan en los pueblos que rodean la ciudad de Quintero, al sur de Maracaibo. Pueblos del P¨¢ramo andino llamados Tabay, Cacute, Mucuruba y Mucuch¨ªes, entrar¨¢n el mi¨¦rcoles en el Ateneo, en compa?¨ªa de la templada Canet de Mar.
No s¨¦ mucho de Canet, pero confieso que a¨²n s¨¦ menos de Mucuruba. S¨®lo s¨¦ que pas¨¦ una vez por Mucuruba y, tal como puede leerse en Mariana y los comanches, alguien qued¨® hipnotizado por el reflejo de la luna sobre la piel verdosa de una bailarina. Hay comanches en ese libro, pero tambi¨¦n un bar llamado El Comanche, un caf¨¦ de artistas con el fondo del azul crudo del Caribe. No s¨¦ mucho de ese bar. En cambio, s¨¦ una barbaridad de cosas sobre las sambas de ese rid¨ªculo parque tem¨¢tico al que ahora llamamos Barcelona.
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