La CIA investiga si Ir¨¢n utiliz¨® a Chalabi para impulsar la invasi¨®n de Irak
Teher¨¢n pudo hacer creer que el r¨¦gimen de Sadam acumulaba armas de destrucci¨®n masiva
Los servicios de inteligencia de EE UU tratan de determinar la naturaleza de la relaci¨®n que han mantenido en los ¨²ltimos a?os Ir¨¢n y el Consejo Nacional Iraqu¨ª que preside Ahmad Chalabi, el hombre de confianza del Gobierno de EE UU hasta su ca¨ªda en desgracia hace s¨®lo unos d¨ªas. La CIA cree haber detectado un flujo de informaci¨®n confidencial en ambos sentidos: temen que Chalabi pas¨® a Teher¨¢n secretos facilitados por sus amistades en Washington y al mismo tiempo se investiga si Ir¨¢n dio a Chalabi informaci¨®n falsa sobre el supuesto arsenal iraqu¨ª para impulsar la invasi¨®n de ese pa¨ªs.
Seg¨²n fuentes de los servicios de inteligencia, la CIA investiga hasta qu¨¦ punto el Gobierno de Ir¨¢n pudo manipular la informaci¨®n que obten¨ªa EE UU a trav¨¦s de su iraqu¨ª favorito en el exilio, Ahmad Chalabi, en cuyo c¨ªrculo de amistades en EE UU est¨¢ incluido el vicepresidente, Dick Cheney. Seg¨²n esa versi¨®n, Ir¨¢n hizo creer a Chalabi que Irak acumulaba un arsenal de armas de destrucci¨®n masiva, lo que ¨¦ste traslad¨® a la Casa Blanca.
Exista o no la investigaci¨®n de la CIA -nadie lo confirma ni lo desmiente- ahora parece claro que los tres implicados manejaban una informaci¨®n muy conveniente para todos ellos. Por razones pol¨ªticas, personales, financieras y, seg¨²n algunos, egoc¨¦ntricas, Chalabi deseaba el fin de Sadam Husein tanto como el Gobierno de Ir¨¢n, encantado con la desaparici¨®n de un enemigo inc¨®modo. Ese objetivo com¨²n que compart¨ªan con la Casa Blanca se justific¨® en la existencia de un arsenal de armas de destrucci¨®n masiva que, aparentemente, nunca existi¨®. O bien los tres eran conscientes de la fragilidad de esas acusaciones o bien, como pretende demostrar la CIA, Chalabi pudo manipular la informaci¨®n para impulsar la guerra e Ir¨¢n pudo ayudarle con fuentes a sueldo de su Gobierno.
Seg¨²n la revista Time, el FBI tambi¨¦n investiga la posibilidad de que altos cargos del Gobierno de EE UU hayan transmitido secretos al CNI de Chalabi.
Algunas de esas informaciones confidenciales han aparecido en manos del Gobierno iran¨ª. Chalabi nunca ha ocultado sus v¨ªnculos con esa Administraci¨®n, fraguados en sus largas d¨¦cadas en el exilio y en su odio com¨²n hacia Sadam Husein. La CIA, seg¨²n las mismas fuentes, tiene pruebas claras de que Chalabi ha obtenido informaciones en el Pent¨¢gono que luego ha pasado al Gobierno de Teher¨¢n. Los servicios de inteligencia creen que el nexo de uni¨®n entre los dos es el jefe de los servicios propios de inteligencia del CNI, Aras Karim Habib, considerado por EE UU como un agente a sueldo de Ir¨¢n. Habib -que ha puesto tierra de por medio desde el registro de la sede del CNI en Bagdad por parte de las fuerzas de ocupaci¨®n- era el encargado de facilitar al Pent¨¢gono el contacto con desertores del Gobierno de Sadam Husein que proporcionaban informaci¨®n de supuesta calidad.
La investigaci¨®n se centra en el Pent¨¢gono, de donde sali¨® una comunicaci¨®n electr¨®nica sumamente restringida que la Agencia de Seguridad Nacional de EE UU detect¨® despu¨¦s en manos del Gobierno iran¨ª. La propia Agencia de Inteligencia para la Defensa (la DIA, una especie de CIA militar) hab¨ªa investigado a Habib por sus v¨ªnculos con Ir¨¢n e incluso le someti¨® a una prueba del detector de mentiras hace dos a?os, que super¨® con ¨¦xito.
Otra fuente de los servicios de inteligencia de EE UU citada por The Guardian asegura que Ir¨¢n "nos ha manipulado claramente durante a?os a trav¨¦s de Chalabi". La CIA dudaba siempre de la validez de la informaci¨®n que pasaba Chalabi, pero el Gobierno de EE UU la aceptaba porque era justo la informaci¨®n que quer¨ªa escuchar. Chalabi acusa ahora a la CIA de intentar desacreditarle, y ha retado a su director, George Tenet, a una comparecencia conjunta en el Congreso bajo juramento.
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