Juicios
Juicios de todas clases: de valor y de faltas, militares, civiles y eclesi¨¢sticos, sumar¨ªsimos o temerarios. Nos pasamos la vida juzg¨¢ndonos los unos a los otros, ejerciendo de fiscales y jueces en decenas de procesos mundiales, nacionales, locales... Todos hemos juzgado la boda de los pr¨ªncipes de Asturias. Y el proceso no se ha cerrado a¨²n (Kafka siempre gana). Paco Rabanne, el mismo caballero que predijo el fin del mundo para el 2001, acaba de juzgar y condenar el vestido de novia que visti¨® la flamante princesa: "Ese vestido ha sido una cosa horrorosa, y adem¨¢s mal cortado". La Real Academia de Bellas Artes juzga que las pinturas de Kiko Arg¨¹ello que decoran el ¨¢bside de la Almudena son "deplorables" y Kiko Arg¨¹ello juzga, por su parte, que sus detractores "est¨¢n inspirados por el demonio".
Los ¨²nicos que no juzgan estos d¨ªas a nadie son los jueces de Italia. Los juzgados italianos se quedaron vac¨ªos por culpa (o gracias) a la huelga de jueces convocada el martes pasado contra la reforma de la justicia que prepara el Gobierno. Juzgan los magistrados transalpinos que lo que Berlusconi pretende con la reforma es acabar con la independencia judicial, lo cual no ser¨ªa en absoluto impensable dada la trayectoria en los banquillos del se?or Berlusconi. Hab¨ªamos visto huelgas de transportes, de pilotos de l¨ªneas a¨¦reas y hasta de futbolistas, pero ver a los jueces en huelga, aunque no sea un hecho completamente in¨¦dito, resulta algo inquietante.
Juzgar no es tan sencillo, salvo para pol¨ªticos como el se?or Arzalluz, que esta misma semana llamaba "invertebrado" a Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero. Don Xabier juzga que las reformas estatutarias anunciadas por el Ejecutivo socialista "no valdr¨¢n para nada" porque no tienen estructura ¨®sea, ni armaz¨®n, ni esqueleto, ni sustancia. Uno pensaba que el viejo ex presidente del PNV so?aba con una Espa?a invertebrada y blanda como el burro Platero. Y lo que le reprocha ahora al presidente del Gobierno espa?ol no es la cabeza dura, el coraz¨®n de piedra o el alma de pedernal, sino la falta de osamenta y de v¨¦rtebras. Alfonso Guerra, en cambio, ha llamado a ZP "Bambi de acero", lo cual uno no sabe si es un sutil elogio o la en¨¦sima broma de uno de esos amigos que nos hacen amar a nuestros enemigos.
Algo muy similar le debe estar pasando a Federico Trillo con las declaraciones de Jos¨¦ Bono, que acaba de exculparle "de malicia y de dolo" en la actuaci¨®n que su Ministerio llev¨® a cabo a ra¨ªz del accidente del avi¨®n Yak-42, ocurrido hace un a?o en Turqu¨ªa, en el que fallecieron 62 militares espa?oles. Bono juzga, no obstante, que aunque no hubo malicia, lo que existi¨® fue "buena voluntad administrada de modo extravagante". Trillo se comport¨®, por tanto, como un aut¨¦ntico malhechor del bien. Ahora falta que el juez dicte sentencia o calle para siempre, ?o eso era en las bodas?
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