Modelo de convivencia

La presencia de inmigrantes en Andaluc¨ªa y por tanto, la coincidencia en un mismo espacio de culturas diferentes es una realidad que se consolida e implica cambios en el modelo de sociedad actual y en las normas de convivencia establecidas.

Bien es cierto que a las personas, como grupo, nos cuesta asimilar las transformaciones en nuestro entorno habitual, sobre todo si entra?an dificultades. Pero, hay situaciones imparables, y hemos de elegir si las encajamos positiva o negativamente.

Estoy seguro de que las personas que a diario arriban a nuestras costas no ponen en peligro sus vidas por gusto, sino porque la necesidad obliga.

Las tensiones vividas en El Ejido hace cuatro a?os por las agresiones a inmigrantes y hoy de actualidad por la petici¨®n de indulto para los sentenciados son la muestra de las dificultades que surgen cuando est¨¢n obligadas a convivir culturas diferentes, condicionadas adem¨¢s por factores de orden econ¨®mico.

En estos casos, los poderes p¨²blicos han de propiciar un clima de convivencia y los mecanismos para asegurar el respeto por la diversidad. La petici¨®n de indulto es un derecho reconocido. Pero, en el caso de El Ejido, es un signo manifiesto de irresponsabilidad que sea respaldado por algunos de los m¨¢s significativos representantes p¨²blicos del municipio. Al igual, que extender la responsabilidad de hechos repudiables a toda una localidad es una injusticia y un error pol¨ªtico.

Sin embargo, todos somos conscientes del poder sobre la opini¨®n p¨²blica de quienes ostentan un cargo p¨²blico. Personas que, a su vez, se erigen en modelo de comportamiento para el resto de los ciudadanos. El apoyo firme del Ayuntamiento de El Ejido a quienes han sido condenados por agresiones racistas, en un momento de la historia condicionado por el fen¨®meno migratorio, pone en jaque todo nuestro sistema democr¨¢tico y de valores.

Vivimos en un democracia, tenemos unos derechos y unos deberes, un sistema judicial que nos reconoce como iguales ante la ley. Todo es mejorable, pero respaldar el "ojo por ojo y diente por diente", el "todo vale", es una vuelta atr¨¢s.

No por muchos sistemas de vigilancia de fronteras se va impedir la llegada de personas buscando una vida mejor. ?ste es un hecho de envergadura internacional, de distribuci¨®n de la riqueza, los recursos y las tecnolog¨ªas, que exige de actuaciones de alcance global. Pero aqu¨ª estamos todos llamados a poner nuestro granito de arena, empezando con lo que nos es m¨¢s cercano.

Lo que hoy hagamos es lo que vamos a dejar a las generaciones futuras. Mejor que sea un mundo habitable, ejemplo de convivencia y tolerancia, independientemente del sexo, la raza o la religi¨®n de cada uno.

Antonio Ortega es secretario general del Partido Andalucista.