A Europa, sin el PP
Cuando el PP estaba en el Gobierno y negociaba cuestiones de importancia en Europa, siempre cont¨® con el apoyo del PSOE. No as¨ª al rev¨¦s. Aznar ser¨¢ recordado por calificar de "pedig¨¹e?o" al entonces presidente Gonz¨¢lez por su actitud en la cumbre de Edimburgo, donde se cre¨® el fondo de cohesi¨®n que tan beneficioso ha resultado para Espa?a. Ayer, Rajoy volvi¨® a las andadas. Pese a su oferta formal de apoyo a Zapatero ante el cierre del Tratado Constitucional europeo, en la primera ocasi¨®n en la que un presidente del Gobierno informaba antes y no s¨®lo despu¨¦s de un Consejo Europeo, se lanz¨® a una cr¨ªtica sistem¨¢tica de la posici¨®n negociadora del actual Ejecutivo, por debilitar el peso institucional logrado para Espa?a en Niza. Es verdad que Zapatero felicit¨® en su d¨ªa a Aznar por ese ¨¦xito. Pero es falaz el argumento de Rajoy de que apoyar¨¢ al Gobierno socialista si deja a Espa?a en la UE como el PP la hab¨ªa dejado, es decir, como en Niza. Porque, en realidad, como qued¨® de manifiesto en el fallido Consejo Europeo de diciembre, lo que le ha legado el PP al PSOE no es Niza, sino una situaci¨®n bloqueada.
El ¨¦xito negociador de Zapatero habr¨¢ de juzgarse a la luz de los resultados que logre esta semana en Bruselas. Tras el 14-M se lanz¨® a apoyar el sistema de doble mayor¨ªa (de Estados y de poblaciones) para las decisiones en el Consejo de Ministros. Con alguna excepci¨®n, es el sistema que concita mayor consenso entre los 25 y refleja esa doble legitimidad, estatal y ciudadana, de esta construcci¨®n europea. Incluso el anterior Gobierno estaba dispuesto a entrar a negociarlo, pero en diciembre ni siquiera le dejaron. Dicho esto, las f¨®rmulas y porcentajes cuentan y mucho. Y la salvaguardia que quiere introducir Espa?a -que se necesiten al menos cuatro pa¨ªses para bloquear una decisi¨®n- es una garant¨ªa m¨ªnima para evitar que tres grandes tengan la llave de todas las decisiones.
Era necesario huir de la simple l¨®gica de la minor¨ªa de bloqueo. Espa?a debe defender sus intereses tambi¨¦n demostrando su capacidad de articular mayor¨ªas, volviendo a conciliar inter¨¦s nacional e inter¨¦s general europeo, ser parte de la soluci¨®n y no del problema. Pensar, como hizo el PP, que fue una cesi¨®n gratuita renunciar a que el Tratado Constitucional se firmara en Madrid es otra falacia. Con este gesto, Zapatero se gan¨® a Berlusconi. Adem¨¢s, fue una propuesta solidaria del Parlamento Europeo tras el 11-M, nunca avalada por los jefes de Estado y de Gobierno, que son los que deciden en esta materia y que ya se hab¨ªan comprometido con Roma. El PP necesita recentrarse. Tambi¨¦n en Europa.
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