Bill Clinton ajusta cuentas en sus memorias
El ex presidente relata en su autobiograf¨ªa, que sale a la venta ma?ana en EE UU, su visi¨®n personal sobre el 'caso Lewinsky' al tiempo que admite sus errores y ataca a sus enemigos
El ex presidente Bill Clinton, en una autobiograf¨ªa de 957 p¨¢ginas que aparecer¨¢ ma?ana en las librer¨ªas estadounidenses, se muestra dolorosamente c¨¢ndido con sus defectos personales y maliciosamente reivindicativo hacia lo que llama la hipocres¨ªa de sus enemigos y responsabiliza de su relaci¨®n con Monica Lewinsky a los "viejos demonios" que le han perseguido durante toda su vida.
Clinton asegura que esta relaci¨®n fue personalmente humillante y que casi le cuesta su presidencia y su matrimonio. Despu¨¦s de dormir durante meses en un sof¨¢, un a?o de intensa asesor¨ªa matrimonial y su absoluci¨®n en el proceso de destituci¨®n en el Senado, se siente finalmente libre.
"De alguna forma era liberador", escribe en el libro Mi vida, que saldr¨¢ a la calle con una tirada inicial de 1,5 millones de copias, y agrega que ya no tiene ning¨²n secreto que esconder. The New York Times ha logrado hacerse con un ejemplar. Clinton recibi¨® un adelanto de m¨¢s de 10 millones de d¨®lares por sus memorias, que van a ser promocionadas con una intensa campa?a de publicidad que comenzar¨¢ este fin de semana.
El ex presidente durmi¨® en un sof¨¢ de la Casa Blanca durante meses
Cuando le cont¨® su relaci¨®n con Lewinsky, Hillary reaccion¨® como si la hubiesen golpeado
El libro no s¨®lo ofrece una ¨ªntima visi¨®n de la lucha de Clinton con el caso Lewinsky y el proceso de destituci¨®n que sigui¨®, sino tambi¨¦n de sus ocho a?os en la Casa Blanca, de su improbable ni?ez y de su precoz carrera pol¨ªtica en Arkansas.
El libro es indisciplinado y muy personal en los momentos que elige para enfatizar: dedica casi 100 p¨¢ginas a su ni?ez, pero trata largos periodos de la presidencia como un recorrido entre ciudades en campa?a y capitales extranjeras. Clinton escribi¨® su libro despu¨¦s del 11-S y dedica un espacio importante a los esfuerzos de su Administraci¨®n en la lucha contra el terrorismo y a la creciente preocupaci¨®n por Osama Bin Laden. Los momentos clave de la presidencia de Clinton son muy conocidos y tanto sus asesores como su esposa, la senadora dem¨®crata Hillary Rodham Clinton, han escrito sobre ellos. Pero este libro es la primera explicaci¨®n del propio Clinton y de c¨®mo se sinti¨® en medio de tantas tormentas.
La longitud del libro permite al ex presidente ajustar cuentas, y lo hace con energ¨ªa. Fustiga a los republicanos en el Congreso; a Louis J. Freech, el antiguo director del FBI; a la Asociaci¨®n Nacional del Rifle; e incluso a la Corte Suprema, que decidi¨® en 1997 que el caso de acoso sexual contra Paula Jones pod¨ªa seguir adelante a pesar de que estaba en la Casa Blanca. Asegura que fue una de las decisiones m¨¢s pol¨ªticamente ingenuas y da?inas de los ¨²ltimos a?os.
Guarda su mejor veneno para Kenneth W. Starr, el fiscal independiente que le persigui¨® durante a?os en una de las investigaciones gubernamentales m¨¢s caras en la historia de EE UU. Escribe que Starr era el tribuno de una conspiraci¨®n de extrema derecha que ten¨ªa como objetivo destruir su presidencia porque era un anatema personal para ellos y porque les hab¨ªa ganado en varias elecciones. Acusa a Starr de promover una "publicidad barata y sucia" al llevar a Clinton ante un gran jurado que investigaba el asunto Whitewater. Dijo que Starr pod¨ªa haberle interrogado en la Casa Blanca.
Clinton reconoce, sin embargo, que su autoindulgencia en asuntos sexuales y sus evasiones cuidadosamente planeadas dieron a sus enemigos la munici¨®n necesaria para descarrilar, al menos temporalmente, su presidencia y para da?ar su imagen p¨²blica. Clinton escribe que, desde una edad temprana, ha tenido "vidas paralelas" entre una imagen p¨²blica gregaria y dispuesta que esconde una debilidad y confusi¨®n privada. Varias veces vio a su padrastro alcoh¨®lico, Roger Clinton, golpear a su madre y, en una ocasi¨®n, dispararle a la cabeza. Pero escribe que fue al d¨ªa siguiente al colegio como si nada hubiese pasado. Este comportamiento fue especialmente agudo en 1998, asegura, cuando el caso Lewinsky fue revelado y Clinton pas¨® meses mintiendo a su familia, sus ayudantes y a los estadounidenses. Dice que de ni?o aprendi¨® a vivir con secretos. El lema de su familia, escribe, era "no preguntas, no respondas".
Clinton asegura que el a?o 1998 fue el m¨¢s extra?o de su presidencia cuando se vio obligado a llevar dos vidas incongruentes. La investigaci¨®n Lewinsky sac¨® a un primer plano la "parte m¨¢s oscura" de su vida personal.
El ex presidente explica que estaba disgustado por sus encuentros sexuales con la becaria de la Casa Blanca, que dice que acabaron despu¨¦s de varios meses, cuando ya no pod¨ªa vivir consigo mismo. Admite que sus actos fueron inmorales y est¨²pidos, pero que tom¨® la determinaci¨®n de que no iba a permitir al fiscal Starr echarle del Despacho Oval por ellos.
Cuando finalmente le confes¨® su historia de Hillary Clinton, en agosto de 1998, asegura que reaccion¨® como si la hubiese golpeado en el est¨®mago. Dec¨ªrselo a su hija Chelsea fue a¨²n peor. Durante semanas, mientras dorm¨ªa en un sof¨¢ de la Casa Blanca y ped¨ªa prestada una vivienda de vacaciones en Martha's Vineyard, pensaba que su indulgencia no s¨®lo hab¨ªa puesto en peligro su matrimonio, sino tambi¨¦n el amor y el respeto de su ¨²nica hija.
En sus memorias explica que pas¨® los d¨ªas inmediatos a su confesi¨®n suplicando el perd¨®n de su familia, pero tambi¨¦n planeando un golpe contra Bin Laden y Al Qaeda tras los atentados, en agosto de 1998, contra las embajadas estadounidenses en Tanzania y Kenia. Sus ayudantes le aseguraron que este tipo de ataques pod¨ªa ser utilizado por sus enemigos como un intento de ocultar sus problemas personales y legales.
Dijo que asegur¨® a sus ayudantes que siguiesen los consejos de su equipo de seguridad nacional. Clinton perdona a muchos de sus enemigos por sus man¨ªas personales, incluso al antiguo portavoz en el Congreso, Newt Gingrich, que llev¨® a los republicanos a controlar la C¨¢mara en las elecciones de 1994 y que llev¨® a cabo a una dura pelea con el ex presidente. Pero su opini¨®n de Freech, nombrado director del FBI en 1993, es muy dura. Asegura que Freech, un antiguo juez federal, se lanz¨® contra la Casa Blanca para disimular los serios errores y fallos dentro del FBI.
El libro est¨¢ impulsado por la voz personal de Clinton y est¨¢ lleno de an¨¦cdotas y detalles. Clinton escribe que la muerte de su padre, a los 28 a?os, antes de su nacimiento, le situ¨® ante su propia mortalidad y le hizo vivir intensamente cada momento. Tambi¨¦n describe con candor su adolescencia gordita y confiesa que una vez fue el ¨²nico ni?o que no logr¨® encontrar un huevo de Pascua no porque no supiese d¨®nde estaban, sino porque, a causa de su peso, los otros ni?os eran m¨¢s r¨¢pidos. Tambi¨¦n recuerda su adolescencia y el temor que le produjeron sus primeros escarceos sexuales.
Clinton tambi¨¦n relata sus esfuerzos para evitar el reclutamiento de la guerra de Vietnam, que luego se convirti¨® en un tema de su campa?a presidencial. Detalla su aversi¨®n a ir a Vietnam y sus debates internos sobre si era por "cobard¨ªa o por convicciones". Dice que no est¨¢ seguro de si alguna vez encontr¨® la respuesta.
Clinton defiende su actuaci¨®n frente al terrorismo argumentando que urgi¨® a sus aliados a aumentar la lucha contra el terror y que nombr¨® a Richard A. Clarke como coordinador antiterrorista. Relata que en varios discursos se refiri¨® al terrorismo "como el enemigo de nuestra generaci¨®n".
El ex presidente, sorprendentemente, tiene muy poco que decir sobre su oponente en las elecciones de 1996, Bob Dole, pero analiza la campa?a y los factores culturales que influyeron en la elecci¨®n en muchos estados.
Clinton cierra el libro con una meditaci¨®n personal sobre las lecciones que aprendi¨® al aceptar sus responsabilidades, dejando atr¨¢s la ira y concediendo el perd¨®n. Asegura que en muchas iglesias negras que ha visitado ha escuchado definir los funerales como "regresos a casa". "Todos vamos a ir a casa y quiero estar preparado", escribe.
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