Mandos militares de EE UU testificar¨¢n en el consejo de guerra por las torturas
El juez militar proh¨ªbe demoler la c¨¢rcel de Abu Ghraib por ser el "escenario del crimen"
Algunos altos jefes del Ej¨¦rcito de Estados Unidos ser¨¢n llamados a declarar en el juicio por torturas a civiles iraqu¨ªes contra tres soldados estadounidenses, que dio comienzo ayer en Bagdad. Entre los altos mandos que podr¨ªan declarar figura el jefe de las tropas de EE UU en Irak, el general Ricardo S¨¢nchez. Adem¨¢s, el juez del proceso, el coronel James Pohl, declar¨® a la prisi¨®n de Abu Ghraib, donde se produjeron las torturas como "escenario del crimen", lo que imposibilita llevar a efecto el deseo del presidente de EE UU, George W. Bush, de derribar el edificio.
Los acusados -los sargentos Javal Davis e Ivan Frederick y el cabo Charles Graner- afrontaron ayer diversas cuestiones t¨¦cnicas sobre el consejo de guerra al que est¨¢n sometidos. El juez militar accedi¨® a la petici¨®n de la defensa de que sean llamados a declarar los jefes de la cadena de mando de los acusados, incluidos los dos m¨¢ximos responsables en la zona, el comandante de las tropas estadounidenses desplegadas en Oriente Pr¨®ximo, general John Abizaid, y el jefe de las tropas en Irak, general Ricardo S¨¢nchez. Un portavoz de la coalici¨®n confirm¨® un poco m¨¢s tarde que los cinco m¨¢ximos jefes militares de EE UU en Irak declaran ante el tribunal.
El abogado de Graner solicit¨® adem¨¢s la comparecencia del secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, aunque no obtuvo respuesta. La petici¨®n muestra la l¨ªnea de actuaci¨®n que seguir¨¢ la defensa de los acusados cuyas torturas han quedado reflejadas en fotograf¨ªas que han dado la vuelta al mundo: los m¨¢s altos niveles en la Administraci¨®n crearon una atm¨®sfera en la que se aceptaba cualquier medio para obtener informaci¨®n de los detenidos. "A causa de la guerra contra el terrorismo, las m¨¢s altas instancias del Gobierno han autorizado procedimientos no usuales", asegur¨® Guy Womack, abogado del cabo Graner.
Womack a?adi¨® que su cliente y los dem¨¢s hombres y mujeres acusados de torturas est¨¢n cargando con las culpas de una pol¨ªtica generalizada. El abogado a?adi¨® adem¨¢s tener pruebas de que un alto jefe militar estadounidense estaba presente durante muchos de los cuestionados interrogatorios y que este militar hab¨ªa tratado de evitar que otros oficiales supieran de los interrogatorios. El abogado se neg¨® a facilitar el nombre del jefe militar implicado.
Graner, un antiguo guardia de la prisi¨®n de Pensilvania de 35 a?os, se enfrenta a algunas de las acusaciones m¨¢s graves, entre ellas la de posar ante las c¨¢maras de fotos con una pir¨¢mide de detenidos desnudos, en noviembre de 2003. Tambi¨¦n se le acusa de haber obligado a los prisioneros a desnudarse y a masturbarse unos frente a otros. Graner ha asegurado que sigui¨® instrucciones de las autoridades militares.
El juez deneg¨® otra demanda de la defensa en la que se requer¨ªan informes del Pent¨¢gono y del Departamento de Justicia sobre cu¨¢l es el tratamiento aceptable para los detenidos y cu¨¢ndo es aplicable la Convenci¨®n de Ginebra. El sargento Frederick y el especialista Graner aparecen ante el tribunal vistiendo sus uniformes de camuflaje. La vista tuvo lugar en el Centro de Convenciones de Bagdad, un edificio fortificado en el interior de la llamada zona verde, que suele ser escenario de las comparecencias ante la prensa de los representantes civiles y militares de la autoridad estadounidense en Irak.
Hasta ahora siete militares han sido encausados por torturar a civiles iraqu¨ªes en la prisi¨®n de Abu Ghraib, a unos 30 kil¨®metros al oeste de Bagdad. El primero de los acusados fue Jeremy Sivits, autor de las famosas fotograf¨ªas y quien durante su juicio, celebrado tambi¨¦n en Bagdad, se declar¨® culpable, siendo condenado a un a?o de c¨¢rcel.
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