La fascinaci¨®n del laberinto
PHotoEspa?a 2004 ha adoptado como tema central las im¨¢genes fotogr¨¢ficas que (nos) cuentan historias. Y pongo entre par¨¦ntesis el nos porque eso es precisamente lo que ha hecho M¨®nika Bravo (Bogot¨¢, 1964) en esta exposici¨®n centrada en la videoinstalaci¨®n A_Maze, un t¨ªtulo que juega la duplicidad de sus sentidos para evocar tanto al laberinto como a la excitaci¨®n que ¨¦l es capaz de producir. La instalaci¨®n consiste en un alfombra reticulada en la que una gran imagen fotogr¨¢fica de los transe¨²ntes de la Piazza del Duomo en Mil¨¢n, captados desde arriba, tiene impresa encima y dispuestos en forma laber¨ªntica p¨¢rrafos enteros entresacados del Arte Po¨¦tica de Borges. Para intentar leerlos es inevitable caminar sobre el tapete con el resultado de que cada paso que das activa un sensor que a su vez pone en marcha proyecciones de videoim¨¢genes en dos pantallas situadas delante. El recurso, o el truco si se quiere, no es nuevo y su mera invocaci¨®n no justificar¨ªa que se le dedicara esta o cualquier otra nota. No, no es eso. Si algo vale la pena en este trabajo de M¨®nika Bravo es, aparte de la intensidad nada desde?able de las im¨¢genes, su decisi¨®n, como ya dije, de poner entre par¨¦ntesis ese nos de que hablaba antes. Para ella las im¨¢genes, sean fotogr¨¢ficas, sean videogr¨¢ficas, evidentemente cuentan historias, pero no las que ellas nos quieran contar y mucho menos las que el artista que las capta y las edita nos quiere contar. No, de nuevo no. Lo que importa para Bravo es construir unos dispositivos visuales donde las im¨¢genes sean lo suficientemente aut¨®nomas unas de otras como para permitirle al espectador armar o componer su propia historia. Su propia pel¨ªcula.
M?NIKA BRAVO
Galer¨ªa Pilar Parra
Conde de Aranda, 2. Madrid
Hasta el 10 de julio
Y para favorecer esta opci¨®n ella descontextualiza deliberadamente las fotos y las secuencias de v¨ªdeo que ha grabado en las cuatro esquinas del planeta, de Bogot¨¢ a Bangkok, de Tokio a Manhattan con parada y fonda en Madrid. De tal manera que es dif¨ªcil descubrir d¨®nde han sido tomadas o captadas, hasta el punto que se hacen decididamente abstractas.
Ahora bien, esto de poner entre par¨¦ntesis la autor¨ªa del relato trae consigo inevitablemente problemas teol¨®gicos y metaf¨ªsicos a los que no es ajena la artista. Menciono s¨®lo uno, claramente enunciado en su d¨ªa por san Agust¨ªn: el del libre albedr¨ªo. Ella se pregunta, y no sin raz¨®n, hasta qu¨¦ punto es aut¨¦ntica la libertad que le concede al espectador de componer su propio relato si es ella la que como Dios omnipotente pone las im¨¢genes que ¨¦l puede y debe ver.
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