La trilog¨ªa de Ang¨¦lique Kidjo
La idea de esta trilog¨ªa se remonta a mi ni?ez, cuando me di cuenta de que Jimi Hendrix era descendiente de africanos llevados a Estados Unidos en tiempos de la esclavitud", explica. "Con nueve a?os no entiendes el alcance de las cosas. Les dije a mis padres 'me hab¨¦is contado que somos todos iguales, entonces ?c¨®mo es posible que la gente pueda hacerse tanto da?o?'. Yo ten¨ªa un sentido elevado de la justicia, pero la vida no es justa", a?ade Ang¨¦lique Kidjo, que de ni?a quer¨ªa ser abogada de los derechos humanos y hoy es embajadora de Unicef.
Primero Estados Unidos, luego Brasil y ahora el Caribe. "Mis hermanos ten¨ªan un grupo de m¨²sica y yo escuchaba con ellos a James Brown, Otis Redding, Wilson Pickett, Santana, Aretha Franklin
... y todo Motown. Al mismo tiempo, la m¨²sica caribe?a formaba parte de nuestra vida cotidiana. Mi madre y mi padre me ense?aron a bailar la rumba, la salsa, el merengue
David Byrne escribi¨® que las m¨²sicas m¨¢s influyentes del siglo XX fueron producto del tr¨¢fico de esclavos. En un viaje de ida y vuelta. "M¨²sicas que yo pensaba eran tradicionales de Benin, fueron muy influenciadas por los esclavos que regresaron tras la abolici¨®n de la esclavitud", cuenta. "La esclavitud fue algo imperdonable, absolutamente horrible, pero no debemos quedarnos en ese sentimiento de dolor, odio y culpabilidad. Con la m¨²sica, los esclavos nos han dado una lecci¨®n magistral de tolerancia... Y nos han dejado una herencia maravillosa".
Oyaya! est¨¢ producido por Steve Berlin (Los Lobos). "Fui a Los ?ngeles para hablar con varios productores a los que hab¨ªa mandado una maqueta. ?l lleg¨® con una libretita. Era el ¨²nico que ya hab¨ªa tomado notas de cada canci¨®n", recuerda. Suenan boleros, chachach¨¢s, congas... A Cuba viaj¨® hace dos a?os. "Con todas las restricciones que padecen, y el r¨¦gimen totalitario, si no fuera por la m¨²sica la gente no podr¨ªa vivir. La m¨²sica es el psicoanalista. Les permite evadirse y conserva j¨®venes a los viejos m¨²sicos, que son mucho m¨¢s j¨®venes que muchos m¨²sicos en Occidente. Cuba es el ¨²nico pa¨ªs del mundo, sin contar ?frica, en el que los ancianos a¨²n est¨¢n admitidos en la sociedad. Y les ves mantenerse erguidos. Tienes ganas de envejecer cuando est¨¢s all¨ª". Le ha dedicado una canci¨®n a Celia Cruz, con la que cant¨® una vez en Par¨ªs. Ya escuchaba sus discos desde ni?a. "?Qui¨¦n no la conoc¨ªa en ?frica? Todo el mundo baila la salsa". Y tiene a un invitado ilustre en el disco: Henri Salvador. "?Ya me gustar¨ªa cantar as¨ª con 86 a?os! Hay una historia de amor entre su voz y el micr¨®fono".
En Conga habanera hay tambores bat¨¢, los tambores sagrados de los yorubas. La santer¨ªa en Cuba y Puerto Rico, o el candombl¨¦ en Brasil, no tienen la sombr¨ªa reputaci¨®n del vud¨² haitiano, cuyo origen est¨¢ en Benin. "Es la misma religi¨®n. El porqu¨¦ la de Hait¨ª tiene esa mala fama se debe a que Toussaint Louverture y Dessalines la usaron para preparar la revoluci¨®n y proclamar la primera rep¨²blica negra", explica. "Las ceremonias ten¨ªan como finalidad que los franceses no supieran que el estado mayor de la resistencia estaba reunido. Algunos decidieron sacrificar sus vidas y convertirse en zombis, para lo cual tomaban un veneno que produce un estado de catalepsia. Y crearon las mu?ecas con las agujas, algo que no existe en la religi¨®n vud¨². Todo ese lado teatral que fascin¨® a Hollywood".
Apunta diferencias: "En Bah¨ªa los esclavos tuvieron permiso de sus amos para practicar su religi¨®n y tocar los tambores porque su n¨²mero superaba en mucho al de los blancos y ¨¦stos tem¨ªan una revuelta. En Cuba tambi¨¦n porque tras festejar regresaban al trabajo en el campo con mayor ¨ªmpetu. Mientras que en Estados Unidos les retiraron el tambor y s¨®lo les qued¨® la voz".
El disco de esta africana que vive entre Par¨ªs y Brooklyn termina con una plena puertorrique?a, en la que participa un coro de mujeres musulmanas de un pueblo del norte de Benin.
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