Basura
Se hace necesario no confundir la cr¨®nica municipal con la glosa de aquellas costumbres que tienen en los municipios su mayor asentamiento. Las comunidades rurales tienen de seguro muchos de los defectos que tambi¨¦n pueden achacarse a las urbanas, pero la inflaci¨®n de individuos que en estas habita las hace m¨¢s perceptibles para el com¨²n de los mortales.
Y adem¨¢s se produce la circunstancia de que algunas de las malsanas costumbres de los humanos est¨¢n, si no arropadas, s¨ª por lo menos admitidas, justificadas y perdonadas por los pr¨®ceres municipales que, por acci¨®n u omisi¨®n, permiten su florecimiento, logrando, hay que suponer, congraciarse con el pueblo votador en los momentos en que ¨¦ste desea imponer su ley.
En nuestra Comunidad, de amplia tradici¨®n festejadora, se producen con lamentable frecuencia ejemplos de lo que se?alamos, y estos ¨²ltimos d¨ªas, con ocasi¨®n de la festividad de San Juan, hemos obtenido prueba fehaciente de ello. El vandalismo ha hecho presa en los nocturnos seguidores del Santo que, armados con los atributos de su fiesta, la han emprendido con playas y aleda?os hasta dejarlos sumidos en la destrucci¨®n y la incuria. ?All¨¢ fueron las azules banderas, a rodar empujadas por el festejo, al fondo del mar!
Suceden hechos similares todos los a?os, con ocasi¨®n de las Fallas en particular y de cualquier festejo local en general. Se arrinconan las ordenanzas, en todo tiempo tan sagradas, y ante el benepl¨¢cito de las autoridades se tapan calles, se arruinan contenedores, se da al traste con el sosiego y se obliga a soportar los desmanes de los festeros a la silenciosa mayor¨ªa de la poblaci¨®n, que contempla aterrada como la legalidad salta hecha a?icos ante el empuje de la minor¨ªa crecida y enfebrecida, portadora de derechos que cree inalienables por abstrusas interpretaciones de la tradici¨®n y el folclore, y que parece que pese a su debilidad argumental han convencido al regidor que deber¨ªa limitarlas y encauzarlas en beneficio de la salud y las arcas p¨²blicas.
Los ba?istas que deber¨¢n abstenerse de ejercitar su afici¨®n en las pr¨®ximas fechas, los cansados ciudadanos a los que se impide conciliar el sue?o por d¨ªas y d¨ªas, de la ma?ana a la noche, los trabajadores a los que se impide llegar a su trabajo con las barreras que cruzan y taponan la v¨ªa p¨²blica, los limpios de olfato a los que se castiga con la percepci¨®n de los efluvios de los requemados aceites de las frituras, los contribuyentes todos que sufragamos el coste del desm¨¢n, nos creemos restos sin valor municipal.
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