Relaci¨®n de fuerzas
Lo que buscamos los d¨¦biles, desde hace milenios, es equilibrarnos con los fuertes. "Fuerzas contra resistencias", dec¨ªa Foucault: a veces un abuso de fuerza tiene una respuesta m¨¢s all¨¢ de la mera resistencia. La pol¨ªtica es una negociaci¨®n para equilibrar fuertes y d¨¦biles: por eso disparates patentes como la discriminaci¨®n positiva y la ley penal contra la violencia sobre la mujer tienen un sentido encomiable. Nos defienden -a una parte de los d¨¦biles- de los disparates de las leyes de la Fuerza. La supervivencia de las especies depende de la ayuda mutua, dec¨ªa Kropotkin, frente a la "supervivencia del m¨¢s fuerte". Otra de las intenciones de este Gobierno parece ir por ese camino: la iniciaci¨®n de lo que llaman matrimonio de homosexuales trata de sacar de una debilidad a un extenso sector de la poblaci¨®n. Mi deseo de libertad sexual forma parte de la generalidad. El "orgullo gay" es otro disparate, porque nadie tiene por qu¨¦ estar orgulloso de su forma de amar y de estar en la vida, pero vale como compensaci¨®n del viejo martirio. El sexo es un gran dominio de la Fuerza, que ha ido reservando su uso y permiso para ejercerlo hasta con su abuso loco de la sacralizaci¨®n.
El martes, los conservadores, en su espect¨¢culo del Congreso, utilizaban dos grandes temas: el sexo y el agua. Si aprobaban la uni¨®n de homosexuales, se reservaban la cuesti¨®n de las adopciones: no pueden perder el voto de los partidarios del sexo libre ni dejar que la ley se haga sin ellos, pero querr¨¢n poco a poco introducir disminuciones, restricciones. El "Agua para todos" que enarbolaban en pancartas era una falacia: ser¨¢ dif¨ªcil y raro el decreto del Gobierno, pero su pretensi¨®n es precisamente que haya agua para todos. No s¨¦ d¨®nde ir¨¢ a parar este Gobierno, ni hasta cu¨¢ndo. Pienso que esta pol¨ªtica de modificar la vieja Fuerza, o de dar paso a la vida sobre la utop¨ªa negativa de los carcas, se produce a veces en forma de irrupciones en la continuidad adversa: pero es precisamente la forma de ir progresando. Cuando ma?ana el Gobierno decida, si lo decide, enviar soldados a Afganist¨¢n en lugar de retirar los que hay, con el pensamiento injusto de que esa ocupaci¨®n es distinta de la de Irak, debe recordar a los presos de Guant¨¢namo como caso: a los d¨¦biles. Y no debe aceptar, como le dicen los otros, que est¨¢ en una relaci¨®n de fuerzas en la que es el m¨¢s d¨¦bil.
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