La importancia de las canciones
En el negocio de los largometrajes de animaci¨®n, la batalla por el p¨²blico tiene muy en cuenta las bandas sonoras. Hablamos de las bandas sonoras de canciones: los scores no son esenciales en esas guerras que se desarrollan fuera de los minicines.
La selecci¨®n de canciones -suenen claramente en la pel¨ªcula o pasen como un suspiro- tiene una doble funci¨®n. Primero, ser programadas en la radio, logrando que las ondas se llenen de menciones de la pel¨ªcula (si se genera un ¨¦xito, la productora salta directamente al s¨¦ptimo cielo). Segundo, marcar alto en el term¨®metro de lo cool, cualidad misteriosa que viene a se?alar la contemporaneidad del producto, la punter¨ªa en los gui?os al p¨²blico potencial.
DreamWorks sabe c¨®mo jugar en esa ¨¢rea. Si la competencia apuesta por Phil Collins o Elton John, se dijeron: vayamos hacia artistas con algo m¨¢s de filo. Queda muy claro en la banda sonora de Shrek 2 (Universal). Se da salida a grupos de la rama discogr¨¢fica de DreamWorks, como Eels o Frou Frou. Hay hueco para meter artistas -"me debes una"- de empresas con las que comparten c¨®digo gen¨¦tico, caso de Geffen Records, que aporta a Counting Crows o Rich Price.
Estas bandas sonoras dan oportunidad para proporcionar nuevo contexto a canciones cl¨¢sicas. Funkytown, de Lipps Inc., suena en Shrek 2 en toda su gloria discotequera de 1979, pero las otras han sido remodeladas. Changes cuenta con su compositor, David Bowie, de camale¨®n invitado con Butterfly Boucher. La mis¨®gina Livin la vida loca hace tiempo que funciona como chiste, generalmente a cuenta de su int¨¦rprete original, Ricky Martin, y aqu¨ª es puro delirio, con las voces de Antonio Banderas y Eddie Murphy cabalgando sobre una enloquecida producci¨®n del argentino Gustavo Santaolalla y el uruguayo Juan Campod¨®nico.
Si tanto internacionalismo parece rizar el rizo, todav¨ªa quedan m¨¢s audacias. Shrek 2 contiene aportaciones de dos sacamantecas, el lobuno Tom Waits y el sombr¨ªo Nick Cave, vocalistas que imponen car¨¢cter a todo lo que visitan. Para aliviar, est¨¢ Ever fallen in love. Lo que inicialmente era una canci¨®n gay -"?alguna vez te has enamorado / de alguien de quien no debieras?"- de The Buzzcocks, aqu¨ª se transforma en efervescente himno para todos los p¨²blicos, a cargo de Peter Yorn, rockero guapo. ?Qui¨¦n da m¨¢s?
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