La ni?a rescatada de Chernobil
La tenista rusa Maria Sharapova, campeona de Wimbledon, lleg¨® a Estados Unidos a los 8 a?os con su padre y 700 d¨®lares
"?Otra vez?", exclam¨® Maria Sharapova cuando alguien le pregunt¨® sobre los sacrificios y las penalidades que pas¨® antes de proclamarse el pasado s¨¢bado campeona de Wimbledon a sus 17 a?os. "Pues... s¨ª, comenz¨® a explicar la tenista rusa de forma casi mec¨¢nica, sin pensar demasiado lo que estaba diciendo y sinti¨¦ndose repetitiva. Sin embargo, la historia de la flamante triunfadora del torneo londinense no es nada convencional. Tiene todos los ingredientes ¨¦picos, humanos y sentimentales que configuran un car¨¢cter fuerte, una mente g¨¦lida, una capacidad de sufrimiento y una fuerza interior indispensables para triunfar.
Sharapova naci¨® en Siberia, en la localidad de Nyagan. Pero aquel remoto lugar, donde se combinaban los humos y los malos olores propios de las refiner¨ªas de gas y petr¨®leo y que en invierno alcanza temperaturas de 40 grados bajo cero, no era la residencia habitual de su familia, no.
Sus or¨ªgenes hay que buscarlos en la l¨²gubre localidad de Gomel, en Bielorrusia, donde todav¨ªa reside su abuela, Galina. Sus padres, Yuri y Yelena, decidieron cambiar de domicilio cuando la mujer qued¨® embarazada poco despu¨¦s de que se produjera el fatal accidente en la central nuclear de Chernobil, en abril de 1986, a muy pocos kil¨®metros de Gomel. "Quer¨ªan impedir a toda costa que su hija, Maria, y su nuevo beb¨¦ tuviera que vivir en medio de los horrores que provoc¨® aquel hecho", confiesa su abuela.
Durante cuatro a?os, Yuri trabaj¨® en unas condiciones de extrema dureza y en una situaci¨®n bastante complicada. As¨ª, hasta que consigui¨® ahorrar lo suficiente para establecerse en Sochi, en la costa del mar Negro. Fue un cambio fundamental en la vida de Sharapova porque all¨ª, ya con cuatro a?os y medio, cogi¨® su primera raqueta. No hab¨ªa dinero para comprar una nueva, por lo que tuvo que conformarse con una vieja.
Yuri Yutkin, un veterano entrenador ruso, de 67 a?os de edad, lo recordaba en el peri¨®dico londinense Daily Express el pasado s¨¢bado. "Parec¨ªa aburrida de tanto mirar como jugaba su padre", manifestabaYutkin. "Un d¨ªa", a?adi¨® el t¨¦cnico, "le di una raqueta y le dije que pod¨ªa comenzar a jugar".
En los tres a?os siguientes le ocurrieron dos cosas trascendentales. La primera, que Yevgeny Kafelnikov, el campe¨®n ruso de Roland Garros y del Open de Australia, la vio jugar y le regal¨® una de sus raquetas. La segunda, que a los siete a?os se desplaz¨® a Mosc¨² para disputar un torneo y coincidi¨® con la estadounidense de origen checo Martina Navratilova, que aconsej¨® a su padre que la llevara a Estados Unidos para mejorar su tenis. Hab¨ªa un inconveniente: el dinero. Pero Yuri decidi¨® pedir un pr¨¦stamo para poder realizar el viaje.
"Llegaron a Brandenton", cuenta Nick Bollettieri en cuya academia recalaron, "sin saber casi ni una palabra de ingl¨¦s y con muy pocas posibilidades econ¨®micas". Yuri, de 42 a?os, llevaba 700 d¨®lares en el bolsillo cuando ¨¦l y su hija pisaron tierra norteamericana.
""Los primeros d¨ªas fueron muy duros", recuerda el padre de la campeona, que trabaj¨® en cualquier cosa que le surgiera para salir adelante. "Maria aprendi¨® ingl¨¦s en cuatro meses", explica Bollettieri; "su crecimiento fue normal hasta los 14 a?os. Entonces se obsesion¨® con la perfecci¨®n y no paraba de entrenarse hasta lograrla en cada golpe".
A los 14 a?os se hizo profesional y en 2002 fue finalista de la prueba j¨²nior del Open de Australia. El curso pasado gan¨® sus dos primeros torneos, en Tokio y Qu¨¦bec. Y en Wimbledon pas¨® por la sala de prensa para familiarizarse con los periodistas.
El WTA Tour quer¨ªa ya entonces explotar su belleza, convertirla en la nueva cara, la otra imagen del circuito, en contraposici¨®n a la dureza y los modales de las hermanas estadounidenses Serena y Venus Williams. Sharapova firm¨® un contrato con la agencia de modelos de IMG y otro con raquetas Prince, que la convirtieron en millonaria. Abri¨® ah¨ª un camino similar al de su compatriota Ana Kurnikova, a la que puede acabar arruinando.
Sin embargo, entre las dos hay una diferencia sustancial. Sharapova tiene ya un palmar¨¦s, en el que el pasado s¨¢bado escribi¨® una p¨¢gina de oro: es campeona de Wimbledon. "Ella no es como Kurnikova, que es m¨¢s una modelo que una jugadora de tenis", afirma la abuela de Sharapova; "para Masha [tal como la llaman en la familia], el ¨²nico objetivo es el tenis. Quiere ser la mejor".
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