El embri¨®n medicamento
El pasado mes de mayo un grupo de parejas, en las que alguno de sus miembros padece una enfermedad grave de la sangre de naturaleza hereditaria, y que tienen un hijo con dicha enfermedad, solicitaron en el Instituto Valenciano de Infertilidad, poder acceder a la fecundaci¨®n in vitro para crear embriones sanos e inmunol¨®gicamente compatibles con el ni?o enfermo, con la finalidad de conseguir, a partir de los nacidos, material celular para tratar al hermano afectado por la enfermedad de sus padres. Igualmente, otro grupo de padres, que sin padecer una enfermedad hereditaria, tambi¨¦n tiene un hijo con una enfermedad de la sangre, en este caso de car¨¢cter adquirido, como puede ser una leucemia o una anemia grave, quieren tambi¨¦n generar un hijo con la misma finalidad. Con este motivo, parece de inter¨¦s reflexionar sobre este importante tema m¨¦dico, que a la vez tiene profundas connotaciones ¨¦ticas.
Cuando alguno de los miembros de una pareja padece una enfermedad hereditaria grave, para evitar que se transmita a sus hijos se puede utilizar la fecundaci¨®n in vitro, junto con el denominado diagn¨®stico gen¨¦tico preimplantatorio (DGP). Esencialmente, el DGP consiste en tomar una c¨¦lula de un embri¨®n de 2/5 d¨ªas, creado por fecundaci¨®n in vitro, para determinar en ella, por t¨¦cnicas de biolog¨ªa molecular, si ese embri¨®n es portador o no de la enfermedad gen¨¦tica que padecen sus padres. El DGP se usa desde hace m¨¢s de 10 a?os y en el momento actual hay m¨¢s de 100 enfermedades hereditarias en las que puede ser aplicado.
Desde un punto de vista m¨¦dico el DGP se puede utilizar para crear, por fecundaci¨®n in vitro, ni?os sanos a partir de progenitores que padecen una enfermedad hereditaria, y tambi¨¦n para generar ni?os, asimismo sanos que, adem¨¢s sean inmunol¨®gicamente compatibles con un hermano que padece la misma enfermedad que sus padres y que requiere ser tratado con material celular del ni?o creado por fecundaci¨®n in vitro. Para conseguirlo, se generan, utilizando los gametos de los padres, uno de los cuales es el portador de la enfermedad hereditaria, varios embriones. Despu¨¦s, se determina, usando el DGP, cu¨¢l de ellos es sano y compatible inmunol¨®gicamente con el hijo enfermo. Este embri¨®n se implanta en el ¨²tero de su madre. Tras el nacimiento de este ni?o, se puede obtener, generalmente del cord¨®n umbilical, el material celular ¨²til para tratar al hermano enfermo. En este proceso, los embriones, sanos o enfermos, que no son inmunol¨®gicamente compatibles con el ni?o que hay que tratar se desechan.
Al valorar estas t¨¦cnicas, hay que considerar fundamentalmente tres aspectos. Primero, el valor positivo que tiene poder tratar a un ni?o enfermo. Segundo, la posibilidad de paliar el dolor de unos padres ante una enfermedad grave de uno de sus hijos. Tercero, el juicio ¨¦tico que las mismas merecen. En este ¨²ltimo aspecto vamos a detenernos fundamentalmente.
Para realizar la valoraci¨®n ¨¦tica de cualquier acto humano, en este caso un acto m¨¦dico, hay que considerar la globalidad del mismo, es decir, el fin, los medios y las consecuencias de dicho acto. Y es aqu¨ª donde el esperanzador campo de las t¨¦cnicas que estamos comentando empieza a oscurecerse. Donde surgen leg¨ªtimas dudas ¨¦ticas que no es posible eludir. Dos son los aspectos fundamentales que hay que considerar. El primero, es la indudable cosificaci¨®n de un embri¨®n humano que se crea para ser utilizado como fuente de material terap¨¦utico para curar a un hermano. El embri¨®n humano, por su propia dignidad, nunca puede ser utilizado como medio, por muy noble que sea el fin perseguido. En segundo lugar, no se puede obviar, que en el momento actual, para conseguir un embri¨®n ¨²til, se requiere la p¨¦rdida de un elevado n¨²mero de embriones, tanto sanos como enfermos. En relaci¨®n con ello, y para no entrar en consideraciones que podr¨ªan resultar para algunos subjetivas, me voy a remitir a un reciente art¨ªculo, publicado en una importante revista m¨¦dica, en el que se refiere, por primera vez, c¨®mo estas t¨¦cnicas se aplican para tratar a 9 ni?os con una enfermedad grave de la sangre de car¨¢cter no hereditario. En esta experiencia en concreto se crearon 199 embriones, de ellos 45 (23%) fueron compatibles inmunol¨®gicamente con alguno de los ni?os enfermos. De estos 45 embriones, se implantaron 28, consigui¨¦ndose 5 embarazos de un solo embri¨®n, de los que nacieron 5 ni?os sanos, inmunol¨®gicamente compatibles con los enfermos, por lo que las c¨¦lulas de su cord¨®n umbilical podr¨ªan ser ¨²tiles para tratar a estos ¨²ltimos. De todas formas, a¨²n no se han realizado los transplantes, pues todos los ni?os enfermos se hallaban en remisi¨®n (la enfermedad no estaba activa) en ese momento. Es decir, de 199 embriones creados, solo 5 llegaron a desarrollarse hasta un nacido vivo, lo que ineludiblemente significa, que para poder tratar a 9 ni?os enfermos se generaron 194 hermanos de alguno de ellos, que por requerimiento de la propia t¨¦cnica perdieron sus vidas. Yo no tengo la seguridad de que todos los padres hayan estado adecuadamente informados sobre el n¨²mero de hijos suyos, obtenidos por fecundaci¨®n in vitro, que tendr¨ªan que ser desechados para poder tratar al hermano enfermo. Aproximadamente 20 por cada ni?o tratado.
Por todo lo anterior, aunque el procedimiento t¨¦cnico que se est¨¢ comentando, desde un punto de vista m¨¦dico es atractivo, al valorarlo globalmente para emitir un juicio ¨¦tico, no se puede soslayar el hecho de que se est¨¢n generando embriones humanos para ser utilizados como medio para conseguir un fin ajeno a su propio bien, aunque este fin en s¨ª mismo sea indudablemente positivo, y que la gran mayor¨ªa de estos embriones est¨¢n condenados a su destrucci¨®n, algo, que se mire por donde se mire, no parece f¨¢cil de asumir desde un punto de vista ¨¦tico.
Justo Aznar es jefe del departamento de Biopatolog¨ªa Cl¨ªnica del Hospital Universitario La Fe de Valencia.
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