Deco llega al Camp Nou
El portugu¨¦s aterriza en Barcelona para firmar por cinco a?os a cambio de 12 millones y Quaresma
Para Anderson Luis de Souza, conocido en los campos de f¨²tbol como Deco, parec¨ªa que el momento de vestirse de azulgrana no llegaba nunca. Muy cerca estuvo del Camp Nou hace dos a?os, cuando Charly Rexach era el entrenador, y el verano pasado, el Bar?a volvi¨® a intentarlo.Tanto tiempo esperando el momento y cuando llega al fin, se adelanta un d¨ªa: ayer, Deco ten¨ªa que estar en las calles de Lisboa celebrando con su pa¨ªs de adopci¨®n un triunfo del que le apart¨® Grecia. Por su culpa, Deco, al que se esperaba esta tarde para ser presentado como el cuarto fichaje del segundo proyecto de Rijkaard, apareci¨® anoche en la terminal A del aeropuerto del Prat, sin nada que celebrar en Lisboa pero con una historia por comenzar en Barcelona.
Nacido en Sao Paulo (Brasil) hace 26 a?os y nacionalizado portugu¨¦s hace tres a?os, Deco llega con un acuerdo por cinco temporadas. El Bar?a pagar¨¢ 12 millones de euros al Oporto, fichaje que abarata el traspaso del extremo portugu¨¦s Quaresma, sobre el que se reserva el equipo azulgrana una opci¨®n de compra.
Atados los laterales Van Bronkhorst, liberado por el Arsenal, y Belleti, fichado al Villarreal por 3 millones de euros, presentado el franc¨¦s Ludovic Giuly -previo pago de ocho millones de euros al M¨®naco- y celebrada la llegada del sueco Larsson, con la carta de libertad bajo el brazo, Deco aparece hoy como el quinto refuerzo para un vestuario al que han llegado muchos m¨¢s jugadores de los que se han marchado, aunque el vicepresidente deportivo del club, Sandro Rosell, anuncia que quedan por llegar, cuando menos, otros dos, sino tres.
Deco, que ser¨¢ presentado esta tarde despues de pasar revisi¨®n m¨¦dica por la ma?ana, aterriz¨® con el dolor de la final perdida y sembrando una duda entre los aficionados cules: ?Es compatible su f¨²tbol con el de Ronaldinho? Seg¨²n Scolari, que ha sido entrenador de los dos, como seleccionador de Portugal y de Brasil, no hay duda: "Formar¨¢n una pareja estupenda en el Barcelona", dijo tajante, aunque nadie olvida que hace un a?o, el portugu¨¦s era opci¨®n reserva apor si fallaba el brasile?o.
Padre de tres hijos, repartidos entre dos matrimonios, Deco emigr¨® a Portugal a los 19 a?os, fichado por el Benfica, que le cedi¨® al Alverca, primero, y le traspas¨® despu¨¦s al Salgueiros, despreciando su juego. De all¨ª le rescat¨® el Oporto y vestido de albiazul toc¨® la gloria, enamor¨® al Bar?a lo gan¨® todo llevando la batuta en el organizado equipo de Jos¨¦ Mourinho, incluida la ¨²ltima Copa de Europa, hasta que por presi¨®n popular, el gobierno luso le concedi¨® la nacionalidad. Una tarde del pasado mes de marzo, en Das Antas, se convirti¨® en el tercer jugador nacionalizado en enfundarse la zamarra encarnda de Portugal, curiosamente en un amistoso contra Brasil. Nada m¨¢s pisar el c¨¦sped, le arrebat¨® el bal¨®n a Figo, lanz¨® una falta, con 1-1 en el marcador y marc¨® el gol que termin¨® con los 37 a?os que llevaba Portugal sin ganar a los brasile?os. Ese d¨ªa Brasil descubri¨® que exist¨ªa Deco. Y Figo, tambi¨¦n. Muy cr¨ªtico el madrista con la presencia del jugador del Oporto en la selecci¨®n, el madridista le ver¨¢ hoy abrazarse a los colores que el pasado domingo un espont¨¢neo le escupi¨® a la cara al final del encuentro.
Llega Deco y el Bar?a espera que Maniche, su ya ex compa?ero en el Oporto, siga sus pasos como recambio del holand¨¦s Davids. Mientras, el cuerpo t¨¦cnico insiste en la b¨²squeda de un delantero centro -Eto'o es el gran objetivo, aunque su fichaje es muy complicado por su vinculaci¨®n al Madrid- y baraja la posibilidad de reforzar la defensa con un central zurdo. Y todo, con un presupuesto de 38 millones "y mucha paciencia", seg¨²n Rosell.
Lleva el Bar?a casi un mes movi¨¦ndose en el mercado y han aparecido tantos nombres que la operaci¨®n que acab¨® anoche con la llegada a Barcelona del portugu¨¦s Deco caus¨® hasta sorpresa, pues parec¨ªa que ser¨ªa traspasado al Chelsea. Al final, Deco lo ha conseguido. Y el Bar?a, tambi¨¦n.
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