Michael Moore afirma que no parar¨¢ hasta echar a George Bush de la Casa Blanca
El director de 'Fahrenheit 9/11' anima a los ciudadanos a seguir el ejemplo espa?ol
A ratos populista y en ocasiones enfervorizado por su propio mensaje, el director de cine Michael Moore present¨® el martes en Nueva York (madrugada de ayer en Espa?a) ante la prensa internacional su documental Fahrenheit 9/11, un alegato "anti-Bush" creado y montado con el objetivo abierto de "echarle de la Casa Blanca", dijo el cineasta en varias ocasiones. Moore, cordial y seguro de sus convicciones, pidi¨® a otros miembros de la coalici¨®n -como Australia e Italia- que sigan el ejemplo de Espa?a y echen a sus gobiernos. Acus¨® a los periodistas de su pa¨ªs de ser vagos y cobardes y de robar a la opini¨®n p¨²blica de EE UU la realidad de lo que est¨¢ ocurriendo en Irak.
Tres cadenas de salas de cine de EE UU se han negado a proyectar el filme
La joven compa?¨ªa de distribuci¨®n creada s¨®lo para esta pel¨ªcula (Disney se neg¨® a distribuirla a pesar de que la hab¨ªa financiado) no ha podido convencer a Michael Moore para que hiciera una gira internacional de promoci¨®n de Fahrenheit 9/11. Moore es un hombre que parece sentirse llamado al cumplimiento de una misi¨®n: "Ojal¨¢ hubiera podido ir a todos los pa¨ªses, pero tenemos unas elecciones aqu¨ª dentro de poco y hemos pensado", dijo Moore en lo que parec¨ªa un plural mayest¨¢tico, "que cada d¨ªa fuera de EE UU es un d¨ªa alejado de mi misi¨®n: tengo que estar centrado en la labor de echar a Bush de la Casa Blanca".
Moore habla de sus pel¨ªculas como si fueran muescas en su culata. Cada una de ellas, seg¨²n dijo en Nueva York, tiene "un objetivo a largo plazo que espero conseguir alg¨²n d¨ªa, que es cambiar el sistema econ¨®mico injusto de nuestro pa¨ªs. Pero cada pel¨ªcula tiene tambi¨¦n un objetivo a corto plazo". Roger and me destrozaba la pol¨ªtica laboral de las grandes corporaciones norteamericanas; Bowling for Columbine retrataba las consecuencias de la pasi¨®n de EE UU por las armas, y Fahrenheit 9/11 es para el director una herramienta electoral, un arma que proporciona en bandeja a quienes compiten contra Bush en las pr¨®ximas elecciones.
Eso le plantea a Moore un problema de conciencia: no puede pedir el voto para el candidato dem¨®crata, John Kerry, porque prometi¨® no votar a ning¨²n pol¨ªtico que haya apoyado la guerra, pero al mismo tiempo desea que gane Kerry y que la gente vote por ¨¦l. Lo desea tanto que ha pedido a su amigo, el candidato independiente Ralph Nader (cuya candidatura dispersa los votos anti-Bush y favorece por tanto al presidente actual) que se retire de la competici¨®n electoral, a pesar de que el director vot¨® por ¨¦l hace cuatro a?os.
La rueda de prensa parec¨ªa tan repleta de periodistas ideol¨®gicamente cercanos a Moore que s¨®lo faltaban aplausos despu¨¦s de cada respuesta. Moore acepta que su pel¨ªcula ofrece los hechos interpretados en un sentido pol¨ªtico concreto, pero ret¨® a quien se atreva a rebatir una sola de las informaciones que la pel¨ªcula da por sentadas.
Hubo un momento de debilidad argumental al hablar de las im¨¢genes de torturas a iraqu¨ªes que est¨¢n incluidas en su pel¨ªcula (varios soldados norteamericanos se mofan de un iraqu¨ª muerto y se hacen fotos con un preso tapado con una capucha). Moore ten¨ªa esas im¨¢genes mucho antes de que saltara a la prensa el esc¨¢ndalo de las torturas, y las guard¨®. No supo explicar por qu¨¦ no las hizo p¨²blicas, aunque lo justific¨® con una diatriba contra las grandes cadenas de televisi¨®n que, seg¨²n ¨¦l, nunca habr¨ªan ofrecido esas im¨¢genes aunque se las hubiera regalado. Alguien le sugiri¨® que pod¨ªa hab¨¦rselas dado a medios europeos -¨¦l mismo acababa de ensalzar a la BBC- y Moore pareci¨® cazado en su propia contradicci¨®n.
Aun as¨ª, el director se sent¨ªa tan confortable siendo admirado que conmin¨® a los periodistas australianos e italianos (miembros de la coalici¨®n que invadi¨® Irak) a que sus pa¨ªses "sigan el ejemplo de Espa?a: "Creo que los espa?oles han empezado una tendencia. Echaron a su Gobierno porque no escuchaba la voluntad de la gente. Tengo la esperanza sincera de que los dirigentes italianos, los australianos y los dem¨¢s que se unieron a Bush en esta guerra tambi¨¦n sean echados del Gobierno por los ciudadanos de sus pa¨ªses. Y espero que esta pel¨ªcula ayude a conseguirlo".
Fahrenheit 9/11 se estrena en Espa?a el 23 de julio en 150 salas, una cifra inusitada para un documental. Moore es consciente de su ¨¦xito internacional y lo interpreta como un reconocimiento a sus ideales pol¨ªticos: "Cuando viajo por el mundo me doy cuenta de que a la mayor¨ªa de la gente le gusta los americanos. Lo que intento decirle a Bush en esta pel¨ªcula es: 'Se?or presidente: nosotros les caemos bien. Es usted el que les cae mal", dijo el director.
Tres cadenas de salas de cine de EE UU se han negado a proyectar la pel¨ªcula por razones ideol¨®gicas; una de ellas llega a decir que la obra fomenta el terrorismo.
Tan entregado parec¨ªa Moore en su cruzada anti-Bush que un periodista le pregunt¨® c¨®mo pod¨ªa ayudar ¨¦l a que los votantes norteamericanos elijan a otro presidente el 2 de noviembre. "Si sabe rezar, rece", le dijo el director.
"Me parece muy bien que me pirateen"
A Michael Moore no le importa que su pel¨ªcula se pueda bajar de Internet ni que la gente copie el DVD cuando salga a la venta dentro de dos o tres meses. Tan entregado est¨¢ a su misi¨®n pol¨ªtica en contra de Bush que cada copia pirateada es, para ¨¦l, un adepto m¨¢s a su causa.
"No estoy de acuerdo con las leyes de protecci¨®n de los derechos intelectuales de este pa¨ªs. Creo que la gente debe tener el derecho a compartir productos art¨ªsticos". "Me parece muy bien que pirateen mi pel¨ªcula.", dijo el cineasta, aunque se mostr¨® contrario a que se "obtenga beneficio con el trabajo y la creatividad de los dem¨¢s".
"Si alguien alquila o compra la pel¨ªcula y la quiere compartir con amigos, vecinos, con quien sea, adelante, p¨¢sala a tantos como puedas. Si compras mi libro y se lo pasas a diez personas, estar¨ªa encantado. No quiero que esas diez personas compren mi libro, quiero que lo lean", asegura Moore. Varios grupos conservadores que aborrecen la pel¨ªcula de Moore fomentan la descarga de una copia pirata en Internet. Aunque su intenci¨®n es evitar que la gente vaya al cine y que Moore gane m¨¢s dinero, el director agradece el efecto contrario: m¨¢s gente ve la pel¨ªcula. Moore cont¨® su propia experiencia como adolescente, cuando compart¨ªa "casetes grabados con los grupos que me gustaban y al final acababa compr¨¢ndome los discos. La industria se equivoca al pensar que compartir es malo".
Aun as¨ª, Moore no cree que la copia que circula en Internet pueda llamarse "pel¨ªcula": "Es una copia mierdosa hecha con una videoc¨¢mara casera en una sala de cine". Cuando la pel¨ªcula salga en DVD (en una fecha estrat¨¦gicamente escogida para justo antes de las elecciones) "me har¨¢ feliz que la gente la comparta".
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