Chequeo preventivo: ?¨¦xito o fracaso?
El consejero de Sanidad, Vicente Rambla, trasladaba recientemente a la opini¨®n p¨²blica que en torno a 116.000 valencianos se hab¨ªan acogido al programa de "chequeo preventivo", iniciado en los centros de salud en septiembre de 2003. En el programa se ofertaba una revisi¨®n gratuita anual para personas mayores de 40 a?os sin establecer l¨ªmite superior de edad. Las personas mayores de 40 a?os en el Pa¨ªs Valenciano son 1.970.707 de las que parece se han realizado la revisi¨®n hasta junio 116.291. El programa ha beneficiado, siendo generosos, al 5,9% de la poblaci¨®n, ya que como reconoc¨ªa la propia consejer¨ªa, un porcentaje no despreciable de los que hab¨ªan solicitado el chequeo ya estaban diagnosticados de hipertensi¨®n, diabetes o elevados niveles de colesterol. Si reducimos la poblaci¨®n a las 1.297.556 personas entre 40 y 65 a?os los beneficiados, ascienden a un 9%.
Estos resultados, ?se pueden considerar un ¨¦xito o un fracaso? La verdad es que al ritmo actual de revisiones se precisar¨ªan m¨¢s de 17 a?os para hacer la primera visita del programa a la poblaci¨®n actual mayor de 40 a?os sin l¨ªmite superior de edad. Se precisar¨ªan m¨¢s de 11 a?os para cumplir el objetivo de una visita preventiva si nos referimos a la de entre 40 y 65 a?os. Muchas personas cuando les llegue el chequeo ya no obtendr¨¢n ning¨²n beneficio desde el punto de vista de la prevenci¨®n. Se impone, por tanto, un cambio de rumbo. As¨ª, se calcula que el 95% de la poblaci¨®n acude a su m¨¦dico de cabecera a lo largo de cinco a?os. El 64% en dos a?os. Por lo tanto, casi toda la poblaci¨®n deber¨ªa acceder al chequeo en ese tiempo. Advert¨ªamos de lo absurdo e ineficiente que era el gasto que generaba enviar una carta personalizada a los casi dos millones de valencianos mayores de 40 a?os. Pero el PP necesitaba la propaganda. Precisamente porque se sabe que un porcentaje elevado de la poblaci¨®n acude alguna vez a lo largo de cinco a?os a su m¨¦dico de cabecera o enfermera se recomienda incorporar las actividades preventivas en la consulta habitual de atenci¨®n primaria. Ning¨²n programa de similares caracter¨ªsticas en nuestro entorno ha utilizado como f¨®rmula para su implantaci¨®n la realizaci¨®n de campa?as espec¨ªficas, que benefician a muy poca poblaci¨®n, ya que como resultado s¨®lo acuden las personas m¨¢s motivadas, con menor necesidad en la mayor¨ªa de los casos o con mayor disponibilidad de tiempo. Es la ley inversa de la prevenci¨®n.
El an¨¢lisis de los datos nos dice que es eso lo que parece que est¨¢ pasando con el programa de chequeos. En el momento que se anuncia el programa formul¨¢bamos la propuesta de que en la definici¨®n tanto del contenido como de la metodolog¨ªa de implantaci¨®n deber¨ªan seguirse las recomendaciones de expertos y de la propia Sociedad Espa?ola de Medicina Familiar y Comunitaria, que es la que puso en marcha en 1989 el Programa de Actividades Preventivas y de Promoci¨®n de la salud (PAPPS) recogiendo experiencias como la canadiense o la norteamericana. Lo cierto es que nuestras reflexiones iniciales eran compartidas por numerosos profesionales que ven¨ªan realizando actividades preventivas vinculadas a su pr¨¢ctica habitual y que formaban parte del grupo del PAPPS de la Sociedad Cient¨ªfica de M¨¦dicos de Familia. Adem¨¢s, era necesario dotar a los centros y profesionales de los recursos adecuados. De hecho, se modific¨® el contenido del programa pero no la metodolog¨ªa de implantaci¨®n, ni tampoco se adecuaron recursos. Hoy, analizados los datos, se perfila la realidad de un fracaso. Lo inmediato es, desde el punto de vista del inter¨¦s p¨²blico, reformular el programa. Adem¨¢s en la mayor¨ªa de los centros de salud saben que el programa est¨¢ pr¨¢cticamente paralizado, no hay demanda, pero tampoco hay oferta concreta por parte de los profesionales. Si seguimos as¨ª est¨¢ abocado al m¨¢s rotundo fracaso.
Parece conveniente garantizar a los m¨¦dicos y enfermeras de los centros de salud la formaci¨®n adecuada en prevenci¨®n, manejo de los factores de riesgo y forma de dar consejo sobre h¨¢bitos saludables para que sus actividades preventivas sean eficientes y efectivas. Este aspecto de la formaci¨®n es el gran olvidado. Hay que tener en cuenta que no es exactamente lo mismo tener un factor de riesgo aislado, como puede ser una tensi¨®n arterial o un colesterol elevados que estar enfermo o tener un riesgo cardiovascular alto. Es, adem¨¢s, imprescindible dotar de recursos a los centros de salud para la prevenci¨®n, no s¨®lo recursos humanos, sino tambi¨¦n garantizar un tiempo m¨ªnimo de consulta por paciente; tambi¨¦n recursos materiales, pues la mayor¨ªa de centros est¨¢n sin informatizar. Hasta que llegue el prometido programa de informatizaci¨®n Abucasis II que acumula ya dos a?os de retraso, al menos hay que dotar a los centros de las m¨ªnimas herramientas de registro inform¨¢tico que permitan el adecuado seguimiento de los pacientes y la transmisi¨®n y an¨¢lisis de los datos. Hay que garantizar la bidireccionalidad de la informaci¨®n entre la consejer¨ªa y los centros de salud. Tampoco hay que olvidar las dificultades de acceso de los m¨¦dicos a solicitar pruebas como las citolog¨ªas para el diagn¨®stico precoz de c¨¢ncer de cuello de ¨²tero y los retrasos de m¨¢s de dos meses en tener su resultado. Los profesionales remiten la informaci¨®n de cada revisi¨®n sin que se les devuelva nada: ?Cu¨¢ntos pacientes se benefician en cada centro, cu¨¢les son sus caracter¨ªsticas de edad y sexo, cu¨¢ntos nuevos diagn¨®sticos, cu¨¢ntos tienen realmente un riesgo elevado, etc.? Los profesionales tienen la sensaci¨®n de que su trabajo cae en saco roto, ya que a los responsables sanitarios parece que s¨®lo les preocupan los pesos y medidas groseros: cu¨¢ntos chequeos se declaran. Su rigor, beneficio real y lo que pase despu¨¦s con el seguimiento del paciente les importa bien poco.
Consider¨¢bamos una prioridad que este programa formase parte de los objetivos a cumplir y evaluar por los equipos de atenci¨®n primaria, ya antes de 1995, cuando se defin¨ªa la cartera de servicios del nivel de atenci¨®n puesta en marcha en comunidades como la andaluza y que aqu¨ª se qued¨® en los cajones hasta hace un a?o. En ¨¦ste como en otros temas se impone recuperar el tiempo perdido, pero desde luego no podemos pasar por alto que muchos valencianos y valencianas han dejado de beneficiarse de una pol¨ªtica sanitaria coherente que deb¨ªa poner el acento tambi¨¦n en la prevenci¨®n. Sabemos de las limitaciones de la prevenci¨®n y promoci¨®n de la salud orientadas exclusivamente al tratamiento y modificaci¨®n de los h¨¢bitos de vida no saludables de las personas, en la medida que ¨¦stos no dependen s¨®lo de conductas individuales, aunque sea importante mejorarlas. Sabemos que las desigualdades en salud existen vinculadas entre otras cuestiones a las condiciones de vida, de trabajo, a los niveles de renta, tambi¨¦n al sexo. Tambi¨¦n sabemos que se precisa de potentes pol¨ªticas p¨²blicas educativas, de protecci¨®n social y medioambiental que acaban protegiendo la salud y la calidad de vida. Y sabemos que el gobierno del PP no ha apostado firmemente por impulsar esas pol¨ªticas y que como en otras muchas cuestiones, tambi¨¦n en este programa de chequeo, como en el conjunto de la pol¨ªtica de salud p¨²blica ha optado por la f¨¢cil propaganda, que sin embargo no logra ocultar una preocupante incompetencia.
Mar¨ªa Jos¨¦ Mendoza es m¨¦dico y diputada del Grupo Socialista en las Cortes Valencianas.
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