Ganando
Es lo que tienen siempre los ¨²ltimos d¨ªas de las Vueltas, que son dos etapas en una. La primera, la de siempre, ¨¦sa de dar pedales y esas cosas. Ya saben. Y la segunda, la que comienza justo cuando cruzas la meta. Que si la ducha r¨¢pida, el bocadillo, el traslado al aeropuerto, la facturaci¨®n -siempre lo mismo, sobrepeso-, las compras apresuradas, el avi¨®n, el tr¨¢nsito ajustad¨ªsimo y por fin en casa, eso s¨ª, rondando la media noche y con un hueco inconmensurable en el est¨®mago -gracias, entre otros, a Iberia-
Pero cuando en la primera carrera las cosas han salido bien, la segunda se lleva con m¨¢s alegr¨ªa, y eso es justo lo que ha pasado hoy -ayer para el lector-.
Hemos conseguido ver algo del Tour en un bar del aeropuerto. Entrevistaban a Pipo Pozzato, y nos hemos preguntado: ?no habr¨¢ ganado, no? Salgamos de dudas, me he dicho. Llamadita a C. Arribas, el mismo que escribe aqu¨ª al lado (ejem.... yo a su lado, perd¨®n). S¨ª -me cuenta-, hab¨ªa una peque?a subidita y se ha ido un peque?o grupo. Se han atacado entre ellos y un grupo de tres ha conseguido abrir hueco, Flores, Pozzato y Mancebo. Y se los ha comido en el sprint. Nos felicitamos pues, algunos de los que aqu¨ª estamos somos antiguos compa?eros del ganador, pero a decir verdad, hoy el Tour nos importa bien poco, porque hoy he ganado yo la ¨²ltima etapa de la Uniqa Classic, y eso -desgraciadamente- no ocurre muy a menudo.
Y cuando ganas es siempre lo mismo: te atrapa algo as¨ª como una amnesia pasajera que te convence de una gran falacia: no ha sido tan dif¨ªcil. Pero ahora en fr¨ªo, en el aeropuerto de Francfort -este art¨ªculo comenz¨® en Viena- caes en la cuenta de que s¨ª, de que dif¨ªcil s¨ª que ha sido, y de que se tienen que dar una serie de circunstancias en las que hay que moverse con picard¨ªa e inteligencia. Y c¨®mo no, luego, ya saben: que la fuerza te acompa?e.
Yo hoy he conseguido burlarme de la vigilancia de mis compa?eros de escapada. He conseguido marcharme en solitario gracias a que el terreno era duro y a que no andaba mal de fuerzas, claro est¨¢. Luego ya era cosa de agachar la cabeza y castigar los pedales lo m¨¢ximo posible, que la meta andaba cerca. Una vez all¨ª, el resto era improvisar, ya saben, eso de levantar los brazos y hacer las moner¨ªas pertinentes, que imaginaci¨®n no suele faltar. Yo no s¨¦ qu¨¦ habr¨¦ hecho, la verdad, tendr¨¦ que esperar a la foto de ma?ana (hoy). Pero todo es posible, as¨ª que ma?ana veremos, que conoci¨¦ndome, quiz¨¢ haya batido alg¨²n nuevo r¨¦cord.
Pedro Horrillo es corredor del Quick Step.
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