Una marea humana llena de peligro el cuarto encierro
Dos corredores fueron corneados y cuatro m¨¢s tuvieron que ser atendidos de contusiones
Una masa humana fue la protagonista del cuarto encierro de San Ferm¨ªn, que se resolvi¨® en algo menos de tres minutos. Los toros de la ganader¨ªa de Dolores Aguirre salieron de los corrales de la cuesta de Santo Domingo con un breve pero siniestro historial: en las tres participaciones anteriores del hierro en el encierro pamplon¨¦s siempre hab¨ªan empitonado a mozos. Ayer no fue menos y los morlacos sevillanos llevaron al hospital a dos corredores. Otros cuatro tuvieron que ser atendidos por traumatismos y lesiones menores.
Desde el primer tramo del recorrido, los toros se vieron envueltos en una marea multicolor que les imped¨ªa buena parte de sus movimientos. S¨®lo la impresi¨®n y el miedo de los animales impidieron una cat¨¢strofe. En estos compases iniciales se vieron largas y muy r¨¢pidas carreras con los cabestros en cabeza de la manada.
Los toros de Dolores Aguirre han corneado a mozos cada vez que han corrido en Pamplona
La marabunta de piernas y las condiciones del adoquinado, mojado por la lluvia del amanecer, resultaron fatales para los corredores menos avezados, que tropezaban y resbalaban por los costados del recorrido. Los de Dolores Aguirre relegaron a segundo t¨¦rmino a los mansos y pasaron a imponer un ritmo vivaz a la salida de la plaza consistorial. En ese punto se produjo la cogida m¨¢s aparatosa, cuando result¨® empitonado el corredor navarro Pedro Moreno, de 44 a?os, quien sufre una herida perianal de pron¨®stico grave.
En el tramo de Mercaderes, con tres de los muy bien presentados toros al mando, se repitieron las escenas peligrosas de factura casi diaria. La curva con Estafeta se convierte en un punto negro donde los corredores ne¨®fitos ponen en riesgo al resto de los mozos. Con el pavimento mojado, la ca¨ªda de los toros es m¨¢s que probable, por lo que el exterior de la curva debe quedar libre. Pues no. Un mozo se cruz¨® ante la cara de los animales y tuvo la suerte de resbalar y caer a los pies de los astados cuando muchos le ve¨ªan ya ensartado en los tablones de seguridad de la curva. No fue el ¨²nico en caer. Cinco toros tambi¨¦n patinaron y crearon un peque?o mont¨®n, completado por cuatro mozos que, en barrena, casi llegaron a tumbarse en el lomo de los animales.
Por detr¨¢s de los toros ca¨ªdos lleg¨® su hermano acompa?ado por los cabestros, quienes tomaron la curva despacio y sin buscar con sus pitones a los mozos que se acumulaban all¨ª. Con la manada dividida en tres grupos a la entrada de Estafeta, apareci¨® alg¨²n claro, pero la competencia resultaba tan dura que s¨®lo ocasionalmente se vieron carreras largas y acompasadas al cabeceo constante de los animales. El animal que cerraba el encierro, que hab¨ªa evitado caer en la curva de Mercaderes, tropez¨® en un sitio imprevisto: la mitad de la calle Estafeta. Pese a que lleg¨® a aplastar a alg¨²n mozo, se levant¨® sin lanzar derrotes y continu¨® su camino en la avalancha de corredores que le cerraban el paso.
Los ¨²ltimos metros resultaron muy emocionantes. Pese a la multitud, los m¨¢s experimentados corredores tiraron de casta y pasearon sus buenas maneras en la recta de Telef¨®nica y la bajada al callej¨®n.
Adem¨¢s de Moreno, tambi¨¦n fue atendido por herida de asta de toro J. R. M., madrile?o de 30 a?os, quien recibi¨® una cornada en la pierna derecha mientras corr¨ªa en la calle Estafeta. El parte m¨¦dico lo cerraron el pamplonica Diego Moreno, de 40 a?os, con un traumatismo en el brazo izquierdo; Antonio Amante, estadounidense de 20, con policontusiones; Alfonso Aguilar, de 25, vecino de Segovia, y Manolo Borr¨¢s, valenciano de 19, ambos con traumatismos y contusiones.
Hoy llega el turno de los temidos miuras. Su peso, sus maneras de apisonadoras y sus desarrollados pitones prometen mucha emoci¨®n para un encierro en que el verdadero peligro lo pondr¨¢ la llegada masiva de corredores.
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