Hugh B. Cave, escritor
Detectives alcoh¨®licos, mujeres fatales temblando de pasi¨®n ?tiernas!, ?vulnerables!, esp¨ªas locos por las chicas, vud¨² y vampiros: ¨¦ste fue el ¨¢mbito literario de Hugh B. Cave, un prol¨ªfico escritor de historias de sexo y horror, que muri¨® el 27 de junio en una residencia de Vero Beach, Florida. Padec¨ªa diabetes y ten¨ªa 93 a?os.
Desde sus a?os de adolescencia en Boston, rara vez pas¨® una semana sin que Cave publicara un cuento repleto de lo que un cr¨ªtico denomin¨® de forma halagadora su "vulgar energ¨ªa". Se especializ¨® en la prosa truculenta que abundaba en Dime Detective, Black Mask, Weird Tales, Spicy Adventure y otras revistas de tipos duros de las d¨¦cadas de los treinta y cuarenta.
Public¨® m¨¢s de 800 obras en la ¨¦poca del apogeo de este tipo de revistas -llegando a ganar hasta cinco centavos por palabra- y m¨¢s tarde vendi¨® m¨¢s de 350 historias a "diarios serios", como el Saturday Evening Post, American Magazine, Ladies' Home Journal, Redbook y Collier's. Estos encargos le sirvieron para cobrar m¨¢s de 12.000 d¨®lares por una novelita rom¨¢ntica. Como las revistas de intriga decayeron durante la Segunda Guerra Mundial por el racionamiento del papel, Cave pas¨® a depender de publicaciones y libros m¨¢s tradicionales para poder ganarse la vida. Realiz¨® m¨¢s de 50 libros, algunos que se publicar¨¢n en los pr¨®ximos a?os.
Hugh Barnett Cave naci¨® en Chester, Inglaterra. Siendo ni?o, su familia emigr¨® a Boston. Cave fue un lector entusiasta desde la infancia. A los 15 a?os obtuvo un premio en un concurso de relatos breves patrocinado por The Boston Globe y, pocos a?os m¨¢s tarde, empez¨® a trabajar como dise?ador de sobrecubiertas para libros en una editorial de poca monta.
Su carrera literaria comenz¨® tras sufrir un accidente de coche. Mientras se recuperaba en el hospital, su editor le pidi¨® que revisara un manuscrito escrito por el editor de Brief Stories, una revista de intriga. Escribi¨® sus propios relatos para la revista, Tormento en la isla y La charca de la muerte, que aparecieron en julio y agosto de 1929. Era un escritor muy r¨¢pido y pas¨® a dedicarse de lleno al mercado de los relatos de intriga, menospreciado por los "escritores serios" del momento. Reconociendo la naturaleza facilona del campo que hab¨ªa elegido, a veces utiliz¨® el divertido pseud¨®nimo de Justin Case (Por si Acaso).
Dec¨ªa que sab¨ªa qu¨¦ era lo que esperaban los editores, en definitiva cualquier excusa para que la hero¨ªna se desnudase, y cuanto antes, mejor. En una entrevista, coment¨®: "Eso quer¨ªa decir que pod¨ªas escribir frases diciendo 'ella estrech¨® apasionadamente su cuerpo generosamente dotado contra el m¨ªo', aunque, por supuesto, a veces era mejor que la chica estuviera medio desnuda, as¨ª pod¨ªas pasar un rato describiendo sus 'frusler¨ªas de gasa'. Ahora lo llamar¨ªan explotaci¨®n, y me temo que era eso, pero a pesar de todo era muy inocente".
Volvi¨® a la no ficci¨®n durante la Segunda Guerra Mundial, escribiendo Long were the night (1943), sobre los barcos de Guadalcanal, un ¨¦xito de ventas. El Ej¨¦rcito qued¨® complacido y le envi¨® al sur del Pac¨ªfico para que realizase otras historias. Escribi¨® cuatro m¨¢s, entre ellas The fightin'est ship (1944), sobre el crucero Helena, y I took the sky road (1945), sobre el comandante Norman Bus Miller, un piloto de la Marina muchas veces condecorado.
Como artesano se tomaba su obra muy en serio e intentaba diferenciarla con descripciones aut¨¦nticas de los bares de carretera de Nueva Inglaterra y del clima del Caribe. Al principio, se documentaba en National Geographic y otras revistas. M¨¢s tarde vivi¨® en Jamaica, en una plantaci¨®n de caf¨¦ de 541 acres que renov¨® e hizo rentable. Se gan¨® un renombre por sus precisas descripciones de las pr¨¢cticas de vud¨² en Hait¨ª y del dialecto criollo, fruto de estos a?os pasados en el Caribe. En su novela de horror Legion of the dead (1979) intent¨® subvertir las expectativas normales del g¨¦nero presentando el vud¨² como una fuerza del bien.
Pese a su asociaci¨®n con revistas plagadas de prosa grandilocuente y escasa verosimilitud, Cave se enfurec¨ªa ante los textos escritos de cualquier manera. Fue juez de relatos breves para la revista Scholastic y, en una ocasi¨®n, censur¨® a los estudiantes y escritores que ten¨ªan "un peligroso desprecio por la disciplina" y a los directores de publicaciones "que piensan err¨®neamente que la prosa, para ser eficaz, tiene que ser tan turbia como las aguas de un pantano". -
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.