La ONU, ante el desaf¨ªo de Hait¨ª
El 80% de la poblaci¨®n vive en la pobreza, carece de agua potable y electricidad y est¨¢ sometida a la violencia de las bandas
Algo m¨¢s de 100 d¨ªas despu¨¦s de instaurado el Gobierno provisional tras la ca¨ªda del presidente haitiano Jean Bertrand Aristide, el pa¨ªs m¨¢s pobre de Am¨¦rica est¨¢ lejos de haberse pacificado. Atr¨¢s han quedado los d¨ªas en que los opositores y oficialistas combat¨ªan a tiros en las calles de Puerto Pr¨ªncipe y Gonaives, pero una turba de criminales y partidarios del presidente depuesto se arma hasta los dientes, desafiando los esfuerzos de la comunidad internacional. La Misi¨®n de Naciones Unidas (Minusta), encabezada por Brasil, y en la que el Gobierno espa?ol se ha comprometido a participar enviando guardias civiles y polic¨ªas, pretende desarmar a la poblaci¨®n civil, formar polic¨ªas haitianos y fortalecer las instituciones de un Estado desmoronado y corrompido por el narcotr¨¢fico.
Durante la revuelta de febrero, los antiguos funcionarios arrasaron con lo que hasta entonces era de todos. Se despidieron cargados con ordenadores, pomos, grifer¨ªa y cableado hasta desnudar los ministerios. La Guardia Nacional y cientos de polic¨ªas se fueron con sus armas a casa y las prisiones abrieron sus puertas durante los d¨ªas de las revueltas y pusieron a cientos de criminales en la calle. A la violencia rampante se suma la crisis humana y econ¨®mica, que mantiene al 80% de los ocho millones de haitianos por debajo del umbral de pobreza y la mayor parte de la poblaci¨®n sin electricidad, agua potable ni servicios de salud.
El Gobierno interino calcula que por el pa¨ªs circulan unas 25.000 armas, en manos de delincuentes comunes y de partidarios de Aristide. ?stos se concentran en las barriadas m¨¢s pobres, donde el cura de los pobres exiliado en Sur¨¢frica, y al que consideraban uno de los suyos, goza a¨²n de fuerte popularidad. Cit¨¦ Soleil, una Bidon Ville (ciudad de lata), es el basti¨®n de los chimeres por excelencia. All¨ª se repiten los vivas a Aristide escritos en creole sobre los muros y firmados por alguno de las decenas de partidos de nueva creaci¨®n. En el suburbio conviven con la basura y los escombros medio mill¨®n de indigentes, que se amontonan en construcciones de lata, uralita y hormig¨®n. La gran mayor¨ªa son j¨®venes, de los que se nutren las bandas armadas que asaltan, secuestran y matan. Ayer, otro cuerpo yac¨ªa ensangrentado en una de las calles principales de Cit¨¦ Soleil a plena luz del d¨ªa.
Junto a los pandilleros, los temibles chimeres empu?an armas para combatir lo que consideran la represi¨®n por parte del Gobierno tras la detenci¨®n y procesamiento de altos cargos del Ejecutivo de Aristide, entre ellos el ex primer ministro Yvon Neptune, acusado de genocidio por la masacre en que m¨¢s de 50 personas fueron brutalmente asesinadas en Saint Marc durante la revuelta que puso fin al r¨¦gimen de Aristide.
Acabar con estos cr¨ªmenes es una de las prioridades de los cascos azules y la polic¨ªa de la ONU, que pretende reunir a algo m¨¢s de 8.000 efectivos, de los que hasta el momento s¨®lo se han incorporado algo m¨¢s de la mitad, la mayor¨ªa brasile?os, chilenos y de casi una decena de pa¨ªses africanos. "La polic¨ªa colaps¨®. Hab¨ªa m¨¢s de 5.000, pero muchos huyeron y otros est¨¢n en la c¨¢rcel", explica el jefe de la polic¨ªa de la ONU, el portugu¨¦s Adilio Custodio. El secretario general, Kofi Annan, design¨® ayer al diplom¨¢tico chileno Juan Gabriel Vald¨¦s como su nuevo emisario en Hait¨ª, quien se pondr¨¢ al frente de la misi¨®n de la ONU.
Ahora quedan menos de 3.000 agentes para todo el pa¨ªs. Hay que reclutar a varios miles y reconstruir la instituci¨®n. "La polic¨ªa estaba muy politizada. No era la polic¨ªa del pa¨ªs, era la polic¨ªa del presidente", a?ade Custodio, quien pide que los espa?oles lleguen pronto. El n¨²mero de guardias civiles y polic¨ªas espa?oles que viajar¨¢n a Hait¨ª est¨¢ a¨²n por determinar, pero en todo caso no superar¨¢ la treintena, seg¨²n el director de la Guardia Civil, Carlos G¨®mez Arruche, de visita en Hait¨ª junto con la secretaria de Estado de Cooperaci¨®n, Leire Paj¨ªn, acompa?ados por un grupo de periodistas. Tras el viaje, ambos concretar¨¢n la participaci¨®n espa?ola en Hait¨ª en sus respectivas ¨¢reas. "Todav¨ªa no hemos decidido cu¨¢ntos [guardias civiles y polic¨ªas] vendr¨¢n, pero en Espa?a tambi¨¦n tenemos muchas prioridades. Adem¨¢s, tienen que ser polic¨ªas que hablen franc¨¦s, y no es tan f¨¢cil", se?ala G¨®mez Arruche. Los que vengan participar¨¢n sobre todo en la formaci¨®n de polic¨ªas locales. En el terreno de la cooperaci¨®n, hasta el momento, la inseguridad ha impedido la puesta en marcha de programas de ayuda, seg¨²n el encargado de la Agencia Espa?ola de Cooperaci¨®n Internacional para la Rep¨²blica Dominicana y Hait¨ª, Carlos Cabanillas, quien asegura que por el momento s¨®lo hay tres cooperantes espa?oles en el pa¨ªs. La pescadilla que se muerde la cola, que hace que sin seguridad no haya inversi¨®n y que sin ingresos no haya desarrollo ni apoyo a las endebles instituciones.
El Gobierno de tecn¨®cratas encabezado por el primer ministro Gerard Latorture se esfuerza por enderezar la situaci¨®n, pero no acaba de conectar con la poblaci¨®n, que apenas percibe resultados. "No conocen la sociedad haitiana. Latorture ha estado 30 a?os fuera del pa¨ªs y no entiende qu¨¦ es lo que la gente quiere", apunta un periodista de una radio local.
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