Sida
No creo que las grandes conferencias y convenciones sirvan. Se dice de ellas, como de las Naciones Unidas, que ser¨ªa peor que no las hubiera. La realidad es que el mundo se dirige en secreto. En Bangkok, donde se celebra la del sida, hay hoteles para sidosos. Es una contradicci¨®n reveladora. Uno de los grandes da?os que sufren los afectados es la segregaci¨®n, la incomprensi¨®n, el miedo. Y algunas posibilidades de su extensi¨®n est¨¢n en los estamentos que se niegan a facilitar la vida de quien lo tiene, de mejorar sus condiciones y de evitar nuevos casos. Muchas son econ¨®micas. Los investigadores no comunican entre s¨ª sus progresos, ni siquiera en estas conferencias -y ¨¦sta es m¨¢s bien de afectados-, lo cual retrasa el progreso: cada uno quiere ser el primero en patentar y ganar fortunas adem¨¢s de premios Nobel; y las patentes encarecen los productos, que por ello se propagan m¨¢s entre los pobres. ?frica muere de sida. El domingo hab¨ªa pancartas en Bangkok en las que se escribi¨®: "Bush dice mentiras, los condones salvan vidas". No son novedades. Habr¨ªa que hacer una conferencia mundial acerca de las mentiras de los gobernantes del mundo. La de los condones es universal: religiosa. Los que distribuyen noticias falsas sobre condones deber¨ªan ser procesados, porque est¨¢n propagando enfermedades de transmisi¨®n sexual; pero no me parece posible procesar al Papa, que tiene inmunidad, como Bush. Y no s¨®lo en lo que se refiere a esas enfermedades, sino en su condici¨®n de necesario para evitar embarazos no deseados, que aumentan entre adolescentes y conducen a algo peor, que es el aborto en la mitad de las afectadas. Digo algo peor no porque ofrezca hoy riesgos f¨ªsicos, pero s¨ª morales, dada la extensi¨®n de condenas y supersticiones, entre ellas el desprecio social y la noci¨®n difusa de pecado.
Creo que hay un doble da?o en todos los casos, sea el sida o el embarazo no querido: uno es la colusi¨®n entre iglesias y gobiernos conservadores (?qu¨¦ gobierno no lo es?), que mantienen su monopolio en la producci¨®n de vidas; otro, el de una sociedad ignorante que por todos los equ¨ªvocos y la extensi¨®n deliberada del miedo empeora la situaci¨®n. Quiz¨¢ no podamos cambiar los gobiernos f¨¢cilmente; pero debemos y podemos ser m¨¢s ilustrados y m¨¢s humanos que ellos.
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