Los ¨²ltimos ser¨¢n los primeros
Lo lamento por Bernat Soria, un hombre que ha luchado por lo que cre¨ªa con la verdad por delante y el respeto escrupuloso a la legalidad vigente. Se merece mejor trato que el que le ha dispensado la Generalitat. Al menos el mismo que se le ha otorgado a otros. Pero s¨®lo lo siento por ¨¦l. Pues que el Partido Popular, por fin, se decida a desprenderse de la sombra larga de los obispos y de la doctrina cat¨®lica para gobernar, merece el aplauso y la bienvenida al marco laico que le marca la Constituci¨®n. As¨ª cabe interpretar su entusi¨¢stico respaldo a la investigaci¨®n biom¨¦dica para la obtenci¨®n de c¨¦lulas madre efectuada por un equipo, liderado por el doctor Carlos Sim¨®n, del Instituto Valenciano de Infertilidad. Les ha costado lo suyo y a lo mejor s¨®lo lo han apoyado por pura conveniencia coyuntural o como respuesta a presiones de influyentes grupos de intereses. Pero a¨²n as¨ª, hay que celebrarlo.
L¨¢stima que las cosas no se hayan hecho bien. Ocho a?os ha estado el Partido Popular poniendo trabas a la investigaci¨®n con c¨¦lulas madre. Ocho a?os bloqueando iniciativas parlamentarias del resto de los grupos pol¨ªticos para perfilar un marco jur¨ªdico m¨¢s acorde con las necesidades de los nuevos tiempos. Ocho a?os negando el pan y la sal a quien sin duda es el pionero en Espa?a en este campo de la investigaci¨®n m¨¦dica, Bernat Soria, un valenciano para mayor bochorno de nuestro Consell. ?Como si anduvi¨¦ramos sobrados de cient¨ªficos con prestigio internacional! A Soria se le negaron los permisos, se le lleg¨® a acusar de homicida y ha tenido que asentarse en Londres, y hasta en Singapur, para acabar recalando en Andaluc¨ªa, con el coste y el trastorno que ello le ha debido suponer, para poder seguir con sus trabajos, cuyos resultados esperan miles de diab¨¦ticos de todo el mundo como un rayo de esperanza. Y ahora, de pronto, a bombo y platillo, con el af¨¢n de ser los primeros en recoger las medallas -ya ven, no s¨®lo Jos¨¦ Bono es aficionado a las mismas- descubren que el Consell ha estado amparando, desde no sabemos cu¨¢ndo, una investigaci¨®n similar en el aspecto moral del asunto, pues utiliza embriones humanos congelados, en manos de otros cient¨ªficos (a quienes no cabe m¨¢s que felicitar y alentar en sus estudios) por lo visto m¨¢s de su cuerda. El Consell ha actuado as¨ª, a la chita callando, como quien no quiere la cosa y se atreve a lamentar -hace falta mucha mala voluntad para tergiversar de esta manera los hechos- que el PSOE se oponga al progreso de la ciencia, dicen, poco menos, porque el gobierno estatal les ha recordado que esa investigaci¨®n, como todas las dem¨¢s, debe someterse a los procedimientos que establecen las leyes. Una ley, precisamente, que la comunidad cient¨ªfica estima insuficiente, y hecha con su anterior mayor¨ªa absoluta. La visita de Ana Pastor a Valencia, anterior ministra de Sanidad, para arropar, ahora, desde la ejecutiva de un partido en la oposici¨®n lo que trat¨® de impedir cuando estaba en el gobierno, resulta c¨ªnica. El requerimiento del conseller de Sanidad de su protecci¨®n y de la de otros siete colegas de otras comunidades gobernadas por el PP -los siete magn¨ªficos- para atribuirse el ¨¦xito, al tiempo que reca¨ªa sobre ellos una cierta sensaci¨®n de tramposos ante la opini¨®n p¨²blica, deshonroso. Es triste que la pol¨ªtica haya olvidado la nobleza que debe acompa?ar a su actuaci¨®n p¨²blica.
Dejando aparte estas zarandajas, est¨¢ bien que los pol¨ªticos, en lugar de poner puertas imposibles al campo de la ciencia, se dediquen a ordenar su desarrollo y, sobre todo, su posterior uso, en el marco de unos principios ¨¦ticos, que no religiosos, universales y consensuados. Por eso, si a la ley vigente le falta un reglamento, p¨®nganse a la faena sin p¨¦rdida de tiempo para que los cient¨ªficos sepan a qu¨¦ atenerse y puedan trabajar en condiciones de eficacia y competitividad. Pero dejen que la gloria debida a sus ¨¦xitos la disfruten ellos, en exclusiva, los que han pasado horas y horas en los laboratorios en busca de remedios para los males de los dem¨¢s. A la ciencia lo que es de la ciencia. Y, algo elemental aunque olvidado, separen las subvenciones o los permisos de las afinidades ideol¨®gicas.
Mar¨ªa Garc¨ªa-Lliber¨®s es escritora.
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