Swing
El swing no es s¨®lo un estilo de jazz o una forma precisa de manejar el palo de golf, sino un don del alma, cuya gracia no se adquiere a ning¨²n precio. Se tiene o no se tiene. Swing significa oscilar, balancearse, mecer, blandir, hacer girar: son acepciones del verbo que se refieren a un movimiento arm¨®nico, que va de dentro a fuera del cuerpo hasta convertirse en aura. Las personas privilegiadas que tienen swing lo transfieren sin darse cuenta a cualquier acto cotidiano de su vida con una especie de ondulaci¨®n espiritual. El swing se manifiesta al caminar, al sentarse o levantarse del sill¨®n, al dar la mano a un amable desconocido, al llamar al camarero, al contar una historia a los amigos en la sobremesa sirviendo al mismo tiempo el vino, al agradecer con una sonrisa ir¨®nica un elogio merecido, al firmar un tal¨®n con o sin fondos, al mirar a los ojos con una intensidad medida al chico o a la chica que te gusta en la esquina de la barra, al acercar la copa a los labios, al hacer el amor, al desperezarse por la ma?ana, al echar media galleta al perro, al bostezar. El swing va m¨¢s all¨¢ de la armon¨ªa corporal, del encanto personal no aprendido en ninguna escuela. El swing tambi¨¦n es una forma de encajar con elegancia los golpes bajos que da la vida y de volver al anonimato despu¨¦s de un gran ¨¦xito: en este sentido tiene una conexi¨®n ¨ªntima con la moral laica o la fortaleza de esp¨ªritu. Quien tiene la gracia del swing aplica esta f¨®rmula ondulante, oscilante, balanceante para salir indemne de cualquier infortunio, oblig¨¢ndolo a girar suavemente sobre si mismo hasta controlarlo por completo. Algunos placeres tienen swing, otros no. La melancol¨ªa tiene swing, la molicie tambi¨¦n; en cambio, ning¨²n cabreo lo tiene. Fumar ha dejado de tener swing y tampoco lo tiene el dar lecciones apunt¨¢ndote con el dedo. Tienen swing algunos pases de Zid¨¤nne, el Ferrari de Schumacher en las curvas, el ritmo de ciertos cuentos de Borges, el triple salto mortal de los acr¨®batas, el andar fluyente de algunas mujeres y la elasticidad del guepardo ante la presa. Es muy dif¨ªcil encontrar swing en los pol¨ªticos. Kennedy alcanz¨® el nivel de seducci¨®n requerido, pero a mi juicio el rey del swing, moral, f¨ªsico y espiritual es Mandela, sin ninguna duda. Ante cualquier ser que uno se tropiece en la vida bastar¨¢ un s¨®lo movimiento para descubrir si ha sido elegido por los dioses. Un estilo de cruzar las piernas, una forma de tener la copa en la mano. Todo es blues, todo es jazz. Alg¨²n silencio es swing.
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