Brasil tambi¨¦n conquista la Copa de Am¨¦rica

El juego se dio al fin como pod¨ªa esperarse en un cl¨¢sico de tanta historia como el Brasil-Argentina, que hasta ahora hab¨ªan disputado 87 partidos con 33 victorias para cada uno. El equipo argentino, tal como sucede desde que es entrenador por Marcelo Bielsa, impuso su vocaci¨®n de juego de ataque. Brasil se orden¨® para contener el toque preciso de bal¨®n en la mitad del campo con el que hasta ahora Argentina hab¨ªa dominado y vencido a sus rivales. Pero el derbi suramericano siempre est¨¢ sujeto a imprevistos por el esfuerzo extremo que hacen los jugadores.

Argentina se puso en ventaja a los veinte minutos del primer tiempo cuando el ¨¢rbitro paraguayo Carlos Amarilla marc¨® el penalti en una falta clara del defensa brasile?o Luisao sobre Luis Gonz¨¢lez, el media punta argentino. La luz de la ventaja argentina era escasa, pero justa. Ten¨ªa el juego controlado y Brasil s¨®lo llegaba con pelotazos que el formidable Adriano trataba de convertir en oportunidades favorables. Una falta contra ¨¦l sobre la izquierda de la defensa argentina, cuando ya terminaba el primer tiempo, permiti¨® a Kleberson enviar al centro del ¨¢rea un bal¨®n que Luisao, adelant¨¢ndose a sus marcadores, desvi¨® con un remate de cabeza junto al palo izquierdo del portero argentino.

El equipo argentino dobl¨® la apuesta y con m¨¢s voluntad que juego elaborado, encerr¨® a Brasil en su propio campo. Los contraataques brasile?os se espaciaron. Dominaba Argentina, merec¨ªa ganar Argentina, pero no creaba las oportunidades en relaci¨®n con el control territorial. A los 88 minutos, en uno de los tantos centros que cayeron en el ¨¢rea brasile?a, Sor¨ªn intent¨® rematar de cabecea y el bal¨® sali¨® paralelo desde el centro hacia la derecha, Renato fall¨® cuando quiso desviarlo y C¨¦sar Delgado tuvo tiempo entonces para bajarlo y sacar un remate de derecha, cruzado, violento, que entr¨® junto al segundo poste del portero Julio C¨¦sar.

Quedaban dos minutos, luego tres m¨¢s que a?adi¨® el ¨¢rbitro. Dos, uno, treinta segundos. El ¨²ltimo pelotazo del equipo brasile?o vuela hacia el ¨¢rea argentina, el defensa Coloccini devuelve con la cabeza, el bal¨®n pega en la espalda de Ayala y le queda a Adriano, que engancha, gira y lo coloca junto al palo izquierdo del portero Abbondanzieri. Los jugadores del banquillo se acercaron a gritar el gol en la cara de los argentinos. Hubo intercambio de insultos y de manotazos.

El partido, la final y el ganador de la Copa se iban a resolver en el lanzamiento de penaltis, pero los jugadores argentinos parec¨ªan derrotados antes de comenzar a rematar. D'Alessandro fue el primero y ataj¨® el portero Julio C¨¦sar. Heinze, el segundo argentino, y su disparo sali¨® por encima del travesa?o. Los brasile?os no fallaron y al fin, contra todos los pron¨®sticos, Brasil se qued¨® con la Copa. Para Argentina, que lleva ya once a?os sin conquistar t¨ªtulos, qued¨® el consuelo de encontrar un equipo que fue nuevamente reconocido por sus hinchas.