Boulez encuentra el Grial
La puesta en escena de 'Parsifal' provoca una encendida divisi¨®n de opiniones
Wolfgang Wagner, director del Festival de Bayreuth, siempre ha tenido una fijaci¨®n especial con Parsifal. De hecho ha estado al frente de la direcci¨®n esc¨¦nica y la escenograf¨ªa del drama sacro desde 1975 a 1981 y desde 1989 a 2001. Wolfgang heredaba en 1975 el cuarto de siglo de hegemon¨ªa de su hermano Wieland, emblema del Nuevo Bayreuth de la posguerra y cabeza unificadora de una aut¨¦ntica edad de oro en el teatro de la verde colina con los Kna, Krauss y otros.
Pierre Boulez debut¨® en Bayreuth en 1966 con Parsifal en la puesta en escena de Wieland Wagner. Estuvo hasta 1968 y repiti¨® en 1970, antes de tomar las riendas con Chereau, de la aventura desmitificadora de el Anillo en su centenario.
Parsifal con Wolfgang Wagner no convenc¨ªa a casi nadie por su conservadurismo conceptual y est¨¦tico, siendo rematado a?o tras a?o con sonoros abucheos. El niet¨ªsimo del gran compositor se resist¨ªa a dejar a otro la joya m¨¢s preciada y simb¨®lica de la corona en Bayreuth. La decisi¨®n de escoger como heredero a un enfant terrible de la escena alemana como Christoph Schlingensief, de 43 a?os, era una bomba de relojer¨ªa y la mayor parte de la prensa alemana lo consider¨® como el principio del apocalipsis. Ni siquiera la frustrada (por ahora) operaci¨®n de encargar el nuevo Anillo de 2006 al cineasta Lars von Trier caus¨® semejante revuelo. Y es que Schlingensief ten¨ªa una trayectoria no precisamente convencional, con provocadores montajes, de los cuales el m¨¢s conocido en Espa?a es seguramente su sarc¨¢stica parodia del Gran Hermano televisivo metiendo en cubos de basura en el centro de Viena a una docena de extranjeros que hab¨ªan solicitado asilo en Austria. Pero tiene otras muchas lindezas en su curr¨ªculo. Por ello ha sido muy oportuno el ciclo de proyecciones sobre su historial que se ha organizado en Bayreuth y, en otro sentido, la fant¨¢stica e ilustrativa exposici¨®n en el Ayuntamiento sobre Parsifal con maquetas de todos los montajes desde 1882 hasta la actualidad y una documentaci¨®n de lo m¨¢s sabrosona.
Para echar m¨¢s le?a al fuego discutieron en el periodo final de los ensayos
Schlingensief y Wolfgang Wagner y un d¨ªa antes del estreno el tenor que encarna a Parsifal se distanci¨® del montaje declarando a los peri¨®dicos su desilusi¨®n y anunciando que no volver¨ªa a cantar el pr¨®ximo a?o. Las alarmas rojas se hab¨ªan encendido en la cultura wagneriana. ?C¨®mo iba a reaccionar la clientela?
La mayor¨ªa de los espectadores (pol¨ªticos y vips aparte) ya estaba en las puertas del teatro m¨¢s de una hora antes del inicio de la representaci¨®n (cuatro de la tarde), con centenares de curiosos flanqueando la entrada al teatro y un despliegue policial apabullante en cada rinc¨®n. Las pancartas al pie de la colina ¨²nicamente reivindicaban un Parsifal para todos. Luego hab¨ªa personajes curiosos deambulando, como una se?ora llevando atado por el cuello a un hombre de torso desnudo y, en fin, las docenas de aspirantes a que a alguien le sobrase a ¨²ltima hora una entrada.
?Lleg¨® la sangre al r¨ªo? Pues no. Fundamentalmente porque Schlingensief realiz¨® un trabajo de gran nivel t¨¦cnico sostenido en el juego de proyecciones, una disposici¨®n abigarrada de la escena giratoria y una gran originalidad narrativa, con posibilidad de varias lecturas entre el nacimiento y la muerte, tanto desde el arte como desde la dispersi¨®n geogr¨¢fica. Quiso decir demasiadas cosas y hacer infinidad de asociaciones, desde la verde pradera transformada en espacio de tumbas y ruinas, a cementerios del arte en los que estaban desde La Gioconda a la lata Campbell, con un tratamiento de la materia art¨ªstica en continua transformaci¨®n. Su planteamiento explora la obra desde los mitos m¨¢s primitivos (el escenario de Bayreuth lleno de asi¨¢ticos y africanos, qu¨¦ cosa: ?se acuerdan de las protestas cuando el cantante negro Simon Estes hizo el personaje principal de El holand¨¦s errante?) hasta la estructura de los cuentos cl¨¢sicos con una l¨ªnea m¨¢s o menos posmoderna. Las alambradas alternan con una reivindicaci¨®n ecol¨®gica de las focas (vida y muerte, siempre) y as¨ª un mont¨®n de im¨¢genes y de posibles asociaciones, con lo que uno no acaba de enterarse de la misa a la media. El despliegue ling¨¹¨ªstico es sugerente. La aportaci¨®n al conocimiento de Parsifal es m¨¢s dudosa. El montaje es seguramente fallido, pero tiene el m¨¦rito de apostar por el riesgo en un territorio muy complicado.
La gran bronca se preve¨ªa y empez¨® nada m¨¢s bajarse el tel¨®n, pero sorprendentemente el montaje tuvo tambi¨¦n sus defensores encendidos y a los 15 minutos de enfrentamiento, en los que el director de escena y su equipo salieron al menos a saludar cuatro veces, los partidarios empezaron a neutralizar y hasta a superar a los detractores. La ¨®pera sigue levantando pasiones.
El gran triunfador de la jornada fue Boulez, con una lectura orquestal de una claridad meridiana y rebosante de matices, aplicando a la perfecci¨®n su propia afirmaci¨®n de 1970 cuando en el programa de mano de Bayreuth escrib¨ªa que "en Parsifal el romanticismo es interior". El coro estuvo excepcional y los actores cumplieron sobradamente (Wottrich, De Young, Holl), destacando John Wegner en el personaje de Klingsor.
Turbulento Bayreuth
A la espera de la nueva producci¨®n de Trist¨¢n e Isolda que abordar¨¢ el a?o pr¨®ximo Christoph Marthaler, el Festival de Bayreuth tiene en su programa de este a?o la ¨²ltima posibilidad de ver el Anillo de Flimm, con direcci¨®n musical de Adam Fischer. ?nicamente Parsifal es montaje nuevo este a?o y tanto El holand¨¦s errante como T?nnhauser son reposiciones.
Wolfgang Wagner ha emprendido una huida hacia adelante de car¨¢cter vanguardista en la pol¨ªtica de nuevos directores teatrales, pero siempre hay sitio para la saga familiar y as¨ª, en 2007, su hija Katharina (de su actual mujer, Gudrun) debuta como directora esc¨¦nica en Bayreuth con una obra como Los maestros cantores, teniendo como director musical a Sebastian Weigle, responsable en esta faceta del Liceo de Barcelona a partir de septiembre. Con unos u otros, el Festival de Bayreuth sigue ejerciendo un atractivo irresistible. Por la m¨²sica de Wagner pero tambi¨¦n por el espacio donde se escuchan las ¨®peras, ese sue?o de Wagner hecho realidad.
Babelia
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