Admisi¨®n bajo sospecha
Se cuenta de un sacerdote que estando en la comisi¨®n de escolarizaci¨®n, exclam¨® en el momento m¨¢s tenso: "?Tiremos al aire las solicitudes y las que se queden en el techo, para la p¨²blica, porque ellas son las elegidas por el Se?or!". Estupefactos ante semejante propuesta, alguien coment¨® que tal soluci¨®n no se aten¨ªa al procedimiento reglamentario. Argumento reforzado de inmediato por otro asistente para quien "el rigor del reglamento estimula la creatividad de nuestros clientes". Y de este modo, se dice, comenz¨® a resolverse el nudo gordiano de la admisi¨®n de ni?os y ni?as en los centros escolares sostenidos con fondos p¨²blicos. No estoy seguro de la veracidad de la historia, sin embargo nos pone en la pista de un problema de la pol¨ªtica educativa que comienza a preocupar, y mucho, a los padres y a buena parte del profesorado de la ense?anza p¨²blica.
En efecto, el procedimiento actual de admisi¨®n de alumnos a los centros p¨²blicos y concertados, est¨¢ tan pervertido que resulta escandalosa y hasta c¨®mplice la inhibici¨®n de las autoridades. La LODE (1985) estableci¨® zonas escolares en los grandes municipios con el prop¨®sito de racionalizar la oferta y la demanda de puestos escolares. El proceso de admisi¨®n contaba con unos criterios mediante los cuales establecer prelaci¨®n entre las solicitudes de plaza en cada centro. Las solicitudes recib¨ªan una puntuaci¨®n en virtud de criterios como, entre otros, el vivir en la zona del centro, el tener hermanos en el mismo, la renta de la unidad familiar o la situaci¨®n laboral de los padres. A nadie se le escapa que tras estos criterios, al menos inicialmente, hab¨ªa una posici¨®n pol¨ªtica de discriminaci¨®n positiva hacia la red p¨²blica.
Con el paso del tiempo y la sacralizaci¨®n neoconservadora del principio de "libertad de elecci¨®n de centro", se ha pervertido el procedimiento y desdibujado los criterios. En su lugar se instauran estrategias del m¨¢s puro darwinismo social, consentidas por los tres poderes con responsabilidad en el procedimiento: estatal, auton¨®mico y municipal. En suma, para que el hijo o hija entre en el centro que se desea s¨®lo hay que echarle imaginaci¨®n y "apa?ar" la documentaci¨®n para obtener los puntos necesarios (hasta 9 en los concertados de Valencia y bastante menos en los centros p¨²blicos). Del amplio espectro de componendas se?alar¨¦ dos muy extremas, una respetuosa con la ley y otra que no. La primera es de una pareja en la que ella se mantiene como "unidad familiar monoparental" y en excedencia laboral hasta el a?o anterior al ingreso de su hija, as¨ª consiguieron los 7,5 puntos para entrar en el centro p¨²blico de su zona. El segundo caso es el de un pap¨¢, alto funcionario p¨²blico, quien consigui¨® un documento en el que constaba que su puesto de trabajo estaba en el organismo sito a la espalda del centro, por tanto: 4 puntos por zona, 4 por tener una hermana y 1,5 por trabajar los dos, ya superaban los 9 exigidos este a?o en el concertado de sus sue?os.
Desbordar de esta manera los criterios establecidos no est¨¢ al alcance de cualquiera, se lo pueden permitir mayormente los padres de las clases sociales mejor posicionadas que la prefieren concertada. Justo lo contrario de lo pretendido cuando se dise?¨® la zonificaci¨®n en los ochenta. Pero ?son los padres los responsables de este caos? No del todo, s¨ª lo es una pol¨ªtica educativa indolente ante la red p¨²blica y benefactora sin reparos de la privada. La actualidad nos proporciona un ejemplo al respecto. Seg¨²n recoge este diario (18-6-04), el preclaro pol¨ªtico Gonz¨¢lez Pons, manifest¨® su inter¨¦s en "incentivar" a la ense?anza concertada porque para el pr¨®ximo curso 4.000 alumnos no tendr¨¢n plaza en esos centros. Dicho de otro modo: es a¨²n insuficiente la cuantiosa subvenci¨®n a la privada (reiteradamente denunciado en los informes anuales del Consejo Escolar del Estado), porque varios miles de ciudadanos no tienen plaza en ella. ?No es acaso una prueba de la ineficiencia del modelo? Y una variaci¨®n m¨¢s sobre el mismo tema: es dif¨ªcil explicar que con las subvenciones recibidas los titulares de la privada no hayan construido ni un solo centro en Valencia, como mucho ampl¨ªan aulas a costa del patio. ?Por qu¨¦ se autorizan estas obras? ?C¨®mo se consiente que algunos concertados comiencen la Ed. Infantil a partir de segundo y recojan a quienes vienen de centros "adscritos" cuyo eslogan publicitario es: "Garantizamos la continuidad de la escolarizaci¨®n"?
Si todo esto sucede y se sabe, qu¨¦ hace la Alta Inspecci¨®n del Estado (se conculcan derechos fundamentales), y la Inspecci¨®n ordinaria. Una de sus funciones, por ejemplo, deber¨ªa ser hacer cumplir la ley y, en caso contrario, actuar con tanta diligencia como con el expediente informativo a los centros que colgaron la pancarta de "No a la guerra". Por cierto, los t¨¦cnicos municipales de educaci¨®n, a trav¨¦s de la junta de escolarizaci¨®n, podr¨ªan contribuir a que el proceso de admisi¨®n fuera m¨¢s transparente, o es que los ocupan ¨²nicamente en desclasificar suelo escolar. Claro que tampoco hay que ser demasiado ingeniosos para ofrecer garant¨ªas en la admisi¨®n, vivimos en el para¨ªso de Infoville, Moderniza.com, Lliurex.net y ya mismo Crea Escola. ?Qu¨¦ sentido tiene, con tanta opulencia, pedir a los padres la declaraci¨®n de renta o el certificado de empadronamiento? En definitiva, la pol¨ªtica educativa est¨¢ consiguiendo que, contradiciendo sus pr¨¦dicas, haya demasiadas semejanzas entre el modelo de ense?anza y el de Terra M¨ªtica.
?ngel San Mart¨ªn es profesor de la Universitat de Val¨¨ncia.
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