Adi¨®s a un amigo

Cuando fallece una persona con relevancia p¨²blica los peri¨®dicos dedican p¨¢ginas a glosar su figura y sus m¨¦ritos. No sucede lo mismo cuando el finado no es conocido. Es el caso de un amigo que acaba de dejarnos. Se llamaba Paco ?lvarez Sotomayor, era ingeniero agr¨®nomo. Los peri¨®dicos no recogen las virtudes y cualidades que ten¨ªa en muy alto grado.

Tuve la inmensa fortuna de que mi carrera profesional coincidiera con la suya casi 25 a?os. Enamorado del campo, ejerci¨® un magisterio indudable sobre ingenieros, peritos y agricultores; consigui¨® semillas que mejoraron el rendimiento de las cosechas; fue el padre de una empresa que hoy es una realidad incuestionable. Constituy¨® una referencia en la agricultura de Andaluc¨ªa durante m¨¢s de 30 a?os. Todo con una generosidad, sencillez y hombr¨ªa de bien que parec¨ªan trascender de ¨¦l.

En el plano personal, fue un lujo contar con su amistad, ¨¦l escrib¨ªa a diario esta palabra con letras de oro. Buen tertuliano, gran compa?ero de barra o de mesa, ten¨ªa siempre dispuesto, por si hac¨ªa falta, un consejo, advertencias, orientaciones. Desde hace algunos a?os, jubilados ambos, nos reun¨ªamos de vez en cuando y record¨¢bamos otros tiempos. Ya no lo haremos m¨¢s, s¨®lo podr¨¦ ya recordar tambi¨¦n estos ¨²ltimos tiempos como ahora hago, mientras el coraz¨®n se me encoge, mi garganta se estrecha y una l¨¢grima me empa?a los ojos.