Neruda
Ya sabe que este mes hemos celebrado los 100 a?os de Pablo Neruda. Lo digo as¨ª, en plural, porque usted tambi¨¦n ha estado en la fiesta, aunque ese d¨ªa, el pasado 12 de julio, le pillara de vacaciones o trabajando en sus asuntos como cualquier d¨ªa razonable. Usted ha formado parte del homenaje colectivo porque, quien m¨¢s o quien menos, tiene una deuda adquirida con los versos de Pablo y algo tendr¨¢ que sentir o que decir al respecto. Todos somos un poco la sustancia po¨¦tica de la que se vali¨® ese indio rutilante y espl¨¦ndido para amasar los poemas que esparci¨® por el mundo, devolviendo a cada cual su porci¨®n exacta. Bajo su amparo, todos hemos escrito alguna noche los versos m¨¢s tristes, esa canci¨®n desesperada, inevitable, que la vida nos oblig¨® a soltar como un hierro candente despu¨¦s de la tragedia de un beso sin respuesta, de un amor definitivamente arrancado de nosotros.
Veinte poemas de amor y una canci¨®n desesperada es el libro de versos m¨¢s editado de la historia de la literatura hispanoamericana. Dos, tres millones de ejemplares de un mismo poemario es una cifra imbatible pero tambi¨¦n misteriosa. Sin embargo me quedo con versos tan luminosos como los que encabezan el poema Walking Around de Residencia en la tierra. All¨ª Neruda me susurra con su voz m¨¢s lenta: "Sucede que me canso de ser hombre...". Yo tomo buena nota y le respondo a modo de recuerdo: Si yo pronuncio mar, olvido, encarnadura, t¨² respondes sucede como si un p¨¢jaro pasara a ras de nuestra vida huyendo del desplome de sordos astrolabios, de se?ales de acero. Si digo memorial o barcarola, crepusculario incluso, t¨² me ofreces la rosa sumergida sin alterar el cielo. Ocurre que la noche se obstina en que te busque, que parta hacia las islas del silencio que escondes. Yo pregunto sucede y emerge del cansancio tu beso de ceniza. Nadie escucha a esta hora la lentitud de astros que han venido a poblarte, ni los trenes que exportan cordilleras de azufre al fondo de tu sue?o. Nadie sabe de ti por detr¨¢s de la luna y sin embargo sucede que tu nombre sabe a niebla habitada.
Feliz verano.
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