La imposibilidad de vivir a su aire

Lo que pasa es que muchas veces tu estado de ¨¢nimo no depende de lo que t¨² hagas, digas o seas. Much¨ªsimas veces no puedes m¨¢s que reaccionar ante el medio y toda tu vida es como el parche de un gigantesco tambor donde todos los otros se empe?an en tocar sus peores melod¨ªas... Eso pensaba Marta tratando de deshacerse de su propia imagen de neur¨®tica malhumorada. Se sonri¨® recordando aquel cartel que alguna vez vio colgado detr¨¢s del mostrador de una peque?a tienda en una peque?a ciudad gallega:

HACE UN MARAVILLOSO D?A

NO FALTAR? QUIEN VENGA A ARRUINARLO

Ojal¨¢ fuera tan sencillo poder vivir "a tu aire" sin ser v¨ªctima de los humores, las maldades y las incompetencias a tu alrededor. Ojal¨¢ fuera posible vivir sin depender de lo que los dem¨¢s opinan, mandan o critican de lo que el vecino dice, hace o piensa.

Dependiente es alguien que est¨¢ cuesta abajo, sinti¨¦ndose permanentemente incompleto, eternamente sin resoluci¨®n

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NO DEPENDER

... Pendiente tiene muchas acepciones. Significa: que cuelga suspendido desde arriba, sin base, en el aire, y tambi¨¦n significa incompleto, inconcluso, sin resolver. Si es masculino designa un adorno, una alhaja que se lleva colgando como decoraci¨®n. Si es femenino define una inclinaci¨®n, una cuesta hacia abajo presumiblemente empinada y peligrosa.

Con todos estos significados y derivaciones no es raro que la palabra dependencia evoque en nosotros estas im¨¢genes que usamos como definici¨®n:

Dependiente es aquel que se cuelga de otro, que vive como suspendido en el aire, sin base, como si fuera un adorno que otro lleva de aqu¨ª para all¨¢. Es alguien que est¨¢ cuesta abajo, sinti¨¦ndose permanentemente incompleto, eternamente sin resoluci¨®n.

Esta dependencia puede llegar a ser una verdadera adicci¨®n a la mirada o a la presencia de otro, una nueva patolog¨ªa; la psicolog¨ªa empieza a llamar codependencia (adicci¨®n a otra persona que queda semiescondida detr¨¢s de una falsa sobrevaloraci¨®n amorosa y una conducta dependiente que se incrusta en la personalidad bajo la justificaci¨®n de un "no podr¨ªa vivir sin ti").

La interdependencia (yo dependo de ti y t¨² dependes de m¨ª) no parece una gran soluci¨®n, sino m¨¢s bien un premio consuelo y la ansiada Independencia, ser¨ªa la salida obvia si no fuera porque est¨¢ basada en una mentira: nadie puede ser independiente. Para serlo totalmente habr¨ªa que poder prescindir de los dem¨¢s en forma permanente, y es obvio que necesitamos de los otros, irremediablemente, de muchas y diferentes maneras.

?Entonces, qu¨¦?

Entonces, inventemos una nueva palabra: Autodependencia.

Una palabra que defina a aquellos que sabemos que necesitamos de los otros pero no los responsabilizamos de nuestra vida, de nuestro ¨¦xito ni de nuestro estado an¨ªmico. Aquellos que renegamos de que alguien tenga el poder de hacernos enojar, de hacernos llorar o de hacernos felices. Aquellos finalmente que nos sabemos responsables ¨²ltimos y principales de nuestras propias vidas.

Es verdad que no soy autosuficiente, y tampoco t¨² lo eres, pero ser¨¢ nuestro compromiso pedir sin exigir y aceptar que si el otro no puede, no tiene o no quiere darnos lo que le pedimos; siempre conservaremos la libertad de ir a buscar en otro lado, de renunciar a ello o de intentar hacerlo por nosotros mismos, asumiendo, en todo caso, que la responsabilidad sobre el resultado final siempre recaer¨¢ en uno mismo.