Los gigantes m¨¢s peque?os
Los japoneses Tamura, de 48 kilos, y Tani, de 60, campeones de las categor¨ªas de menos peso, son los m¨¢s laureados de la historia
Ella pesa menos de 48 kilos y ¨¦l menos de 60. Son los grandes dominadores de las categor¨ªas m¨¢s ligeras del yudo: los gigantes m¨¢s peque?os, pero los m¨¢s grandes en la historia. Los japoneses Ryoko Tani y Tadahiro Tamura empezaron el s¨¢bado a demostrar que su pa¨ªs, la cuna de este deporte, resiste perfectamente los asaltos del resto del mundo a su poder¨ªo. Tani sum¨® su segundo t¨ªtulo ol¨ªmpico a sus seis entorchados mundiales, con lo que aument¨® su leyenda como la m¨¢s laureada, y Tamura se convirti¨® en el primer yudoca de la historia ol¨ªmpica que gana en tres ediciones consecutivas.
La peque?a bomba Tani (Fukuoka, 1975) compiti¨® por primera vez con el apellido de su marido, un famoso jugador de b¨¦isbol con el que se cas¨® hace unos meses en una boda considerada acontecimiento nacional. Por algo es una aut¨¦ntica hero¨ªna. Tamura, como era conocida de soltera, ha tocado a¨²n m¨¢s el cielo de su gloria. Con s¨®lo 1,46 metros de estatura, su t¨¦cnica y rapidez resultan imparables. El matrimonio, seg¨²n dice, le ha dado a¨²n m¨¢s aplomo, pero para convertirse en una verdadera m¨¢quina de hacer yudo no lo necesitaba. Yawara-chan o Ryo-chan, como tambi¨¦n la conocen en su pa¨ªs en un paralelismo con una famosa figura de los dibujos animados, empez¨® a los ocho a?os en el yudo porque ten¨ªa envidia de su hermano, que lo hac¨ªa. Sus padres se opusieron al principio porque, aun trat¨¢ndose del deporte nacional, en los a?os 80 la incorporaci¨®n de la mujer no estaba bien vista. Pero Ryoko hab¨ªa visto a alguna pionera derribar a hombres y qued¨® fascinada. "Yo quiero hacerlo tambi¨¦n", se prometi¨®. Y su camino fue imparable.
Logr¨® su primer gran podio, la medalla de bronce, en los Mundiales de Barcelona 91 y al a?o siguiente, en los Juegos Ol¨ªmpicos, la plata. S¨®lo perdi¨® la final, en Atlanta, cuatro a?os m¨¢s tarde, ante una norcoreana que la sorprendi¨® porque ya hab¨ªa empezado a ser imbatible. Campeona del mundo en Hamilton, Canad¨¢, 1993; Makuhari, Jap¨®n, 1995; Par¨ªs, 1997; Birmingham, 1999; M¨²nich, 2001, y Osaka, 2003. En medio, primer oro ol¨ªmpico, al fin, en Sidney 2000. Tani, que se entrena tres horas diarias habitualmente, ha tenido el gran m¨¦rito de recuperarse de una grave lesi¨®n de rodilla en julio de 2001, cuando un compa?ero del equipo nacional le cay¨® encima tras desequilibrarse en el tatami de al lado. La desgarr¨® los ligamentos y se temi¨® por su carrera. Pero regres¨®, gan¨® el t¨ªtulo mundial el a?o pasado y ahora el ol¨ªmpico incluso con mayor autoridad. Tambi¨¦n ten¨ªa problemas ahora en otra pierna, pero no le ha afectado. Como una avispa, altern¨® nuevamente su enorme variedad de recursos t¨¦cnicos: proyecciones rapid¨ªsimas, inmovilizaciones como a la local Karagianopolu, que hizo enmudecer al pabell¨®n, o ventajas peque?as, pero bien conservadas ante la rival m¨¢s potente, la francesa Frederique Jossinet, que la puso en m¨¢s apuros en Osaka.
Graduada en Ciencias del Entrenamiento de Deporte, trabaja tambi¨¦n en Toyota. Aunque cumplir¨¢ ya 29 a?os en septiembre, dado su dominio, los podios de Pek¨ªn 2008 y los pr¨®ximos Mundiales a¨²n la esperan.
M¨¢s dif¨ªcil ser¨¢ para Nomura (Nara, 1974), que en diciembre tendr¨¢ ya 30 a?os. En hombres el nivel es mucho mayor y bastante gloria se lleva ya con su tercer oro consecutivo desde el de Atlanta 96. Hace el n¨²mero 21? de los deportistas en todas las modalidades ol¨ªmpicas que han ganado tres t¨ªtulos o m¨¢s. Tadahiro suma tambi¨¦n dos Mundiales, los de Par¨ªs y Osaka. Profesor de Educaci¨®n F¨ªsica, empez¨® a los siete a?os en el yudo, de la mano de su abuelo, y su futuro parece encaminado a ser entrenador del deporte que le ha convertido en una de las m¨¢ximas estrellas de la historia ol¨ªmpica, como ya lo era en su pa¨ªs y en el mundo del yudo. Con 1,64 metros, muy s¨®lido para su peso, super¨® con su t¨¦cnica la lucha libre que se le acab¨® atragantando al espa?ol Kenji Uematsu. Venci¨® en la final, por ejemplo, aprovechando uno de los ataques del georgiano Khergani, el primer verdugo de Kenji.
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