El remanso de Joan Valent y su m¨²sica cotidiana, en el Festival de Santander

Como es tradicional en la mayor¨ªa de los festivales internacionales, tambi¨¦n en el de Santander, podemos encontrar puntos de reposo, remansos art¨ªsticos que como ciertos hoteles merecer¨ªan la adjetivaci¨®n de "con encanto".

Recuerdo, hace ya d¨¦cadas, aquellos grandes programas de las semanas berlinesas, en los a?os cincuenta y sesenta, en los que los triunfos de Karajan o Fisher Dieskau, Fricsay o H?fliger eran compatibles con el arte peque?o y consumado del tr¨ªo Godard y su caja sentimental de sorpresas l¨ªricas y valseante.

Algo semejante en la intenci¨®n ha supuesto el concierto en la Sala Argenta de Joan Valent y su Ars Ensemble, del que son primeras figuras, con Valent, la soprano Teresa Barrientos, el violinista Ara Malikian y el guitarrista David Gonz¨¢lez, unificados todos ellos por una evidente calidad y un esp¨ªritu evocativo y refinado que nos convoca desde los aires del cubano Lecuona, la musa entra?able de los argentinos Ginastera, Guastavino o Piazzola hasta la polifac¨¦tica invenci¨®n de Valent, un compositor y director de s¨®lida formaci¨®n dedicada, en parte, a los primores de lo cotidiano, a la "m¨²sica de todos los d¨ªas", como dir¨ªa Jacques Cocteau y practicaron los Seis de Par¨ªs.

Esta vez, el compositor mallorqu¨ªn, triunfante en la voz de Montserrat Caball¨¦ o en la de Mar¨ªa del Mar Bonet, ha ofrecido a Cantabria su Mare Mesera con guitarra solista. M¨²sica, como todo el programa, ¨ªntima y, si se quiere, sentimental, y, al mismo tiempo, abierta a otros mares y otras tierras, ha sido recibida con aut¨¦ntico placer por la filarmon¨ªa santanderina de gusto tan ecl¨¦ctico como exigente. No es de extra?ar, pues, que un valor como el de Joan Valent, tan difundido en el concierto como en el disco, haya sido apreciado en anteriores ocasiones por el p¨²blico de los festivales internacionales de Santander.