Elecciones en EE UU

Le enviamos la siguiente carta sobre la informaci¨®n publicada en EL PA?S el 10 de agosto de 2004 sobre los observadores internacionales de la OSCE en las pr¨®ximas elecciones en EE UU.

Como estadounidenses todav¨ªa recordamos las elecciones de 2000 con un gran sentido de verg¨¹enza. La ya muy bien documentada privaci¨®n del derecho de voto a miles de nuestros compatriotas negros en el Estado de Florida a trav¨¦s de una limpieza cuidadosamente selectiva del censo electoral, la decisi¨®n del Tribunal Supremo de interrumpir el recuento en un acto claramente pol¨ªtico que atent¨® contra la soberan¨ªa del colegio electoral de aquel Estado sure?o, y el pacto de silencio de unos pol¨ªticos y medios de comunicaci¨®n demasiado temerosos de enfrentarse con el hecho de que, en el seno de la democracia, hab¨ªa habido una elecci¨®n fraudulenta, nos ha dejado a todos profundamente preocupados por el futuro de nuestra democracia.

Por eso apoyamos la decisi¨®n de tener presentes, por primera vez en nuestra historia, observadores internacionales en las elecciones presidenciales de noviembre. Sin embargo, creemos que la tarea ser¨¢ dif¨ªcil. Usando como excusa las infames papeletas mal dise?adas de las elecciones del a?o 2000, toda una nueva generaci¨®n de m¨¢quinas electorales est¨¢n ya listas para el enfrentamiento de noviembre. Denominadas como touch-screen voting machines, estas m¨¢quinas totalmente electr¨®nicas usan un software para contar los votos que, debido a razones de copyright, no est¨¢ abierto al escrutinio p¨²blico. Adem¨¢s, son f¨¢cilmente accesibles a hackers a trav¨¦s de Internet o conexi¨®n v¨ªa sat¨¦lite, y, lo que es m¨¢s importante, no dejan ning¨²n tipo de copia de la original intenci¨®n del votante sobre un soporte de papel; lo cual significa que cualquier intento de hacer un recuento ser¨ªa vano.

Esperamos sinceramente que la Organizaci¨®n para la Seguridad y la Cooperaci¨®n en Europa pueda desempe?ar su trabajo en EE UU dentro de tres meses. Pero la complejidad de la tarea, el obvio desprecio que algunos sienten por la democracia y las limitaciones de la autoridad de la misma OSCE en EE UU (no tiene un mandato para juzgar la imparcialidad de las elecciones) no nos da muchas razones para el optimismo.