El ¨²ltimo y peligroso traspi¨¦ del hijo de la 'dama de hierro'
Mark Thatcher, el hijo de la ex primer ministra brit¨¢nica, detenido en Sur¨¢frica por su presunta relaci¨®n con un golpe de Estado en Guinea, ha protagonizado otros asuntos turbios
"Culpable por asociaci¨®n". "Fanfarronada pol¨ªtica". Con ¨¦stas y otras denuncias similares, el entorno de Mark Thatcher est¨¢ librando la campa?a por la rehabilitaci¨®n p¨²blica del hijo predilecto de la dama de hierro. En arresto domiciliario en Sur¨¢frica, el ojo derecho de la baronesa Thatcher, anterior primera ministra brit¨¢nica, se enfrenta a una pena de c¨¢rcel, de probarse su presunta colaboraci¨®n en una intentona golpista contra el dictador guineano Teodoro Obiang.
Apellidarse Thatcher aport¨® frutos a Mark durante el largo mandato de su madre, Margaret, al frente del Gobierno brit¨¢nico (1979-1990). Y tambi¨¦n controversia. El ¨²nico hijo var¨®n de la dama de hierro, cuya fortuna personal se estima por encima de los 85 millones de euros, lleva desde los a?os ochenta aguantando con arrogancia alusiones sobre explotaci¨®n del apellido familiar en beneficio propio. Ninguna irregularidad o conflicto de intereses han podido probarse hasta hoy, pero la duda tampoco se ha disipado. Opacidad es la marca que brilla en las actividades comerciales y financieras de sir Mark, t¨ªtulo heredado al morir su padre, Denis, en 2003.
Ninguna irregularidad se ha probado hasta hoy, pero la duda tampoco se ha disipado
Sur¨¢frica asegura que tiene pruebas de su apoyo financiero y log¨ªstico al golpe
El ¨²ltimo negocio, una supuesta inversi¨®n de 271.000 d¨®lares en el fallido golpe de Estado contra el presidente de Guinea Ecuatorial, Teodoro Obiang, podr¨ªa costar a?os de c¨¢rcel a sir Mark. El portavoz de la polic¨ªa surafricana, Sipho Ngema, asegur¨® d¨ªas atr¨¢s que la brigada de ¨¦lite del pa¨ªs africano, los Escorpiones, tiene "pruebas reales e informaci¨®n" acerca del apoyo financiero y log¨ªstico del hijo de la baronesa Thatcher. Su contribuci¨®n se relaciona con la compra de un helic¨®ptero que deb¨ªa transportar al l¨ªder de la oposici¨®n guineana, Severo Moto, desde el exilio en Espa?a a Mali en v¨ªsperas de la presunta intentona del pasado marzo. El presidente de la antigua colonia espa?ola ha acusado, sin pruebas, al Gobierno de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar de apoyar la turbia operaci¨®n.
El apellido Thatcher ha jugado, esta vez, en contra de sir Mark. As¨ª se deduce de la ofensiva que su c¨ªrculo de amistades y representantes legales han lanzado a ra¨ªz de su detenci¨®n, el pasado mi¨¦rcoles, en su lujosa mansi¨®n de Ciudad del Cabo. Desde entonces, el primog¨¦nito de la baronesa est¨¢ en arresto domiciliario, a la espera de depositar una fianza de 246.000 euros, acusado de violar la legislaci¨®n surafricana en materia de actividades mercenarias. Guinea Ecuatorial, mientras tanto, ha cursado una solicitud oficial para interrogar a sir Mark sobre el supuesto plan para derrocar al dictador Obiang.
Margaret, afligida
"Creemos que esto es una fanfarronada pol¨ªtica dirigida a marcar un punto pol¨ªtico, no un juicio criminal", se?al¨® su abogado Ron Wheeldon. "Han logrado su objetivo. Tiene un nombre muy conocido y el mundo entero est¨¢ hablando del caso", dijo, por su parte, Lord Bell, asesor de comunicaci¨®n de Margaret Thatcher y, por defecto, tambi¨¦n de su hijo. "Culpable por asociaci¨®n", a?adi¨® en referencia a Simon Mann, un curtido mercenario, adem¨¢s de amigo, vecino y compa?ero de negocios de Mark. Condenado en Zimbabue por una frustrada operaci¨®n de compra de armamento supuestamente relacionada con la intentona golpista, Mann escribi¨® una carta en prisi¨®n que parece implicar a Thatcher y a otros millonarios afincados en el Reino Unido en la financiaci¨®n de la operaci¨®n.
La baronesa interrumpi¨® una visita a Estados Unidos para regresar, el pasado jueves, a Londres. A¨²n no se ha pronunciado en p¨²blico sobre el ¨²ltimo embrollo de su hijo, que, a sus 78 a?os, amenaza con debilitar su fr¨¢gil salud. "Obviamente, est¨¢ afligida por las dificultades de su hijo, pero conf¨ªa en que ser¨¢ exonerado y har¨¢ todo lo posible para ayudarle", dijo su portavoz.
No es la primera vez que Mark pone en aprietos a su madre. En 1982, el a?o glorioso de Margaret Thatcher con su victoria en la guerra de las Malvinas contra Argentina, sufri¨® la ignominia de la desaparici¨®n, durante seis d¨ªas, de su hijo durante la carrera del Par¨ªs-Dakar. En el desierto qued¨® enterrado el sue?o automovil¨ªstico del joven aventurero. M¨¢s peligrosas para la reputaci¨®n de la entonces primera ministra fueron las continuas sospechas de que Mark se val¨ªa de su apellido, adem¨¢s de las conexiones de su madre, para amasar una fortuna personal.
Las alusiones sobre conflicto de intereses saltaron de los medios de comunicaci¨®n a los diputados y al Parlamento de Westminster. La dama de hierro esboz¨® la carta patri¨®tica para sacudir cr¨ªticas sobre la presunta comisi¨®n recibida por su hijo cuando la empresa brit¨¢nica que ¨¦l mismo asesoraba gan¨® un contrato para construir una universidad en Om¨¢n.
Poco despu¨¦s, el joven Thatcher, aparentemente, se embols¨® 12 millones de libras (18 millones de euros) por su intermediaci¨®n en una transacci¨®n de venta de armamento a Arabia Saud¨ª lograda con el respaldo de la primera ministra. "Mark es capaz de vender hielo a los esquimales y arena a los ¨¢rabes", dijo la primera ministra en su aparente ceguera de los turbios negocios de su hijo.
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