Mr. McVogts, en el alambre
El pol¨¦mico preparador alem¨¢n no ha logrado enderezar el rumbo de una Escocia a?orante de sus grandes jugadores del pasado
La federaci¨®n escocesa present¨® en febrero de 2002 a su nuevo seleccionador y, en efecto, los rasgos del nuevo titular de un cargo que anta?o ocuparon leyendas locales como Jock Stein, Matt Busby o Alex Ferguson respond¨ªan a un arquetipo f¨ªsico genuinamente escoc¨¦s. Pero, detr¨¢s de aquel cabello azafranado, de aquellos ojos claros y peque?os y de aquella tez nacarada con p¨®mulos rojizos, se encontraba en realidad un alem¨¢n, Berti Vogts, el primer extranjero en asumir tal responsabilidad.
"En mis tiempos de jugador me llamaban McVogts", bromeaba entonces. Pero aquel b
uen humor se ha transformado ahora en una mueca de tensi¨®n. Vogts se juega su empleo. Quiz¨¢s no en el partido amistoso de hoy, contra Espa?a, pero s¨ª a partir de la pr¨®xima semana, cuando Escocia abra ante Eslovenia la fase clasificatoria para la Copa del Mundo de Alemania 2006, en las que se las tendr¨¢ que ver adem¨¢s con Italia, Noruega, Bielorrusia y Moldavia.
Impulsivo de car¨¢cter, lleg¨® a plantear que el equipo germano se renovara a base de nacionalizar africanos
Y es que desde que disputara el Mundial de 1998, en Francia, Escocia s¨®lo ha encadenado decepciones y la llegada de Vogts (B¨¹ttgen, 1946) no ha variado esa tendencia: sufri¨® un 6-0 en Amsterdam, ante Holanda, en la fallida repesca para el reciente Campeonato de Europa. As¨ª que Vogts, con los periodistas busc¨¢ndole la yugular, ha tratado de introducir savia nueva en un equipo que no parece capaz de abandonar el rumbo errado, como indica su derrota por 0-3 ante Hungr¨ªa en agosto, en otro ensayo, que supuso su mayor destrozo en su feudo de Hampden Park desde 1973. En definitiva, toda Escocia parece haber dejado de creer ya en la f¨®rmula teutona.
Reconocido como uno de los mejores defensas de la historia del f¨²tbol germano, Vogts fue un lateral derecho que milit¨® 14 temporadas en el Borussia de Monchengladbach, con el que gan¨® cinco veces la Liga alemana y dos la Copa de la UEFA, junto a celebridades como Bonhof, Netzer, Simonsen, Heynckes o Jensen, Su tremenda eficacia defensiva, alimentada por una extraordinaria tenacidad, le permiti¨® ser 96 veces internacional en la edad de oro de la selecci¨®n germana, con la que disput¨® tres Mundiales. Toda una eminencia admirada por el vigor y la intensidad de su juego, como demostr¨® secando a Cruyff en la final de 1974 con un marcaje considerado clave para derrotar a Holanda.
Pero a Vogts tambi¨¦n le define su complicado car¨¢cter, mostrado en mil pol¨¦micas. Corr¨ªa 1978 y Argentina organizaba su Mundial con el fondo esc¨¦nico de la dictadura militar. La nefasta incontinencia verbal del entonces veterano capit¨¢n alem¨¢n toc¨® techo: "Argentina es un pa¨ªs en el que reina el orden. Yo todav¨ªa no he visto ning¨²n preso pol¨ªtico". Alemania hab¨ªa disputado dos partidos en el estadio Monumental, de Buenos Aires, muy cerca de la Escuela Mec¨¢nica de la Armada, en la que los militares argentinos torturaban y asesinaban. La sensible prensa teutona carg¨® contra Vogts, que se retir¨® un a?o despu¨¦s para dirigir a las selecciones inferiores.
Luego, relev¨® a Franz Beckenbauer al frente del equipo absoluto tras el Mundial de Italia 90 con resultados desiguales: Alemania fue subcampeona en la Eurocopa de 1992 y campeona en la de 1996, pero fracas¨® en los Mundiales de 1994 y 1998, en los que no pas¨® de los cuartos de final entre cr¨ªticas por su p¨¦simo juego y las rencillas en un vestuario lleno de egos. Vogts acab¨® por dejar su banquillo escud¨¢ndose en el argumento de que el f¨²tbol germano deb¨ªa modernizar sus estructuras nacionalizando jugadores africanos.
En el Bayer Leverkusen, m¨¢s tarde, casi acab¨® quemando su imagen en su pa¨ªs por los malos resultados, otra vez, y sus p¨¦simas relaciones con jugadores como Ballack. Su siguiente destino fue Kuwait, escala hacia Glasgow. Y ya en Escocia se ha permitido criticar la gesti¨®n de la federaci¨®n alemana por la elecci¨®n de sus futbolistas y t¨¦cnicos en los ¨²ltimos a?os. Pero a ¨¦l no le van mejor las cosas. Escocia no estuvo en la Eurocopa tras perder ante Lituania y empatar de forma humillante con Feroe antes del desastre contra Holanda. Tampoco ha logrado marcar en siete de sus ¨²ltimos once amistosos, en los que s¨®lo ha vencido a Estonia o Trinidad y Tobago.
Con un cuadro joven, pero que ofrece pocas alternativas, ya que la mayor¨ªa de sus componentes son comparsas en los clubes ingleses o titulares en la poco competitiva Liga escocesa, Vogts trata de salir a flote con un juego indefinido y clamando por un cambio de mentalidad hacia los valores del f¨²tbol agresivo. Sigue pulsando teclas y probando gente cuya calidad est¨¢ a a?os luz de los fabulosos Law, Souness o Daglish, contempor¨¢neos suyos. Estrellas que ahora debe de a?orar con la inquietud de quien se sabe en el alambre. "Necesitamos una buena mezcla entre el estilo europeo y el escoc¨¦s", dijo cuando aterriz¨®. Dos a?os y medio despu¨¦s, los aficionados de la Tartan Army siguen pregunt¨¢ndose qu¨¦ significa eso mientras digieren con pintas de cerveza y whisky el amargo presente.
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