Maragall en la Batalla de Argel
El presidente de la Generalitat pasea por los alrededores de la c¨¦lebre 'khasba' de la guerra contra los franceses
Cigarrillo en la plaza de los M¨¢rtires, paseo por el bulevar Che Guevara y parada ante los azulejos que reconstruyen el rostro de Al¨ª Lapointe, uno de dirigentes de aquel Frente de Liberaci¨®n Nacional que desde 1954 hasta 1962 fue una pesadilla para el Ej¨¦rcito franc¨¦s y un mito para j¨®venes que, como Pasqual Maragall, se enrolaban all¨¢ por la d¨¦cada de 1960 en las filas del clandestino Front Obrer Catal¨¤, referente catal¨¢n del Frente de Liberaci¨®n Popular (el Felipe espa?ol). Ayer Maragall pis¨® el escenario de la Batalla de Argel, aquella khasba reflejada en el filme del mismo nombre de Gillo Pontecorvo, donde perdi¨® la vida Lapointe. Fue media hora de paseo por el pasado.
La comitiva oficial cruz¨® Argel en hora punta, enmedio de un atasco monumental y ante la insistencia del presidente de la Generalitat por pisar esa khasba. "Cada vez que vengo me dicen que no la puedo visitar pero esta vez ser¨¢ que s¨ª", hab¨ªa asegurado Maragall minutos antes a los periodistas. As¨ª que, resignadamente, las autoridades argelinas dieron luz verde. La comitiva finalmente toma tierra en el bulevar que lleva el nombre de Che Guevara, bajo cuyos protectores soportales los azulejos componen los rostros de los hist¨®ricos l¨ªderes del FLN.
Maragall mira con nostalgia hacia las empinadas calles donde se refugiaba la resistencia
Maragall se detiene unos minutos y pasa a la plaza de los M¨¢rtires. El p¨²blico comienza a silbar. Es una dedicatoria preventiva a la presencia de alguna autoridad local. El sol es inclemente: m¨¢s de 40 grados con puntas de 45 se registraban ayer a la sombra en diversos puntos de la capital. El presidente de la Generalitat se para a comprar higos chumbos. Siguiendo la tradici¨®n de los ¨²ltimos 23 a?os de instituci¨®n, Maragall se da cuenta de que no lleva dinero. No importa, va bien acompa?ado. Pero hay poco suelto. Hay demasiada potencia econ¨®mica en una comitiva en la que figuran el embajador espa?ol, Juan Bautista Le?a, el arquitecto Ricardo Bofill, el presidente del Instituto Europeo del Mediterr¨¢neo (IEMed), Ricard P¨¦rez Casado, y la responsable de Exteriores de la Generalitat, Margarida Obiols.
La representaci¨®n del primer mundo europeo vuelve a tener problemas a la hora de pagar un cigarrillo rubio americano que el presidente compra a un ni?o. Maragall traga el humo con nostalgia. Mira hacia las calles empinadas donde se refugiaba la resistencia argelina y que ahora la polic¨ªa nacida de esa misma revoluci¨®n no le deja pisar, alegando razones de seguridad.
Desde 1954 m¨¢s de un mill¨®n de personas han perdido la vida en Argelia, bien en la guerra de liberaci¨®n o en esa confrontaci¨®n civil sucia que han librado desde el inicio de la d¨¦cada de 1990 militares y fundamentalistas. El terrorismo y el antiterrorismo han aniquilado a m¨¢s de 100.000 personas en los ¨²ltimos 10 a?os, la prensa comienza a hablar ahora de todo ello.
Hay mejor¨ªa, aseguran, pero el pa¨ªs est¨¢ en estado de emergencia y los diarios dan frecuente cuenta de enfrentamientos armados. El Gobierno espa?ol todav¨ªa desaconseja ese pa¨ªs del Magreb como destino tur¨ªstico.
Maragall no ha preguntado a las autoridades argelinas por esta situaci¨®n. Quiere evitar solapamientos con el Gobierno central espa?ol. "Pienso que la violencia no va a m¨¢s, que la situaci¨®n se estabiliza, despu¨¦s de haber superado una etapa dram¨¢tica". Las autoridades intentan ahora articular un sistema democr¨¢tico y un mercado para un pa¨ªs con un grado de instrucci¨®n p¨²blica alt¨ªsimo. Maragall los apoya. Hay que impulsar, a juicio del presidente de la Generalitat, el Proceso de Barcelona, las complicidades pol¨ªticas, sociales y econ¨®micas en las riberas del Mediterr¨¢neo, tal como se ha comprometido el Gobierno espa?ol para el oto?o del pr¨®ximo a?o en la capital catalana.
Por la ma?ana ha asistido a la reuni¨®n de empresarios propiciada por las c¨¢maras de Comercio de Barcelona y Argel, con presencia de representantes de empresas, como Agrolimen y Gas Natural.
Maragall invita a los emprendedores, a la sociedad civil argelina, a superar el miedo y a tomar la iniciativa: "El enemigo lo llevamos dentro", afirma el presidente de la Generalitat en la m¨¢s pura tradici¨®n cor¨¢nica. Hay que poner fe en el mercado y tambi¨¦n en la democracia, a juicio de Maragall. Y, quiz¨¢ pensando en las empinadas calles de la khasba, agrega: "Marx ya hablaba de las bases econ¨®micas y sociales de los sistemas".
El presidente argelino Abdelaziz Buteflika finalmente no recibi¨® a Maragall. Seg¨²n las autoridades argelinas, Buteflika no se hallaba en la capital y no pudo regresar a tiempo para la entrevista.
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