Rossi se escapa
El italiano aumenta su ventaja en MotoGP sobre un Gibernau que s¨®lo pudo ser cuarto
Ser¨ªa una cuesti¨®n de vibraciones, de malas vibraciones, siendo como es el motociclismo un juego en el que las sensaciones tienen una importancia capital. Que se lo digan a Sete Gibernau, que se pas¨® el fin de semana con la mosca detr¨¢s de la oreja. No le gustaba lo que ve¨ªa. No se sent¨ªa a gusto en la moto, en la misma Honda con la que arras¨® en la Rep¨²blica Checa. Algo no iba bien. ?El qu¨¦? S¨®lo los ingenieros de su equipo y ¨¦l lo saben. Hasta el ¨²ltimo momento la m¨¢quina recibi¨® alg¨²n que otro retoque para que dejara de ser hostil para el piloto. Nada se consigui¨®. Tem¨ªa Sete que las cosas vinieran mal. Y mal vinieron. Un cuarto puesto, a estas alturas de la competici¨®n y mucho m¨¢s si el que gana es un tal Valentino Rossi, no invita a la sonrisa.
Sete intent¨® ser el tercero, pero donde le llegaba la imaginaci¨®n no le llegaba la moto
Fue Sete cuarto en la carrera de MotoGP, gobernada con mano firme por Rossi, nada nuevo bajo el sol, pero que naci¨® marcada por un suceso: todav¨ªa no se hab¨ªa disputado la primera vuelta cuando Max Biaggi, otro de los que hasta ayer ten¨ªa algo que decir, se fue al suelo de forma espectacular. Sucedi¨® que Rossi, segundo por entonces, ten¨ªa tanta prisa que no quiso esperar para adelantar a Loris Capirossi. Se peg¨® demasiado a ¨¦ste antes de rebasarle. Y siguiendo a Rossi apareci¨® Biaggi, sabedor de cu¨¢l es la rueda buena, con tan mala suerte de que Capirossi cambi¨® la trazada, se cruz¨® en su camino y aqu¨¦l sali¨® despedido.
Ajeno a esa guerra estaba Gibernau, que era cuarto en la primera vuelta y cuarto fue en la ¨²ltima. Intent¨® por todos los medios rebasar a quien viajaba tercero, el brasile?o ?lex Barros. Pero donde le llegaba la imaginaci¨®n no le llegaba la moto.
No tuvo m¨¢s historia la carrera que el paseo triunfal de Rossi, la facilidad con la que el japon¨¦s Makoto Tamada alcanz¨® el segundo puesto y la lucha de Sete con Barros para subir al tercer caj¨®n del podio. Hubo, eso s¨ª, ca¨ªdas de aspecto siniestro. Como la de Marco Melandri, que se pego una bofetada de cuidado. Visto lo visto, de bien poco le vali¨® ir disfrazado de Spiderman.
La nueva exhibici¨®n de Rossi provoc¨® la algarada general de la grada y dej¨® datos dignos de consideraci¨®n. Por ejemplo, que la velocidad punta de su Yamaha fue de 332 kil¨®metros por hora, una cifra superada ni m¨¢s ni menos que por nueve corredores, liderados por Capirossi, que lleg¨® a los 340 en un circuito considerado lento. Pero es ¨¦ste un asunto menor para el italiano, que firm¨® el triunfo 65? de su carrera, el 39? en la m¨¢xima categor¨ªa, lanzado como est¨¢ en pos de su cuarto t¨ªtulo para pesar de un Gibernau que ten¨ªa motivos fundados para pensar que el de ayer no ser¨ªa un buen d¨ªa por mucho que Joan Manuel Serrat estuviera en la grada.
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