La liberaci¨®n de Par¨ªs
Cuando se cumplen 60 a?os de la liberaci¨®n de Par¨ªs del dominio nazi durante la Segunda Guerra Mundial, se ha levantado el velo que ocultaba un aspecto importante de este acontecimiento: la activa participaci¨®n en ¨¦l de un numeroso grupo de republicanos espa?oles que escaparon al terminar la guerra de la represi¨®n que se ve¨ªa venir -y que lleg¨® ampliamente-, muchos de los cuales se enrolaron a las ¨®rdenes del general L¨¨clerc y formaron parte sustancial de la "novena" o la "nueve" (no neuf), la columna que entr¨® motorizada en Par¨ªs el 24 de agosto de 1944. Sin entrar en las causas de este prolongado silencio por olvido, ignorancia o intencionada ocultaci¨®n, el reconocimiento p¨²blico, el agradecimiento y el recuerdo suponen algo que todos los espa?oles de buena voluntad debemos celebrar, aunque es evidente que llega tarde, con lo cual la mayor parte de sus protagonistas no podr¨¢n, en principio, disfrutar de ello.
Hace ya bastantes a?os o¨ª a Gonzalo Men¨¦ndez Pidal (G. M. P.) contar una historia que me sorprendi¨® e interes¨® especialmente.
En los a?os escolares del instituto escuela hab¨ªa un chico en su clase que, a pesar de ser de Chamber¨ª y bastante castizo, ten¨ªa apellido de origen holand¨¦s, Van Wombergen (la ortograf¨ªa es aproximada), lo cual le val¨ªa ciertas suspicacias por parte del profesor de franc¨¦s. Como los chicos se llamaban entonces con frecuencia por el apellido, los compa?eros transformaron el de origen holand¨¦s en "Wamba" o "Bamb¨²", que eran los sobrenombres habituales.
Pasaron los a?os y con ellos termin¨® la etapa del instituto escuela, los alumnos se dispersaron y no s¨¦ de qu¨¦ modo G. M. P. al cabo del tiempo encontr¨® la pista de Wamba, cuya vida se hab¨ªa convertido en una serie de aventuras y vicisitudes encadenadas: hizo la guerra del 36 en Espa?a en el lado de la Rep¨²blica; logr¨® escapar en la di¨¢spora final y pudo llegar al norte de ?frica, donde se enrol¨® a las ¨®rdenes del general L¨¨clerc junto a muchos otros espa?oles, y pasaron a Inglaterra y tomaron parte en el desembarco de Normand¨ªa. En el dif¨ªcil avance sobre Par¨ªs, la energ¨ªa de L¨¨clerc y la sinton¨ªa de su divisi¨®n permitieron que los soldados de la "nueve", con abundantes espa?oles, fueran los primeros en entrar en Par¨ªs para su liberaci¨®n. El coche militar que utilizaba uno de ellos ten¨ªa escrita en la portezuela la palabra "Wamba". Yo he visto una fotograf¨ªa de ese coche militar.
Al leer, cuando se public¨® hace pocos a?os, la novela de Javier Cercas Soldados de Salamina, record¨¦ inmediatamente el relato de las andanzas de Wamba y pens¨¦ que Gonzalo Men¨¦ndez Pidal hab¨ªa hablado con el autor de ello por la semejanza con la vida de Miralles, el protagonista de la novela. Pero no era as¨ª: fue una historia repetida, con peque?as variaciones en muchos casos, y casi en cada uno de los combatientes espa?oles de la "nueve", heroicos y sufridos, que pasaron 10 a?os de sus vidas -los mejores- luchando por la causa de la democracia y la libertad, en muchas ocasiones forzados para lograr la supervivencia.
No recuerdo el final de la historia de Wamba o Bamb¨², como le llamaban sus compa?eros, pero tengo idea de que muri¨® relativamente joven, sin perder la imagen de joven espa?ol con un peque?o bigote y el aire castizo que he visto en una fotograf¨ªa.
El alumno del instituto escuela que tom¨® parte en la liberaci¨®n de Par¨ªs hace 60 a?os aparece en el libro que Gonzalo Men¨¦ndez Pidal, su compa?ero de clase, va a publicar pr¨®ximamente junto a otros muchos personajes, sucesos, acontecimientos, vivencias y an¨¦cdotas de diferente orden y especie, que no merecen -ni uno solo de ellos- caer en el olvido ni permanecer en la ignorancia, ya que forman parte de ese conglomerado en el que estamos todos implicados y que llamamos Historia. En este caso, la verdadera Historia.
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