En el tiempo de Mahler
Inici¨® Iberm¨²sica un nuevo ciclo de conciertos de abono denominado con precisi¨®n Orquestas y Solistas del Mundo con lleno absoluto de la Sala Sinf¨®nica del Auditorio. No en vano se trata de una de las series madrile?as de m¨¢s netos perfiles internacionales y, para comenzar, escuchamos a la Bayerisches Staatsorchester (?pera de Baviera) bajo la direcci¨®n de su maestro titular desde 1998, Zubin Mehta, en la Sinfon¨ªa n¨²mero 3, de Gustav Mahler, nacido de Kalisch, Bohemia.
Mahler no fue exactamente un hombre y artista modesto, y bastar¨ªa como demostraci¨®n su anuncio casi prof¨¦tico: "Mi tiempo llegar¨¢", lo que realmente sucedi¨® a partir de los a?os sesenta de nuestro siglo XX. La evoluci¨®n expansiva del gran compositor y director podr¨ªa tener su primer cap¨ªtulo hist¨®rico en la Novena sinfon¨ªa de Schubert, la de "divinas longitudes" para Schumann. Y es que Mahler pertenece al mundo cultural de Viena, lo que, por ejemplo, queda claro en la Sinfon¨ªa n¨²mero 3, aplaudida, por en¨¦sima vez en Madrid, en la excelent¨ªsima y luminosa versi¨®n de Zubin Mehta y la centuria muniquesa, con la colaboraci¨®n de las voces del Orfe¨® Catal¨¢, la Escolan¨ªa de Nuestra Se?ora del Recuerdo de C¨¦sar S¨¢nchez y la mezzo de Lujbijana, Marjana Lipovsek.
Ciclo Orquestas y Solistas del Mundo
Bayerisches Staatsorchester, Orfe¨® Catal¨¢ y Escolan¨ªa del Recuerdo. Director: Z. Mehta. Coros: J. Vila i Casa?as y C. S¨¢nchez. Iberm¨²sica. Auditorio Nacional, Madrid, 12 de septiembre.
Mehta y sus colaboradores nos llevaron por un mundo, sorprendente y ya familiar, pleno de combinaciones t¨ªmbricas arriesgadas, hondamente l¨ªrico o popular -con inclusi¨®n, por cierto, del tema de la jota aragonesa recogida por Glinka en su Viaje a Espa?a, pero mahlerizada con inteligente inventiva-, reflejo de estados an¨ªmicos de su autor y evocador y exaltador de viejas tonadas como la que entonan los ni?os cantores (Cantan tres ¨¢ngeles una dulce canci¨®n, de Des Knaben Wundernhorn), transcendente en los versos de Nietzsche (dolor profundo, no tanto como el gozo, af¨¢n de eternidad).
Pero la gigante sinfon¨ªa evidencia, cual sucede invariablemente en Mahler, un extraordinario dominio, una enso?ada y estremecedora expresividad bien se aplique a un motivo noble o a unas m¨²sicas militares que desbordan las altas tesituras y, sin duda, una espectacularidad sonora que unos momentos convence y otros vence. Mehta no extrema los t¨¦rminos para darnos la imagen exacta del pensamiento y el saber de Mahler con m¨¢ximo poder de comunicaci¨®n.
?xito total y comienzo magn¨ªfico del ciclo. Lleg¨® y est¨¢ instalado en la historia y en la vida el "tiempo de Mahler".
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