Brian Wilson reconstruye 'Smile', el disco perdido de los Beach Boys
"Fue concebido como una sinfon¨ªa dedicada a Dios", dice el m¨²sico
Era el disco in¨¦dito m¨¢s legendario de la historia del pop. Smile iba a coronar la maduraci¨®n de los Beach Boys tras el sublime Pet sounds (1966). Su autor principal, Brian Wilson (Inglewood, 1942), conceb¨ªa Smile como "una sinfon¨ªa adolescente dedicada a Dios". Sin embargo, no lleg¨® a publicarse, aunque lanzaron sus canciones m¨¢s indiscutibles, como Good vibrations, Heroes and villains y Surf's up, aparte de un elep¨¦ mucho menos ambicioso, Smiley smile (1967). Ahora se publica oficialmente Smile en una nueva grabaci¨®n.
El paso del tiempo convirti¨® a Smile en el Santo Grial de los adictos al pop orquestal californiano. Brian Wilson cree que el Smile de 2004 (Nonesuch/DRO) es la respuesta a esa ferviente demanda: aunque reci¨¦n grabado, insiste en que es fiel a su concepto original. Y lo est¨¢ defendiendo mediante conciertos selectos y entrevistas frustrantes. ?Era consciente de que, en 1967, compet¨ªa frontalmente con los Beatles? "S¨ª, eso dice Paul . Yo tambi¨¦n segu¨ªa todo lo que hac¨ªan. Les escuchaba a ellos y a Phil Spector", dice el m¨²sico desde Par¨ªs en una conversaci¨®n telef¨®nica. El Smile original ?no era un intento, muy a?os sesenta, de hacer el equivalente californiano de las grandes obras sinf¨®nicas de George Gershwin o Aaron Copland? "No, no me atrev¨ªa a tanto." El Smile de 2004 ofrece 17 canciones distribuidas en tres radiantes collages. Se ha realizado con el director musical de su banda, Darian Sahanaja, y el letrista y m¨²sico Van Dyke Parks, c¨®mplice de Brian Wilson en el Smile de 1967, "aunque todav¨ªa hay versos suyos que no entiendo".
No fue duro rehacer Smile. "Lo grabamos en menos de dos semanas, con los m¨²sicos tocando juntos". El primer Smile le ocup¨® muchos meses en diferentes estudios de Los ?ngeles, cuando la norma exig¨ªa que cada sesi¨®n produjera una o m¨¢s canciones acabadas. La pregunta es obvia: ?no hubiera resultado m¨¢s coherente partir de lo registrado en 1966-67, con todos los a?adidos o recortes que fueran necesarios? Brian se irrita: "Esta versi¨®n suena mejor y los m¨²sicos son superiores".
Se pueden hacer comparaciones: desde hace a?os, se venden de tapadillo versiones piratas de Smile, reconstruidas por an¨®nimos aficionados a partir de cintas sacadas de los archivos de Capitol. Una compa?¨ªa misteriosa, Vigotone, lanz¨® tres CD con -se supone- todo lo que se conserva de las sesiones de 1966-67 m¨¢s un cuarto CD que presentaba su visi¨®n del Smile. Aunque pretender adivinar, m¨¢s de treinta a?os despu¨¦s, c¨®mo lo conceb¨ªa entonces Brian Wilson es una gran audacia. De hecho, Capitol rescat¨® buena parte del material en la caja retrospectiva Good vibrations (1993). M¨¢s all¨¢ de que algunas cintas de 1966-67 est¨¦n perdidas, deterioradas o incompletas, la decisi¨®n de regrabar Smile puede obedecer a motivos legales. La historia interna de los Beach Boys duerme en los juzgados californianos, depositarios de infinitas demandas entre los miembros o contra discogr¨¢ficas y editoriales. Por ejemplo, Brian ha roto con Mike Love, su primo, que dirige unos Beach Boys que prosperan en el circuito de la nostalgia. Hoy, Brian desprecia esa formaci¨®n: "Tocan peor que la banda que yo tengo actualmente. Nos hablamos... a trav¨¦s de nuestros abogados." Aparentemente, Love es propietario del nombre; la legitimidad art¨ªstica sigue residiendo en Brian.
Dennis y Carl Wilson, hermanos de Brian e importantes miembros del grupo, murieron en 1983 y en 1998. Con tal madeja de miserias, resulta comprensible que Brian, hoy con 62 a?os, recuerde diferentes razones para desechar Smile. "Capitol se asust¨®, era m¨²sica demasiado avanzada". En realidad, la discogr¨¢fica ya sab¨ªa que la naciente onda psicod¨¦lica vend¨ªa: hab¨ªa lanzado el Sgt. Pepper's, de los Beatles, y lleg¨® a imprimir 400.000 portadas para Smile. Resulta m¨¢s probable que un personaje tan pragm¨¢tico como Mike Love se asustara ante la nueva direcci¨®n de los Beach Boys, que pod¨ªa alienar a su p¨²blico, reticente a las experimentaciones lis¨¦rgicas. Algo de eso hubo, reconoce Brian: "Mis hermanos tampoco estaban convencidos. Adem¨¢s, a Carl le quer¨ªan mandar a Vietnam [se declar¨® objetor de conciencia]. Todos ten¨ªamos problemas".
Amante del sexo y las drogas, Dennis intim¨® con el clan de asesinos que dirig¨ªa Charles Manson. Los problemas de Brian tuvieron consecuencias: "Tomaba demasiadas drogas. Sacar Smile hubiera sido reconocerlo p¨²blicamente". Sin embargo, ahora ya no tiene esas connotaciones: "Mi mujer no conoci¨® el LSD y le gustan estas canciones. Las oyen los ni?os y tambi¨¦n disfrutan. Ya no me trae malos recuerdos".
Una mente fr¨¢gil
Conversar con Brian Wilson no es sencillo. Est¨¢ su sordera, dice que resultado de un golpe brutal de Murry Wilson, su padre, un tirano que intent¨® controlar a los Beach Boys. Sus respuestas son breves y reh¨²sa profundizar, aunque pueda ponerse a cantar un fragmento favorito. Sus acompa?antes le disculpan: "Brian sigue bajo tratamiento". El drama, aclaran, es que su depresi¨®n no fue detectada y no se trat¨® correctamente. En 1975, alejado de la m¨²sica e incapaz de funcionar, cay¨® en manos de Eugene Landy, un psic¨®logo que tambi¨¦n quiso sacarle el jugo: lleg¨® a firmar como coautor de canciones y se convirti¨® en su heredero. La familia de Brian denunci¨® a Landy y perdi¨® su licencia para ejercer en California. Ahora, su ¨¢ngel protector es Melinda Ledbetter, su segunda esposa. Aparte de cuidar de su medicaci¨®n, se ocupa de racionalizar sus apariciones y grabaciones. La idea es que haga giras cortas y se despreocupe de tratar con la industria: "Lo siguiente ser¨¢ un disco de
rock and roll,
con canciones originales".
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